Ir en bicicleta, además de divertido, es una excelente forma de cuidar la salud. Es un ejercicio aeróbico de bajo impacto que, practicado de forma habitual, puede ayudarte a estar más en forma y alejar diversas enfermedades, al tiempo que cuidas el planeta.

En los últimos años han proliferado las bicicletas eléctricas, una forma de transporte que facilita el pedaleo y no depende de combustibles fósiles. Aunque en comparación con otros medios de transporte (como el coche) reducen el impacto medioambiental, no son tan ecológicas como las bicicletas tradicionales debido a las baterías que utilizan.

¿Qué son las bicicletas eléctricas?

Las bicicletas eléctricas son vehículos de dos ruedas que tienen incorporado un motor eléctrico que ayuda a pedalear más fácilmente (normalmente integrado en la rueda trasera). También cuentan con una batería recargable, un controlador y un sensor de pedaleo, lo que hace que sean un poco más pesadas que las bicicletas tradicionales.

  • La batería puede tener una autonomía de 20 a 100 kilómetros antes de necesitar volver a cargarse (en función del modelo) y generalmente está ubicada en el cuadro o en el portaequipajes trasero de la bicicleta. Normalmente son extraíbles y se cargan en unas 3 a 6 horas. En algunos casos, se pueden cargar mientras se pedalea (lo que se conoce como “regeneración de energía”).
  • El controlador administra la energía de la batería y proporciona asistencia al motor.
  • El sensor de pedaleo detecta la velocidad y la fuerza del pedaleo para controlar la asistencia del motor.

También suelen tener una pantalla en el manillar que indica la velocidad, la carga de la batería u otros datos, en función del modelo.

Las bicicletas eléctricas solo proporcionan asistencia mientras se pedalea y, de acuerdo con la legislación actual, el motor se desconecta más allá de los 25 km/h y su potencia debe ser inferior a 250W.

¿Qué beneficios tienen las bicicletas eléctricas?

Igual que sucede con las bicicletas tradicionales, ir en bicicleta eléctrica tiene muchos beneficios para la salud. Por ejemplo:

  • Fortalece los músculos de las piernas, la espalda y el abdomen, mejora la postura y reduce el riesgo de lesiones.
  • Aumenta la flexibilidad y el equilibrio.
  • Ayuda a mantener un peso saludable.
  • Mejora la salud cardiovascular y reduce así el riesgo de sufrir enfermedades cardiacas.
  • Reduce el estrés y mejora el estado de ánimo.

¿El ejercicio cansa o descansa? Te lo contamos en este vídeo:

Además, a diferencia de las bicicletas tradicionales, las eléctricas requieren un menor esfuerzo físico y ayudan a remontar terrenos empinados más fácilmente, lo que las hace muy apropiadas como medio de transporte para uso diario o para distancias largas y también para personas que no están en un estado de forma óptimo, pero quieren realizar actividad física.

Impacto medioambiental de las bicicletas eléctricas

No hay duda de que las bicicletas eléctricas, al igual que las tradicionales, son mucho mejores para el medioambiente que los coches y otros vehículos motorizados. Son más limpias y ecológicas, ya que no emiten gases contaminantes y su huella de carbono es mucho menor. Además, cuantas más personas las usen, más se reduce la congestión del tráfico.

No obstante, su impacto medioambiental es mayor en comparación con las bicicletas tradicionales, debido principalmente a sus baterías. Igual que otros dispositivos electrónicos, generalmente las baterías de las bicicletas eléctricas son de iones de litio (lo que las hace ligeras y duraderas) y contienen materiales tóxicos como el cobalto, el níquel o el litio, que pueden ser perjudiciales para la salud humana y para la del medioambiente si no se gestionan adecuadamente.

Para extraer o producir estos materiales se generan emisiones de gases de efecto invernadero, algo que también puede ocurrir durante su eliminación si no son reciclables. Asimismo, si las baterías no se reciclan adecuadamente, los tóxicos que contienen pueden contaminar la tierra y el agua, lo que puede dañar los ecosistemas y la vida animal. Por ello, es importante que los fabricantes de esté tipo de bicicletas sigan prácticas responsables de producción y reciclaje para minimizar el impacto medioambiental y que, si vas a comprar una, te asegures de que el fabricante está comprometido con el medioambiente.

Un informe llevado a cabo por investigadores de la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid determinó que las bicicletas eléctricas emiten unos 317 kg de CO2 en toda su vida útil, una cifra 16 veces más baja que la de un coche convencional y 6 veces inferior a la de una moto de baja cilindrada. También vieron que el 60% de estos residuos se generan en el proceso de extracción de los materiales y de fabricación de la bicicleta.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que, del mismo modo que sucede con otros tipos de baterías (como las de los móviles), con el paso del tiempo se degradan y dejan de cargar bien, por lo que hay que cambiarlas. No obstante, las nuevas baterías cada vez son más duraderas.