Elaborar conservas caseras es una buena forma de aprovechar la gran cantidad de excedentes de producción que podemos tener puntualmente si gozamos del privilegio de disponer de cultivos de autoabastecimiento ecológicos, ya sea de un huerto familiar como de un huerto urbano, sobre todo si ya no sabemos a quién regalar esas hortalizas recién cosechadas que llenan las cestas.
¿Qué hacer con esos tomates que maduran en pleno verano, cuando ya no damos abasto para consumirlos en ensaladas y nos hemos cansado de elaborar salsa? ¿Qué hacemos con esa enorme col, de la que sigue quedando la mitad en la nevera? ¿Y con el cesto de manzanas que me ha regalado el vecino? ¿Y con los guisantes, espinacas o judías tiernas que solo cosecho durante unas semanas al año?
Existen numerosas formas de conservación, desde las clásicas como la esterilización al baño María, a otras tan efectivas pero menos conocidas, como el uso de un secador solar, la deshidratación por difusión osmótica, los lactofermentados o el enterrado en arena o fibra de coco que se aplica a raíces como la zanahoria o la remolacha roja.
4 formas de conservar alimentos de forma natural