Combinar un masaje de pies con el estímulo de puntos reflejos constituye una potente herramienta para reequilibrar la salud con múltiples beneficios. Ahora bien, un automasaje pide regularidad, aprender a conocerse mediante el propio tacto y a aplicar la intensidad ideal para cada punto doloroso a la presión.

Reflexoterapia para aplicar en casa

Los ejercicios que proponemos pueden servir para despertar la curiosidad y la creatividad.

Para empezar con la rutina, que también se utiliza en el masaje de shiatsu, respira con profundidad un par de veces. Esto te ayuda a centrarte en lo que vas a hacer y prepara tu cuerpo para estar más presente. Frotamos las manos para hacerlas entrar en calor y para que la sensación al tocar nuestros pies sea más agradable.

Adopta una postura cómoda, sobre todo para que te permita disfrutar del momento. Sin ninguna exigencia más.

Empieza por el pie izquierdo. Resulta placentero empezar a sentir la piel de los pies. Estrecharlos entre las manos aporta una sensación de tranquilidad y relajación porque su estimulación supone no solo un bienestar físico, sino también psicológico y emocional.

Aplica el masaje siguiendo el sentido de las agujas del reloj para activar la función del sistema reflejo; si se hiciera en sentido contrario, se inhibiría. Observamos, repasamos con las yemas de los dedos y decidimos si hay algo que requiere especialmente nuestra atención o si nos hacemos un tratamiento general.

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Elige una postura cómoda y calienta las manos

Busca un lugar de temperatura agradable y luz tenue, ponte música relajante si lo deseas y adopta una postura cómoda: lo mejor es sentado en una silla.

Realiza dos o tres respiraciones lentas y profundas para centrarte y, cuando estés listo, frota las manos entre sí para calentarlas e iniciar la rutina.

Los primeros ejercicios te ayudarán a relajar los pies y darles descanso. Además los dejará mejor preparados para recibir el masaje en zonas o puntos concretos que se explican después, pensados para tratar dolores o molestias en otras zonas del cuerpo.

Guíate siempre por las señales que te muestran tus pies. Seguir el camino que nos marcan los puntos dolorosos es una buena vía para ir conociéndonos poco a poco.

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Presiona sobre una línea de puntos

Salvo que se indique lo contrario, empieza siempre por el pie izquierdo y luego pasa al derecho.

Como primer paso, presiona con los dos pulgares una línea imaginaria que va desde el talón hacia los dedos.

Empieza en la base del talón, por el centro, y acaba en la almohadilla de los dedos, entre el pulgar y el dedo medio.

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Pasa el rodillo con los nudillos

A continuación, pasa los nudillos tres o cuatro veces por toda la planta del pie, ejerciendo cierta presión.

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Moviliza todos los dedos

Con la planta ya más relajada, trabaja dedo por dedo, apretando y movilizando cada una de las pequeñas articulaciones.

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Dibuja círculos con el codo

Con el codo flexionado, vuelve a dibujar círculos, dejando caer el peso del tronco para aumentar la presión. 

Para finalizar, apretuja los pies con ambas manos como si escurrieras una esponja.

Aquí finaliza la rutina básica para aliviar los pies cansados. Puedes pasar directamente al ejercicio con pelota final si tu objetivo es simplemente relajar los pies, pero también puedes seguir trabajando otros puntos, como los que siguen, para relajar otras zonas del cuerpo y aliviar molestias concretas. 

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Para aliviar la espalda y la columna

La zona refleja de la columna vertebral va por el lado interno de cada pie desde el talón (donde se sitúa el cóccix) hasta el extremo del dedo gordo (donde se encuentran virtualmente las vértebras cervicales). Es frecuente que al presionar sobre esta zona responda con dolor.

Vuelve a trabajar punto por punto, haciendo un masaje en rotación. Con el pulgar presiona buscando sentir el hueso y allí masajea. Ve subiendo, poniendo más atención e intención en los puntos más molestos (será más de uno).

Al relajar la musculatura, este masaje es capaz de aliviar los dolores a la altura de las vértebras lumbares, dorsales o cervicales sin tocar las zonas afectadas.

