Las partes y los arcos
Podemos diferenciar en él tres partes: el retropié o parte posterior, cuya función principal es la de soporte y tiene una estructura ósea más amplia que el resto; el mediopié o parte media, con una función principal de adaptación; y el antepié o parte anterior, con una función principal de propulsión y donde los huesos son más largos.
Al igual que sucede en la arquitectura, con el fin de distribuir mejor las cargas el pie consta de diferentes arcos dinámicos que le dan una forma de bóveda a su planta. El interno va desde el hueso calcáneo hasta la cabeza del primer metatarsiano, es el más elástico y se modifica en función de los requerimientos de carga o descarga.
El arco externo va del hueso calcáneo hasta el hueso del quinto metatarsiano, es el más rígido y aporta mucha estabilidad. El arco transversal se halla justo detrás de las cabezas de los metatarsianos, es el más corto, une los dos arcos longitudinales en su parte anterior y permite la adaptación del antepié en el espacio.
Relaciones posturales
Junto con el sistema vestibular y visual, el pie es uno de los captores posturales de información más importantes para gestionar la propiocepción corporal.
A mayor equilibrio de su tono y líneas de tensión, así como de la coordinación con el resto del cuerpo, nuestra postura en bipedestación podrá descansar de manera equilibrada en el centro del polígono de sustentación que forman los pies, facilitando a la vez movimientos más eficientes.
Cuando el pie es el origen de la restricción de movilidad de otra zona corporal se habla de pie causativo. Por el contrario, si el pie compensa restricciones de otras zonas del cuerpo a fin de intentar evitar molestias y dolores, se habla de pie adaptativo. Pero con el tiempo, un pie adaptativo puede convertirse en causativo al fijarse la información o los patrones de restricción.
Tengamos en cuenta que el pie es una estructura dinámica que se puede moldear al trabajar sobre su tejido conjuntivo, mejorar su vascularización e inervación, así como su interrelación corporal.
El objetivo de un tratamiento postural en relación a los pies es abrir los espacios de restricción para que puedan tomar contacto con el suelo relajadamente, a la vez que logramos una orientación bidireccional sin esfuerzo de la extremidad inferior, pelvis, tronco, columna y cráneo hacia el espacio.
De pie varo y pie valgo
Teniendo en cuenta la parte posterior del pie puede hablarse posturalmente de pie valgo, pie neutro y pie varo.
- En un pie varo se observa la tendencia del tendón de Aquiles a inclinarse hacia el exterior. Salvo otras posibles compensaciones, la cadena adaptativa o causativa será la de rodillas también en varo, la pelvis en una posición de apertura, la zona sacra verticalizada y una disminución de la curvatura lumbar.
- En un pie valgo se puede observar la tendencia del tendón de Aquiles a inclinarse hacia el interior. Salvo otras posibles compensaciones, la cadena adaptativa o causativa será la de rodillas también en valgo, la pelvis en una posición de cierre, el aumento del ángulo sacro y de la lordosis lumbar.
Calzado y comodidad
Al comprar calzado hay que tener en cuenta la forma del pie. En el pie egipcio, el dedo gordo es el dedo más avanzado; en el pie griego lo es el segundo dedo; en el pie cuadrado esos dos dedos se hallan alineados.
Al probar un calzado nuevo hay que sentir si existe suficiente distancia hasta la punta en relación con la forma personal del pie.
Recordemos que el calzado tiene una función de protección y estabilización, pero debe ser cómodo en las tres zonas mencionadas (retropié, mediopié, antepié) y debe permitir realizar las tres fases de la marcha (contacto, desarrollo del apoyo plantar y propulsión) de manera natural.
Un zapato o incluso calzado deportivo demasiado apretado o con los cordones muy ajustados puede comprimir las ramas dorsales del nervio fibular superficial, cuyo paso desde la parte anterior del tobillo y el empeine queda muy expuesto a la posible compresión, por ello puede dar señales de molestia, adormecimiento o dolor.
Consejos posturales
Al sentarte, sé consciente del contacto de tus pies con el suelo y del soporte que le dan al resto del cuerpo.
Nota cómo una posición equilibrada sobre el eje longitudinal de tu pie y el equilibrio entre la parte externa e interna de la articulación del tobillo te invita a alinear el pie con la rodilla y la espina iliaca anterosuperior, a mantener una posición más neutra de la zona lumbar y transmitir una posición relajada a tu columna.