Síntomas de que el suelo pélvico no está bien
Algunos síntomas revelan que la musculatura del suelo pélvico no se encuentra en el mejor estado:
- ¿Se te escapa el pipí?
- ¿Tienes que correr al baño cuando llegas a casa?
- ¿Te duele durante las relaciones sexuales?
- ¿Se te ha escapado un "aire " anal o vaginal?
- ¿Sientes como si llevaras un tampón mal puesto?
- ¿Tienes sensación de peso en el bajo vientre?
- ¿Te cuesta o te duele ir de vientre?
Cualquiera de estos síntomas o problemas que afecten al mundo urinario, ginecológico, sexual o defecatorio es motivo suficiente para realizar una consulta sobre el estado del suelo pélvico con una fisioterapeuta especializada.
¿Por qué da tantos problemas el suelo pélvico?
Cuando imaginas el suelo pélvico, seguramente lo visualizas como una hamaca. Es una idea lógica, pero incompleta. El suelo pélvico no cuelga allá abajo, aislado. Forma parte de un conjunto más grande con forma de esfera: la esfera abdominopélvica.
Imagina la esfera como un globo:
- La parte de arriba es el diafragma.
- La pared es el transverso del abdomen –el músculo más profundo de los abdominales–.
- La parte de abajo es el suelo pélvico.
Las tres partes trabajan en equipo. Cuando aprietas el globo por arriba el otro lado se abomba. La presión que viene de arriba cae abajo, sobre el suelo pélvico.
El suelo pélvico no es cosa solo de mujeres. Los hombres también lo tienen, solo que, por diferencias anatómicas evidentes, expresamos problemas diferentes. Los hombres tienen el mismo sistema de presiones que las mujeres.
Reeducar el sistema
El suelo pélvico no suele ser el origen de los problemas, sino que sufre las consecuencias. La esfera se desprograma y al suelo pélvico le cae un exceso de presión, que a menudo lo debilita.
Hay que reeducar el sistema para que la faja abdominal, el suelo pélvico y el diafragma vuelvan a trabajar en equipo, es decir, repartiendo correctamente las presiones. Por este motivo un enfoque demasiado local sobre el suelo pélvico (como cuando solo se realizan los ejercicios de Kegel) se queda corto.
De los ejercicios hipopresivos a la actitud hipopresiva
Sin duda es necesario trabajar cuando hay problemas, pero tanto o más interesante es prevenirlos. Lo conseguiremos adoptando una actitud hipopresiva, es decir, aprendiendo a vivir teniendo en cuenta al suelo pélvico, sin caernos sobre él, respetándolo. La actitud hipopresiva es una actitud corporal y vital.
Decimos que el suelo pélvico es "un mundo de reinas", porque la postura es la base. Es una postura desplegada, expandida, abierta… y la elongación es su clave. Al elongar (con la barbilla recogida) activamos la faja abdominal.
Una postura de reina abre espacios, disminuye presiones, activa músculos amigos y optimiza el funcionamiento de la esfera abdominopélvica.
Juega en casa: ponte un peso encima de la cabeza y ¡ponte a caminar como una reina!