Se venden muchas pastillas y métodos para rejuvenecer, pero hasta ahora nada ha demostrado alargar más la vida que comer lo justo y ayunar si es necesario.

Según un dicho ayurvédico, en la vida se tienen unas cuantas respiraciones, unas cuantas pulsaciones y unas cuantas raciones de comida, y cuando se acaban te vas.

Si es mejor consumirlas rápido o despacio depende de los gustos.

Comer poco hace vivir más años

Existen muchos estudios con animales, y también la experiencia de las personas longevas.

Ya en 1908 el doctor Max Rubner señaló que todos los organismos disponían de una cuota de energía a lo largo de la vida.

En 1930, Clive M. McCay, de la Universidad de Cornell, comparó un grupo de ratas al que daba comidas muy justas con otro al que alimentaba con comida abundante, y el primer grupo duplicó el tiempo de vida.

Las poblaciones más longevas del Cáucaso, el Karakórum y los Andes consumen casi un tercio menos de calorías que un ciudadano occidental. Tienen en común una dieta semivegetariana, baja en calorías y en grasas.

Otro factor que contribuye en gran medida a su salud y forma física es, sin lugar a dudas, la práctica habitual de ejercicio.

Comer menos protege el organismo

Restringir la ingesta calórica protege las neuronas de la vejez.

Además, la capacidad de sobrevivir a periodos de escasez aumenta si se está entrenado a comer poco. Los animales que sobreviven a periodos de escasez viven más, y las personas también.

Un detalle importante: quienes pasan periodos de hambre no deseados, por guerras o escasez, y lo toman como algo perjudicial y con gran enfado, tienen menos defensas, mientras que quienes ayunan voluntariamente, o controlan sus dietas, mantienen el buen humor y lo viven como algo fisiológico, tienen las defensas más fuertes.

Por qué comemos más de lo necesario

Hoy nos encontramos con la gran paradoja mundial de que muchísima gente muere de hambre y otra vive menos por comer demasiado.

El no va más de la ciencia actual en esta sociedad de consumo son los trabajos de investigación sobre "restricción calórica mimetizada", que buscan una molécula que imite los efectos fisiológicos de la ingesta hipocalórica aunque se siga comiendo demasiado.

Ante todo este panorama sólo se me ocurre poner un poco de sentido común y dar una receta dietética no habitual: lo saludable es comer lo justo. Ahora bien,¿ dónde está "lo justo"?

Si respecto a lo considerado oficial comes poco serás anoréxico; si comes mucho, bulímico; y si vigilas lo que comes, ortoréxico.

Recomendaciones para comer menos (y vivir más)

  • Sigue una dieta que suponga una reducción de un 10-1 5% del denominado peso establecido.
  • Por kilo de peso corporal no ingieras menos de 0,5 g de proteínas al día ni más de 1 g de grasas.
  • Come los hidratos de carbono necesarios para alcanzar las calorías precisas, pero de los complejos; evita en lo posible el azúcar normal.
  • Practica el ayuno con regularidad en función de tu experiencia.