¿Te sientes rígida o flexible? ¿Puedes realizar con facilidad los movimientos que te exigen tus actividades cotidianas? ¿Disfrutas cuando bailas o al practicar ejercicio físico un poco exigente?
La flexibilidad es un indicador de bienestar físico y puede mejorarse con estiramientos y ejercicios concretos.
La flexibilidad tiene, además, un reflejo en el funcionamiento de la mente y las emociones. Es fácil comprobar que las personas con un pensamiento rígido, inflexible, o que reprimen sus emociones muestran falta de flexibilidad y armonía en sus movimientos.
El grado de flexibilidad depende en buena medida del estado del sistema fascial, formado por tejidos de diferente densidad, resistencia y flexibilidad. Este sistema compacta, da forma, compartimenta y estabiliza el organismo.
Además, está conectado al sistema nervioso y le informa de las tensiones mecánicas que experimenta nuestro cuerpo. Y, por tanto, también es un sistema sensitivo que responde a la influencia de nuestras emociones.
Te proponemos varios ejercicios que te ayudan a estirarte y que trabajan el tejido fascial.