Lucir unas canas bien cuidadas es un orgullo y una opción estética que cada vez eligen más mujeres. Es una prueba de autoconfianza y autonomía, y además se evita la exposición a los productos químicos que se encuentran en los tintes comerciales.

Los riesgos de los tintes comerciales

Es normal que la aparición de los primeros pelos blancos en la treintena nos pille desprevenidos y que, sin pensarlo demasiado, nos agarremos a los tintes que la industria muestra con tremendos recursos publicitarios, pero es un riesgo.

  • La parafenilendiamina (PPD) y la 2,5-tolilendiamina (PTD) son precursores químicos del color, muy agresivos. El PPD es una amina alergénica que se usa en los tintes oscuros; se ha relacionado con mayor incidencia de cáncer de vejiga, pero su uso sigue autorizado. El PTD se usa como alternativa al PPD, pero los científicos también sospechan de una sensibilización cruzada entre ambos: si eres alérgica al PPD, también reaccionarás a los residuos de PTD.
  • El resorcinol es otro precursor del color y puede provocar una intensa reacción alérgica. Además es un disruptor endocrino reconocido por la Unión Europea.
  • Los polietilenglicoles, que aparecen en la lista de ingredientes con el prefijo PEG- o el sufijo -eth, ablandan la estructura del cabello para que absorba mejor los pigmentos. Pero estos emolientes entran inevitablemente en contacto con el cuero cabelludo y favorecen que se absorban otras sustancias potencialmente dañinas.
  • El amoniaco, que ayuda a fijar el color, es responsable del olor acre de los tintes. Es irritante, ataca la estructura del cabello y allana el camino a otras sustancias alergénicas. Se supone que las fragancias sintéticas lo enmascaran, pero también pueden causar reacciones alérgicas y endocrinas.

Existen tintes naturales como alternativa, normalmente de henna. En algunos salones aplican tintes naturales a base de plantas, arcillas y aceites vegetales de máxima cubrición y duración.

La opción de no teñirse

Si optamos por lucir las canas, podemos cuidarlas con champús y acondicionadores que muestren una certificación natural o ecológica. Por lo demás, no necesitan atenciones específicas, aunque se pueden realizar algunas recomendaciones:

  • Recortar el cabello cada 6 semanas para evitar las puntas abiertas.
  • Aplicar una mascarilla hidratante una vez a la semana. Puedes tratar el cabello con unas gotas de aceite de coco después del lavado. No es aconsejable secarlo con aire caliente.
  • Protegerlo del sol con sombreros y pañuelos en las horas centrales del día, porque el cabello blanco carece de melanina y es más sensible al sol, que puede resecarlo y amarillearlo.