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Para relajar las rodillas

Para relajar las rodillas, la cadera y las piernas pesadas, puedes aplicar un masaje con el talón de un pie sobre el empeine del otro.

Alternativamente ve de un pie al otro. Así activarás la zona reflexológica del talón y el empeine.

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Para aliviar los tobillos

Al masajear la espinilla conseguimos relajar los tobillos y los pies.

Realiza el masaje con el talón desnudo del otro pie, aplicando bastante fuerza. Lo podemos hacer sentados o bien tumbados en el suelo.

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Para activar las suprarrenales y afrontar mejor el estrés

Más que sobre puntos, en el masaje reflexológico trabajamos por zonas. El área de la glándula suprarrenal se sitúa en la parte interna del pie, cerca de donde termina el arco plantar, como se observa en la imagen. Inmediatamente debajo de ella encontramos el riñón, básico en el funcionamiento del organismo.

Activarás fácilmente la glándula suprarrenal presionando con el pulgar y ejerciendo un movimiento circular, siguiendo siempre el sentido de las agujas del reloj.

Estas glándulas sintetizan, entre otras, la hormona adrenalina, que ayuda a responder ante una situación estresante o afrontar un incremento de actividad física o mental.

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Para descongestionar las fosas nasales

Para descongestionar la nariz, se puede estimular el pulpejo de cada dedo.

Un masaje profundo de todos los dedos ayuda a abrir los senos nasales. También podemos pellizcar la carne.

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Para calmar el dolor de cabeza

Para mitigar el dolor de cabeza, puedes actuar sobre los puntos reflejos del hígado.

La Medicina Tradicional China da mucha importancia a este órgano (entendido como un sistema energético, no como una simple víscera) como generador del dolor de cabeza. Un punto armonizador lo encontramos en el dorso del pie, entre el pulgar y el segundo dedo.

Masajearlo con dos dedos es aconsejable para reducir cefaleas, náuseas o rigidez muscular.

Según la medicina china, el hígado se desequilibra con facilidad en una sociedad tan exigente como la nuestra. El hígado se trata en el pie derecho, pues hay que tener en cuenta que las molestias en cada zona del organismo se tratan desde el pie correspondiente.

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Ejercicio final con pelota sobre las zonas más dolorosas

Puedes terminar la rutina con este ejercicio con pelota.

Ponte en pie, pisa una pelota pequeña y deja caer el peso del cuerpo sobre esa pierna y ese pie que pisan la pelota.

Incide con movimientos lentos sobre las zonas dolorosas.

El pie, un mapa reflejo de tu cuerpo y tus órganos internos

Para la reflexología podal, en la planta del pie se manifiestan todas las partes del cuerpo. Desde el punto de visto físico, la relación se entiende como una respuesta del sistema nervioso. A nivel energético, más propio de la Medicina Tradicional China u otras técnicas, se explica con la idea de que cada parte del organismo manifiesta su totalidad. Así, lo que sucede en la planta del pie lo encontramos en la oreja o la palma de la mano.

Lo mejor es que la reflexoterapia funciona, como se puede comprobar en el trabajo con agujas en la oreja que se estudió tanto en China como en Francia a mediados del siglo pasado con el Dr. Paul Nogier.

En el mapa reflexológico del pie aparecen dibujados los diferentes órganos, glándulas y el sistema músculo-esquelético. Buscando la localización de nuestros puntos dolorosos podremos entender mejor qué nos pasa por dentro. Descubrir qué órganos se quejan o son más sensibles a la presión de los dedos.

También podremos poner más intención en algunas zonas que gracias a un diagnóstico previo sabemos que sufren alguna alteración.

Cómo practicar el automasaje para aumentar sus efectos

A la hora de regalarnos un automasaje, debemos permanecer vigilantes en algunos aspectos y a la vez estos nos harán estar más presentes, con una actitud de atención. Aunque le dediquemos poco tiempo, si lo hacemos con conciencia nos permitirá detectar los cambios sutiles.

Aun poniendo énfasis en las zonas dolorosas, hemos de ampliar nuestro campo de acción e intentar llegar a todo el pie. Podemos aplicar aceite de masaje, cremas y aromatoterapia en función del estado físico en que nos encontremos y de lo que queramos conseguir o potenciar.

