Por muy tapados que vayamos por la calle, nuestra piel no se libra de recibir agresiones o afectacionesdurante los meses invernales. Esto se debe a que la piel está muy expuesta a ambientes enrarecidos, al humo del tabaco y de los automóviles, a la calefacción de casa o de la oficina, a los rayos del sol en lugares de montaña, al contacto con productos irritantes en el hogar o el trabajo…
Nuestra piel es más proclive entonces a presentar sequedad en manos, piernas y labios, o a padecer quemaduras solares asociadas a la nieve, urticarias por reacciones alérgicas, acné, sabañones por el frío o la mala circulación…
Hidrata tu piel en invierno
Una primera medida de precaución pasa por una buena hidrataciónmás o menos continua. Eso pasa por beber agua o zumos a lo largo de la jornada, por vestir ropa que abrigue, pero que también transpire, y si es necesario, por aumentar la humedad ambiental de casa o del lugar de trabajo utilizando humificadores.
Pero, sobre todo, pasa además por hidratarte bien la piel con cremas o pomadas adecuadas. Las cremas convencionales suelen contener derivados del petróleo; en cambio, las naturales recurren principalmente a ingredientes vegetales de composición más afín a la piel.
¿Y por qué no hacer tu propia crema?
Si dispones de tiempo y paciencia, te puedes preparar las cremas en casa, a base de plantas medicinales y esencias.No hace falta especial maña y te aseguras de utilizar ingredientes naturales de calidad.
Antes de ponerse a ello, conviene saber la diferencia entre crema y pomada. Básicamente, la diferencia consiste en que las cremas llevan agua y las pomadas no, lo que les confiere texturas y propiedades diferentes:
- Las pomadas o ungüentos combinan grasas o aceites con plantas y actúan sobre la piel creando una capa protectora.
- En cambio, al llevar agua además de grasas y plantas, las cremas penetran más en la piel y resultan más refrescantes.
Algunas de las plantas más empleadas para la elaboración de cremas (y también de pomadas o ungüentos) son la caléndula, la consuelda, el hipérico, el llantén, el árnica, el ciprés, el tomillo, el malvavisco, la manteca de karité, el aguacate y el té verde, entre otras.
Hemos seleccionado cuatro de ellas como ejemplo, pero puedes recurrir a aquellas que más te gusten por sus propiedades:
- Caléndula. Los capítulos florales de la Calendula officinalis alivian en caso de dermatitis, acné juvenil, quemaduras leves, micosis, erupciones cutáneas, heridas y llagas.
- Árnica. Las cremas con los grandes capítulos florales del Arnica montana se usan en luxaciones, esguinces, hematomas, picaduras, urticarias…
- Ciprés. Los conos o gálbulos maduros de Cipressus sempervirens son un tónico venoso, útil en caso de varices, hemorroides, úlceras varicosas, sabañones, verrugas, hipersudoración, picaduras, heridas con sangrado…
- Aguacate. Utiliza la pulpa, la piel y las semillas de Persea americana. Es un regenerador cutáneo, idóneo en pieles secas, cuarteadas y envejecidas, y en eccemas secos.
Cómo preparar una crema natural paso a paso
Además de los ingredientes, para preparar una crema cosmética en casa necesitarás hacerte con algunos utensilios:
- una pequeña báscula para pesar la planta
- un recipiente de acero inoxidable para calentar al baño maría
- una bolsa para tamizar
- un tarro de vidrio oscuro o traslúcido
Una vez te hayas equipado, el proceso es sencillo. Descubre primero los pasos que debes seguir y, a continuación, dos fórmulas caseras concretas ideales para el invierno para empezar a probar.
- Elige la planta: escoge la parte de la planta que necesites (el capítulo floral, los pétalos, las hojas…) y pésala. Necesitarás 200 g si es una planta fresca, recién cosechada o adquirida, o bien la mitad, 100 g, si trabajas con planta seca.
- Prepara el emulsionante: elige un emulsionante natural como la cera de candelilla, una alternativa vegetal a la cera de abeja. Funde 500 g de ese emulsionante al baño maría en un recipiente de acero inoxidable.
- Mezcla los ingredientes: añade al emulsionante ya fundido unos 230 g de glicerina, los 200 g de planta fresca (o 100 g de planta seca) y 200 ml de agua, remueve sin parar y deja cocer a fuego lento 3 horas.
- Deja enfriar: una vez transcurridas las 3 horas, retira del fuego y cuela la mezcla mediante una bolsa para tamizar. Remueve la pasta para ayudar a que se enfríe y espera a que tome consistencia.
- Envasa la crema: introdúcela en tarros de cristal oscuro o translúcido, séllalos y añade una etiqueta informativa, con el contenido y la fecha.
A continuación te ofrecemos la receta de dos cremas naturales. Contienen plantas idóneas para el cuidado de la piel en los meses fríos, son fáciles de elaborar y muy eficaces.
Crema regenerante de aguacate y caléndula
Esta crema, muy nutritiva, es ideal para regenerar la piel y muy adecuada para aplicar en caso de infecciones dérmicas y picaduras.
Ingredientes
- 0,5 g de oleato de caléndula
- 2 g de pulpa de aguacate
- 5 g de aceite de rosa mosqueta
- 0,5 g de alantoína
- 10 ml de infusión de llantén mayor o rosal silvestre
- 100 g de un emulsionante vegetal
- 0,2 g de vitamina E (conservante)
Preparación
- Funde el emulsionante al baño maría y ve añadiendo los otros ingredientes, sin dejar de remover.
- Déjalo a fuego lento 2 horas
- Fíltralo por un tamiz.
Aplícala en masaje suave, 3 veces al día.
Crema calmante de árnica
En esta crema el árnica se combina con llantén y malvavisco, lo que la hace ideal para el cuidado de quemaduras, pieles irritadas, eccemas y dermatitis.
Ingredientes
- 20 g de llantén fresco
- 20 g de árnica
- 20 g de raíz de malvavisco
- 300 g de un emulsionante vegetal
- 1 g de vitamina E (conservante)
Preparación
- Derrite el emulsionante al baño maría en un cazo.
- Añade las tres plantas y remueve con una cuchara de madera, a fuego lento durante 40 minutos.
- Filtra y remueve para que adquiera consistencia.
Aplícala en masaje suave, hasta 3 veces al día.