Del mismo modo que existe el slow food, se puede definir el "slow beauty" como la tendencia en el cuidado corporal que tiene en cuenta la salud, los efectos a largo plazo, la sostenibilidad ecológica, la justicia social, la conciencia corporal y la autoestima. Es la tendencia contraria a la "cosmética basura", que casi siempre sale cara para el bolsillo, para el cuerpo y para el planeta.

La slow beauty va más allá de las cremas que se aplican, es un cambio de hábitos que invita a tomarse la vida con calma, saboreando cada momento y viviendo de acuerdo con un estilo de vida saludable.

Los principios del slow beauty

Los amantes de la belleza lenta asumen que no tienen que poseer el último producto cosmético en el que se han invertido millones en publicidad. Es inifinitamente más importante interesarse por cómo se ha fabricado el producto, si los ingredientes son buenos para el cuerpo a largo plazo y si es seguro para el medioambiente.

Los siguientes principios representan la belleza lenta:

  • La rutina de cuidado que incluya higiene, descanso, relajación y tratamientos naturales está por encima del producto cosmético concreto.
  • Menos es más: unos pocos productos naturales son suficientes.
  • Todo producto, incluidos los cosméticos, tiene efectos sobre la fauna, las plantas y el clima.
  • Se trata también de elegir cosméticos que tengan "alma", que despierten los sentidos: tacto, vista, olfato...

Estos principios pueden dar la vuelta al actual impacto de la cosmética convencional. Según un estudio de la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU., la industria de la cosmética y la belleza fue responsable de un tercio de los residuos no reciclables en los vertederos, principalmente por la producción de envases de un solo uso.

Muchos productos cosméticos contienen microplásticos y aceite de palma, producidos de forma nociva para el medio ambiente.

Por otra parte, la presencia de ingredientes naturales en un producto no es suficiente para "salvarlo". Hay que interesarse por su origen. Productos como la manteca de karité, la manteca de cacao y la mica a menudo se extraen de la naturaleza destruyendo ecosistemas o se producen en condiciones de trabajo inhumanas.

Así puedes integrar el slow beauty en tu día a día

Con estos tres consejos puedes integrar fácilmente el slow beauty en tu vida cotidiana:

1. Practica el cuidado personal

Un estilo de vida saludable es la base más importante para gozar belleza desde adentro. Esto no solo incluye una dieta equilibrada, evitando sustancias adictivas como el alcohol y los cigarrillos, sino también el deporte regular y el ejercicio al aire libre.

Amarte a ti mismo, cuidar tu salud mental y evitar el estrés crónico en el trabajo y en las relaciones también son parte del cuidado personal básico. El yoga, la meditación, llevar un diario te puede ayudar.

2. Simplifica tu rutina de aseo

Encuentra productos de cuidado personal que funcionen para tu cuerpo. Ignora las promesas publicitarias de resultados instantáneos a través de un producto específico. Por lo general, esto es solo marketing o el efecto se simula a corto plazo con ingredientes no sostenibles que, sin embargo, dañan la barrera de la piel a largo plazo.

Las células de la piel tienen un ciclo de renovación de 28 días, así que ten paciencia y dales tiempo para que se regeneren antes de buscar un nuevo producto. Combina la aplicación de tu crema hidratante o aceite facial con un masaje facial relajante.

3. Piensa en el planeta y en otras personas

Apoya con tu dinero productos que hayan sido fabricados bajo condiciones de trabajo justas y respetuosas con el medio ambiente. Lo ideal es comprar a empresas que utilicen ingredientes naturales sin rutas de importación de larga distancia, que no realicen pruebas en animales y que ofrezcan envases reutilizables o reciclables.

No olvides pasarte por la sección de cosmética cuando entres en una tienda de comercio justo.