Al acabar, nos detenemos un instante para valorar la diferencia de cómo estábamos antes y cómo nos sentimos después del masaje. No solo buscando cambios en los pies, sino observando el resto del cuerpo y el estado de ánimo.

¿Qué dicen tus pies sobre tu salud?

Encontrar un poco de tiempo para ti y tus pies es una rutina agradecida, pero también hay que invertir en el aprendizaje. Con la práctica serás capaz de reconocer sutiles cambios en los pies a través del tacto y la observación visual, y con ello sentir qué necesitas interiormente, qué te afecta y qué mueve tus emociones.

También puedes descubrir nuevas verrugas o callos. Si cambia la hidratación o el color de la piel y esta aparece seca o con eccemas. Modificaciones en forma de pecas, lunares o en el aspecto de las uñas. Conocer qué forma y posición tienen los dedos. Si existen cicatrices o grietas.

En función de dónde aparecen las novedades, los pies nos están diciendo una cosa u otra. Para interpretar el lenguaje de los pies debemos hacernos con un mapa reflexológico (en internet es muy sencillo). Si relacionamos el lugar donde se ha producido la transformación y cómo es esta, descubriremos lo que nos ocurre interiormente.

Estas son algunas pistas que nos dan los pies de lo que pasa en otros lugares de nuestro cuerpo:

  • El rojo nos habla de calor acumulado
  • El blanco indica frío que puede acumularse en el área lumbar y producir dolor muscular. Activar las zonas más pálidas puede calentar las lumbares.
  • La piel que se escama habla de sequedad de algún órgano, como el pulmón.
  • Y si pensamos en emociones, la zona del hígado se quejará si estamos estresados.

Son ejemplos de lo que podemos "leer" en la planta del pie conjuntamente con un mapa reflexológico. Es un juego y a la vez una llave para conocer un poco más nuestro cuerpo.

Todos tendemos a recaer en los mismos desequilibrios y problemas de salud. Con la experiencia conseguida con el tiempo que hemos destinado a conocer nuestros pies, sabremos cuáles serán los puntos que suelen responder con dolor durante el masaje.

Resulta curioso palpar, en los primeros masajes, como pequeños cristalitos parecidos a azúcar. Diríamos que son la expresión física de bloqueos internos que gracias al masaje podemos ir disolviendo.

Si se realizan automasajeas con regularidad, las zonas reflejas dolorosas irán generalmente disminuyendo y nos iremos sintiendo más equilibrados y más resistentes a sufrir cualquier alteración a las primeras de cambio.

Depurar el organismo a través del masaje de pies

El cuerpo reacciona tras el automasaje, da respuestas y nos informa con diversas señales. Lo más normal es un aumento de la segregación de orina. Es aconsejable acabar la sesión en la zona (refleja) de la vejiga. Es como empujar todas las toxinas que se han movilizado en el masaje hacia el camino más sencillo para su posterior expulsión.

También podemos observar un aumento de la salivación, un incremento de la sudoración corporal o la aparición de secreción o goteo nasal.

Todos son recursos del organismo para limpiarse.

Asimismo se pueden "abrir las puertas" para que salgan emociones reprimidas y se expresen en forma de llanto o sueños. Mejor dejarnos llevar por lo que aparece y no poner barreras a lo que nos pide una parte de nosotros mismos.

Por último, puede que el cuerpo nos exija descanso y nos entre una profunda somnolencia.

Contraindicaciones de la reflexología podal

El automasaje es un cuidado muy seguro, pero cabe señalar algunas contraindicaciones. Debido sobre todo al desconocimiento de las zonas de presión, se puede activar algo que no nos interesa.

En caso de embarazo, especialmente durante los tres primeros meses, mejor no darse masajes.

Es recomendable la misma precaución si sufrimos algún trastorno en los pies o si las piernas se hinchan de manera anormal. En procesos febriles tampoco se recomienda.

Una vez hechas estas advertencias, os animo a hacer del automasaje en los pies un compañero de viaje para equilibrar las tensiones diarias. Seguro que os aportará agradables sensaciones.