¿Podemos prolongar nuestra vida hasta límites insospechados? Esta es la gran pregunta que plantea el documental Ciencia de la vida: Longevidad, de National Geographic, dirigido por Graziella Almendral, que se acaba de estrenar este 4 de octubre en el canal National Geographic, disponible en España en la plataforma multicanal de Movistar+.

A través de entrevistas con científicos y expertos en la materia, el documental nos revela un dato importante: en 2040 España podría convertirse en el país más longevo del mundo gracias a factores como nuestro sistema sanitario, la genética o la alimentación pero también gracias a la capacidad que tenemos de relacionarnos, a la protección que nos brindamos unos a otros y que reduce la angustia en los malos momentos.

Para realizar este documental se ha contado con científicos, investigadores, gerontólogos, ingenieros, economistas, periodistas... Un gran elenco de profesionales que, desde áreas de conocimiento bien distintas, se acercan al secreto de las personas que viven más y mejor.

El escritor Francesc Miralles, colaborador habitual de Cuerpomente y experto en la materia de la longevidad, y Héctor García viajaron a la isla de Okinawa donde conocieron el secreto de la longevidad y la felicidad de la mano de los habitantes del lugar. De ese viaje nació Ikigai, un libro que a día de hoy se ha traducido a más de 50 idiomas.

Los autores de Ikigai han vuelto al país de la longevidad para reencontrarse con los centenarios de Okinawa y grabar este fabuloso documental, que nos acerca los secretos de la comunidad más longeva del mundo y nos muestra cómo la ciencia permite superar enfermedades que hace poco limitaban la vida de quienes las padecían.

De la longevidad a la inmortalidad

El filme dirigido por Graziella Almendral aborda los últimos avances de científicos de nuestro país, así como las preguntas que surgen asociadas a esta aspiración.

La ciencia considera que las personas que hoy tienen cuarenta años, si llevan un estilo de vida sano, con los últimos avances podrán vivir al menos hasta los 120. ¿Seguirá estando, entonces, la jubilación a los 65? ¿Qué hará el ser humano con casi media vida disponible a partir de ese momento? ¿Habrá parejas que duren cien años? ¿Adiós a la muerte?

Algunos científicos afirman incluso que, si los avances contra el envejecimiento cumplen sus objetivos, la nuestra podría ser la última generación mortal de la historia. De hecho, investigaciones recientes se aventuran en terrenos aún más asombrosos: el envejecimiento podría ser incluso reversible.

¿Estamos preparados para la inmortalidad?

La ciencia investiga hoy cómo dar más años al cuerpo y con más salud. Desde antaño, se analiza la trascendencia, la inmortalidad de la esencia.

  • ¿Qué dicen las religiones?

La mayoría de religiones fueron concebidas en un tiempo en el que el envejecimiento del cuerpo era inevitable, con excepciones prodigiosas como la de Matusalén, el abuelo de Noé, que según la Biblia habría vivido 969 años. Por lo tanto, el alma era el único refugio para nuestro deseo de inmortalidad.

Para el budismo y otras religiones de Oriente, el cuerpo envejece y muere, pero es solo un mero vehículo para el alma, que contiene la esencia de la persona y se va reencarnando en su camino de perfección hasta que queda liberado de la rueda de la muerte y el renacimiento. Para el Islam, al fallecer la persona "cruza el umbral" y es interrogada por dos ángeles sobre su vida espiritual.

Luego es llevada a Barzaj, un lugar a medio camino entre la Tierra y el reino de los Cielos. El grado de sabiduría alcanzado durante la vida terrenal determinará su destino en ese nuevo plano de existencia. Para el cristianismo, el ser humano tiene un nacimiento dual en cuerpo y alma. Al morir, solo el alma sobrevive, pero su destino es volver a encarnar su cuerpo el día de la resurrección de los muertos.

  • La resurrección de cada día.

Sobre esto último, estuve recientemente en Vilnius presentando al sacerdote lituano Algirdas Toliatas, autor del libro Haz las paces contigo mismo, que se se ha publicado este año en nuestro país.

Al terminar el acto, un hombre mayor le preguntó: "Padre, soy católico y creo en la inmortalidad, pero tengo una duda teológica con la resurrección. Entiendo que, como Jesús, después de morir renaceremos, pero ¿cómo que? Me gustaría saber si voy a renacer como un engendro o como un adonis, como un ser muy limitado o como alguien con una mayor comprensión".

El Padre Algirdas le respondió: "Hermano, yo de ti no me preocuparía por tu resurrección el día que te mueras. ¿Sabes? Cada noche es una pequeña muerte a la que, con suerte, sigue tu resurrección. Nadie de aquí puede asegurar que cuando hoy se duerma, mañana va a despertar. Por eso cada día resucitamos en el mundo. Yo de ti me centraría en decidir qué quieres ser mañana".

  • La era de la incertidumbre

¿Qué clase de sociedad tendremos cuando alcancemos la edad de Matusalén? Mónica Melle, doctora en ciencias económicas y empresariales y profesora de la Universidad Complutense, se plantea qué sucederá si, en un futuro, vivimos en una sociedad con cuatro categorías humanas: previejos, viejos, superviejos e inmortales. Será sostenible esa economía? ¿Quiénes trabajarán y durante cuánto tiempo?

En lugar de la brecha entre ricos y pobres, ¿hablaremos de mortales e inmortales? ¿Será la eternidad un privilegio exclusivo de los más ricos? En el fondo de este debate está la pregunta clave: ¿estamos preparados para la inmortalidad?

Es imposible saber con certeza de qué manera se organizará este mundo. De momento, solo podemos lanzar hipótesis.