El árbol de karité (Vitellaria paradoxa), de cuyas nueces se obtiene la popular manteca del mismo nombre utilizada por la industria cosmética, crece en las sabanas del África central y occidental.
Es una especie imponente: puede alcanzar los 15 metros de altura con un tronco de un metro de diámente, y puede vivir hasta 300 años.
Karité significa "árbol de la mantequilla" y la obtención de la manteca –resultado de un laborioso proceso artesanal en que se elimina la cáscara, se seca la pulpa al sol, se aplasta y finalmente se hierve– da trabajo a muchas mujeres de países como Burkina Faso, Costa de Marfil o Mali.
Esta mantequilla se puede comer y forma parte de las recetas tradicionales de la región, pero también se ha usado para el cuidado de la piel, aplicación que ha triunfado en todo el mundo.
El karité mantiene tu piel hidratada de forma natural
Su riqueza en ácidos grasos insaturados –sobre todo ácido oleico–, vitamina E con propieades antioxidantes y antiinflamatorios fitoesteroles –"hormonas" vegetales que favorecen la regeneración de la piel– son las razones de que se incluya en numerosos cosméticos. En los productos manufacturados la podemos encontrar en la lista de ingredientes con el nombre de Butyrospermum parkii.
En casa puede emplearse también la manteca pura: favorece la hidratación de la piel y el cabello secos, mejora los labios agrietados y la nariz irritada, y previene la aparición de estrías.
Para hablar con exactitud, no es que el karité hidrate la piel, como no lo hace ningún aceite, sino que al extender una película esta evita que la piel deshidrate por contacto con el aire.
Por otra parte, al tener propiedades emolientes, los productos a base de karité se emplean asimismo como alternativa a la cortisona en el tratamiento de pieles con eccema o dermatitis.
Manteca de karité cruda o refinada
La manteca de karité se puede encontrar cruda o refinada.
- Cruda, sin refinar: no ha recibido ningún tratamiento y no se le ha añadido ningún aditivo. Es de un color amarillento o gris y desprende un aroma fuerte.
- Refinada: se eliminar su olor natural junto con otros componentes, lo que favorece su uso como ingrediente y su conservación. Es más blanca y tiene una textura más fina y unifome que la sin procesar.
Cómo aplicar la manteca de karité pura
- Coger la cantidad justa que vayamos a utilizar.
- Como a temperatura ambiente tiene una consistencia sólida, pero se funde con el calor de la piel, conviene frotarla antes en el hueco de la mano para que se aplique mejor.
- Aplicar con un ligero masaje hasta que haya sido absorbida por la piel.