En los cambios estacionales, prestamos atención a nuestro rostro, adaptando nuestros rituales faciales al nuevo clima y la que respuesta que da nuestra piel a estos cambios; preparamos nuestro cuerpo con exfoliantes e hidratantes que le devuelven la suavidad e igualan su tono y textura; damos un repaso a nuestros pies para que se adapten lo mejor posible al cambio de las sandalias por calzados más cerrados y resistentes, pero ¿y nuestras manos? ¿Les dedicamos la atención que merecen en esta época de retomar rutinas o emprender nuevas actividades?

Las manos son nuestra herramienta para desarrollar multitud de acciones cotidianas y pocas veces nos paramos a identificar la tensión que se acumula en ellas, de hecho, solemos hacerlo cuando el dolor se manifiesta abiertamente, habiéndonos perdido todo lo que la prevención podría haber hecho por nosotros. Para acabar con esta insana costumbre, os proponemos una serie de ideas, fáciles de realizar en casa y capaces de devolver el bienestar y la belleza a nuestras manos.

Un baño de sales contra el dolor

Para controlar el dolor articular y muscular acumulado en las manos como fruto del uso diario, en el que recurrentemente cargamos peso, utilizamos ordenadores o generamos apoyos sobre las mismas, podemos elaborar un baño a base de agua caliente y sales de Epsom, ricas en sulfato de magnesio, muy apropiadas en estos casos de dolor y fatiga.

Necesitaremos aproximadamente 250 gramos de estas sales por cada litro de agua empleada en nuestro baño si queremos que resulten verdaderamente efectivas, además de disponer de entre 15 y 30 minutos, a ser posible en un espacio tranquilo y ambientado para la ocasión, para disfrutar de nuestro tratamiento.

Podemos potenciar los beneficios de este ritual añadiendo al agua caliente alguna sinergia de aceites esenciales:

  • Podemos usar lavanda y rosa, que nos ayudarán a mantener la piel elástica, libre de imperfecciones y calmada.
  • Otra opción son los aceites esenciales de limón y árbol de té, para aclarar, iluminar y combatir posibles infecciones en las uñas.
  • También podemos añadir algunas hierbas, flores secas o plantas, como la manzanilla, la malva y la hierbaluisa, por mencionar algunos ejemplos que, al infusionar en el agua caliente, sumarán sus beneficios a nuestro baño.

¿A qué esperas a poner en remojo tus manos?

Renueva la piel con un exfoliante natural

Debido al uso, a la distribución irregular de pesos o incluso al trabajo con materiales posiblemente irritantes, algunas zonas de las manos pueden presentar descamación, grietas, callosidades o rugosidades e imperfecciones de la piel de diversa índole. Los laterales de los dedos, los talones de las manos y algunas áreas del dorso, suelen ser las zonas más castigadas por este tipo de problemáticas.

Un exfoliante de manos a base de partículas que arrastren y pulan sin agredir la piel, acompañado de un tratamiento hidratante adecuado a las necesidades de la zona, puede ayudarnos a disfrutar de unas manos más suaves y resistentes progresivamente.

El azúcar de caña, el polvo de bambú, la cáscara de coco, las semillas de fresa o el arroz son buenos ejemplos de estas partículas exfoliantes que nos ayudarán a eliminar células muertas, suavizar e igualar la textura de las manos. Añadidas a una base de aceite vegetal y aceites esenciales, nos permitirán trabajar sobre las manos cómodamente e incluso emplear parte de la misma mezcla para dar un repaso a los codos, una de las áreas del cuerpo más tendentes a la sequedad y rugosidad.

La aplicación de una fórmula hidratante posteriormente aportará a la piel los nutrientes necesarios para sentirlas cómodas, elásticas y manejables. Solemos recomendar formatos más untuosos para la noche, ricos en mantecas vegetales como las de karité, cacao o coco, que incluso podemos envolver en guantes y dejar actuar durante toda la noche a modo de mascarilla, y formulaciones más ligeras para el día, momento en que necesitamos sentirlas más libres y livianas al entrar en contacto con más objetos de la vida cotidiana.

Cuida de tus uñas

Dentro de los cuidados de las manos, no podemos olvidarnos de las uñas ni de la base sobre la que se sostienen, las cutículas. Para evitar heridas, deformaciones de la piel e incluso problemáticas más graves en la sujeción de nuestras uñas, el uso de aceites vegetales o bálsamos que combinen mantecas, ceras y aceites vegetales, dando lugar a fórmulas muy ricas en nutrientes, nos ayudarán tanto a mantener estas zonas acondicionadas como a empujar las cutículas con ayuda de un palito de naranjo, embelleciéndolas y liberándolas de posibles excesos acumulados por falta de descamación o arrastre.

Posteriormente, podemos limar las uñas con la ayuda de una lima, siguiendo siempre la misma dirección en el limado, dándoles la forma deseada según nuestros gustos, además de aplicar una base sobre ellas que se amolde al estado actual de nuestras uñas.

Existen en el mercado productos cada vez más especializados en el tratamiento de las mismas que ofrecen soluciones a la falta de hidratación, ruptura, amarilleo o laminado de las uñas, entre otras, problemas bastante comunes, posibles de resolver con productos de fácil aplicación y constancia en el uso de los mismos.