Ante determinadas alteraciones, tomar un suplemento natural puede ser una buena opción que evite tener que recurrir a fármacos con más efectos secundarios. Antes de tomar cualquier suplemento conviene consultar con un especialista. Una vez comprobado que el suplemento es adecuado para ti, algunas pautas pueden ayudar a que estos actúen en el organismo de la forma más eficaz.

Además de preferir los suplementos naturales, conocer algunas normas generales puede mejorar la absorción y el metabolismo de los complementos nutricionales, así como saber cuándo conviene tomarlos con las comidas o fuera de ellas.

Diferencias entre complementos naturales y artificiales

El proceso de elaboración de un suplemento determina en gran medida su efecto sobre el organismo: su absorción, su biodisponibilidad y su excreción.

Los suplementos dietéticos se dividen en dos grandes grupos:

  • De origen natural: algunos son nutrientes que se presentan tal como los ofrece la naturaleza (levadura, ajo, hígado de pescado, propóleo), mientras que otros se someten a un proceso de transformación pero siguen obteniéndose de fuentes naturales (vitamina E del aceite de soja, vitamina C extraída de la acerola, lecitina de soja, enzimas digestivas... ).
  • De síntesis: son suplementos que se elaboran en un laboratorio. Pueden ser idénticos a los naturales en cuanto a su estructura molecular (como por ejemplo la vitamina C o las del grupo B), o bien ligeramente distintos, porque no pueden ser copiados exactamente (es el caso de la vitamina E). Estos análogos sintéticos resultan muy baratos y los usan muchos fabricantes.

Pero... ¿cómo actúan unos y otros en el organismo? ¿En qué se diferencian los suplementos naturales y sintéticos?

La explicación es sencilla: la biodisponibilidad y la absorción de los naturales es del cien por cien porque presentan la estructura que el organismo precisa para su metabolismo, mientras que un producto de laboratorio, al ser sintetizado químicamente, da lugar a dos estructuras homólogas (forma levógira y forma dextrógira), de las cuales solo una será absorbida por el organismo.

Así pues, un 50% del producto resultante no solo no presenta actividad sino que además interacciona con los receptores celulares e impide que el 50% efectivo realice su función al completo. El resultado es que solo un 25% de un complemento sintético es realmente biodisponible.

Por otra parte, los residuos que generan las sustancias naturales son mínimos, ya que se absorben casi totalmente. En cambio, las de síntesis generan moléculas inútiles para las células que deben ser excretadas a través del hígado, riñones o intestino, con lo que incrementan la carga tóxica y el trabajo de los órganos depuradores.

Pautas para tomar los suplementos

Se pueden seguir algunas pautas para intensificar los efectos beneficiosos de los complementos nutricionales:

  • Vitaminas del grupo B. Se recomienda el complejo B completo para evitar desequilibrios.
  • Ácidos grasos y vitamina E. Se recomienda su suplementación conjunta para que los ácidos esenciales no se peroxiden.
  • Calcio. Para el correcto metabolismo del calcio es necesaria la presencia de boro, magnesio, fósforo y vitamina D.
  • Aminoácidos. Su ingesta debe acompañarse de vitaminas B6 y C. Si se toman de forma individual, se aconseja complementarlos con una fórmula equilibrada de aminoácidos esenciales y no esenciales.

Cuándo tomar suplementos en las comidas

Por otra parte, para una óptima absorción y metabolismo del suplemento se han de respetar unos tiempos de ingesta determinados. Conviene tener en cuenta si se han de tomar antes de las comidas, con ellas o fuera de ellas. Se toman:

  • Fuera de las comidas:
    • Los aminoácidos, que deben tomarse con agua o zumo, no con leche, para evitar que entren en competencia con proteínas procedentes de los alimentos;
    • Algunos antioxidantes como la luteína o el resveratrol;
    • El desmodium (el mejor momento es en ayunas);
    • Las enzimas proteolíticas cuando se desea un efecto anti inflamatorio;
    • Todos aquellos cuya absorción o efecto pueda verse interferido por la presencia de los alimentos.
  • Antes de las comidas (unos 30 minutos):
  • Con las comidas:
    • Los multivitamínicos;
    • El complejo B;
    • Las enzimas digestivas;
    • Los antioxidantes de tipo vitamínico;
    • Los minerales.
  • Con alimentos grasos (yogur, ensalada aliñada con aceite de oliva, queso fresco, etc.):
    • Las vitaminas A, D, E y K (liposolubles);
    • Los ácidos grasos esenciales;
    • La lecitina de soja;
    • Algunos antioxidantes como los carotenos.

Los mejores suplementos para afrontar el estrés

Para mantener a raya el estrés es importante identificar sus causas pero también resulta útil incrementar el aporte de nutrientes que consume el sistema nervioso y recurrir a plantas que potencian la resistencia corporal.

El estrés provoca cambios en la función inmunitaria, altera la gastrointestinal, produce hipertensión, aumenta las reacciones alérgicas y desequilibra los niveles hormonales y enzimáticos del organismo.

Ante él la respuesta habitual es recurrir a fármacos tranquilizantes, alcohol e incluso drogas pero resulta preferible identificar las fuentes de estrés, comprender que vivimos en un mundo lleno de exigencias en el que las condiciones del entorno se modifican más rápido de lo que podemos asimilar y que se pueden tomar medidas para neutralizarlo de manera natural.

El estrés es un proceso interactivo en el cual están en juego las demandas de la situación y los recursos del individuo para afrontarlas. No siempre podemos modificarlas -aunque la valoración subjetiva puede modificar su impacto en el organismo-, pero sí aumentar nuestros recursos.

Una buena opción es incrementar la cantidad de nutrientes que el sistema nervioso consume, así como ingerir adaptógenos: plantas que mejoran las funciones fisiológicas del cuerpo e incrementan la resistencia a las influencias adversas.

Entre estos productos destacan:

  • Vitaminas del grupo B. Reducen la ansiedad y la irritabilidad e impiden el agotamiento del sistema nervioso a la larga.
  • Vitamina C. Un incremento de esta vitamina potencia la preparación del organismo frente al estrés.
  • Magnesio. Produce la relajación de los nervios y contribuye tanto a reducir la ansiedad diurna como a mejorar el sueño nocturno. También es importante tener buenos niveles de calcio, cromo, potasio y cine.
  • Taurina. Este aminoácido actúa como un neurotransmisor inhibidor de la hiperexcitabilidad cerebral, con lo que facilita el descanso.
  • Ginseng, rodiola, astrálago. Son plantas adaptogénicas que promueven la mejora del rendimiento físico y mental.