¿Cómo protegernos mejor del sol? Alrededor de esta cuestión clave surgen muchas otras, tantas que puedes caer en la tentación de dejarlo todo y ponerte la primera crema que encuentres al lado de las cajas del supermercado. No lo hagas, las preguntas siempre tienen una respuesta.

Cómo elegir una buena crema solar

Un producto para protegerse del sol de calidad y que no implique riesgos para la salud debe recurrir necesariamente a los filtros físicos en lugar de a los químicos.

La razón es que los filtros químicos –como el methoxycinnamate, octinoxate o el octocrylene, entre otros– son alergénicos y disruptores endocrinos.

Los filtros recomendables son los físicos o minerales como el dióxido de titanio o el óxido de zinc, que crean una pantalla sobre la piel, siempre que su presentación no sea en forma de nanopartículas (estas pueden filtrarse dentro del organismo con efectos desconocidos).

Los filtros físicos sin nanopartículas son los únicos permitidos en las cremas con certificación natural o ecológica reconocida (como Cosmos, BDIH, Vida Sana, AIAB o Ecocert).

Sin derivados del petróleo

Estas cremas, además, carecen de otros ingredientes problemáticos, como los perfumes y otros compuestos derivados del petróleo.

Otra ventaja importante es que los filtros físicos ofrecen protección no solo frente a las radiaciones UVA, sino también frente a las UVB.

Por supuesto, existen diferencias de calidad entre las marcas certificadas: unas se extienden y absorben mejor que otras.

No te despistes con el factor de protección

El factor de protección no es el único dato decisivo y mucha gente no lo entiende bien. Se cree, por ejemplo, que un factor 30 o 50 permite estar seguro con una sola aplicación y en cualquier circunstancia.

No es así. El efecto depende del tipo de piel, la intensidad del sol, el tiempo de exposición y la cantidad de crema extendida sobre la piel. Hay que tener en cuenta todo esto, no solo el factor de la crema.

El número del factor tiene una lógica: una cantidad determinada de crema con factor 50 te va a proteger el doble de tiempo que la misma cantidad con factor 25. Pero no te va a proteger si te pasas con el tiempo.

Un filtro de 20 o 25 es suficiente para pasar un tiempo razonable expuesto al sol. Y siempre se puede aplicar una nueva dosis para alargar el tiempo.

El tiempo concreto no se puede determinar, pues depende del tipo de piel, la hora del día o la zona geográfica.

Cómo ponerse la crema

Las claves son elegir una buena crema, utilizarla bien y ser sensato en nuestra relación con el sol. Estos son algunos consejos:

No es necesario ponerse una crema con filtro físico media hora antes de ponerte al sol, como ocurre con las químicas. Puedes hacerlo en la playa y comenzarán a protegerte desde el primer minuto.

¿Cuánta crema?

La cantidad depende lógicamente de las dimensiones del cuerpo, pero la media es de unos 25 ml de crema solar (un par de cucharadas soperas aproximadamente) para todo el cuerpo.

De este dato puedes sacar algunas consecuencias: un bote de 150 ml te va a servir para 6 aplicaciones.

Para todo el cuerpo es para todo el cuerpo: no te olvides de la nariz, las orejas, el dorso de los pies y de las manos.

Y recuerda que al meterte en el agua vas a perder buena parte de la protección, así que tendrás que volver a ponerte crema.

Como norma general, si no te bañas, hay que aplicarse de nuevo la crema a las dos horas.

Recurre a los sombreros, a la ropa y a las sombras entre las 12 y las 16 horas y cuando ya hayas tomado tu dosis diaria de sol. También es importante que bebas agua para que el cuerpo pueda regular su temperatura adecuadamente.

¿Y si te quemas?

Si pese a todo lo que ya sabes te quemas, tienes que beber más (la piel quemada va a necesitar más líquido para curarse) y aplicar agua fresca, vinagre blanco y gel de aloe vera en la zona afectada.