El chikung, la técnica corporal basada en la medicina tradicional china, que cultiva la energía, nos permite sintonizar nuestro interior con el exterior y nos ayuda a ganar energía en lugar de perderla. Una energía tranquila que nos sincroniza con la naturaleza.

Para ello, debemos entrenar la atención, porque permite a las neuronas que gobiernan las funciones corporales y mentales sentirse apoyadas y funcionar mejor para adaptarse al entorno. La atención la aplicaremos a tres partes interrelacionadas de nuestro ser: la respiración, el elemento más vital; las partes del cuerpo que tocan el suelo, y la visualización de lo que en chikung se conoce como las seis direcciones del cielo.

Comienza observando la respiración

Para sintonizar con el exterior comenzaremos practicando con la respiración a cualquier hora del día, durante diez minutos o, si no puedes, durante al menos una respiración.

Se trata de aceptar la respiración –cada respiración– como es. De una inspiración a la siguiente, sin manipularla, observándola. Veremos que hay respiraciones más largas y más cortas, más rápidas y más lentas, más profundas y más superficiales.

La relación con la tierra

Es difícil entender y experimentar la gravedad, porque la gravedad no cambia y el cerebro solo entiende aquello que cambia.

Para experimentarla, empezaremos tumbándonos en el suelo boca arriba, poniendo la atención en las superficies del cuerpo que tocan el suelo. De ese modo reconocemos lo que hay en este momento y damos al cerebro la llave del cambio que se produce a lo largo del ejercicio.

Las seis direcciones del cielo

Se trata de visualizar o de imaginar cómo nos proyecta la gravedad hacia el cielo y hacia el suelo, hacia delante y atrás, hacia la derecha y la izquierda.

Comenzaremos de pie, sintiendo el centro de nuestro cuerpo en la cadera y las partes del cuerpo vinculadas a la tierra: cadera, piernas y pies, y su prolongación: el suelo que pisamos y la tierra.

Luego, las partes del cuerpo vinculadas al cielo: tronco y brazos, columna vertebral, cabeza, techo de la habitación y, por fin, el cielo. Las comparamos, observando cuál de las dos direcciones visualizamos mejor. Proseguimos con la visualización de la parte anterior y posterior del cuerpo, y el costado derecho e izquierdo.

Dirigir la atención en estas seis direcciones las amplía y nos prepara para acoger e intercambiar lo que llega al pensamiento o a los sentidos desde una dimensión mayor y más generosa. Y recuerda, puedes realizar este ejercicio en cualquier momento y lugar.

Cómo preparar una sesión

Deja lo que estés haciendo y recoge las cosas para no tener nada pendiente.

  • Busca un lugar en la casa que esté ventilado y tenga luz natural, si puede ser.
  • Colócate de pie y escucha tu respiración.
  • Date un masaje suave realizando círculos sobre la piel por todo el cuerpo.
  • Comienza por los pies hasta llegar a la cabeza por la parte interior del cuerpo. Y de la cabeza a los pies por la parte posterior.
  • Escucha la respiración, su ritmo, y siente cómo cambia.
  • Al realizar los ejercicios se sintoniza el movimiento con la respiración armónica y natural que tenemos. Esta marca el ritmo del ejercicio.

Ejercicios de chikung para conectar con tus fuentes de energía

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3. Despertar de energía interior

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Despertar de energía interior

  • Frota las palmas de las manos haciendo círculos hasta que se calienten.
  • Separa las manos un poco y nota su calor. Sepáralas un poco más, hasta que queden como si formaran una bola de energía en el espacio creado entre ellas.
  • La palma de la mano derecha estará arriba y la de la izquierda abajo, sosteniendo la bola. Acariciamos la bola hasta poner la palma de la mano izquierda arriba mirando a la palma de la mano derecha, abajo.
  • Coloca luego la palma de la mano derecha en el pecho y la palma de la izquierda en el abdomen.
  • Siente el calor y cómo la respiración mueve las manos, durante diez respiraciones.
  • Intercambia las manos y escucha durante
  • 10 respiraciones más.

2. Abriendo nuestra respiración

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Abriendo nuestra respiración

  • De pie, con las piernas separadas como si montaras a caballo (posición del jinete) y los brazos a los lados, escucha la parte del cuerpo que se expande al inspirar.
  • Desde ahí, pon los brazos en cruz con las palmas de las manos hacia la tierra. Después lleva los pulgares hacia arriba y atrás realizando una espiral con los brazos hasta los omoplatos. La cabeza y el pecho se abren hacia el cielo, el abdomen se contrae ligeramente en dirección a la espalda y la espalda se alinea con los muslos hasta las rodillas.
  • Inspira y espira en esta posición 5 veces. En la sexta espiración vuelve al centro y deja otra vez suavemente los brazos a los lados.
  • Repite tres veces el ejercicio y escucha el efecto en tu respiración.

1. Tensar el arco y disparar

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Tensar el arco y disparar

  • Con los pies separados, flexiona ligeramente las rodillas. Estira la pierna izquierda adelante y abre los brazos. Los pulgares apuntan al cielo.
  • Escucha tu respiración y, al inspirar, pasa el peso a la pierna y el pie izquierdos; esta pierna se dobla y la derecha se estira, con el pie en el suelo.
  • Al espirar, devuelve el peso atrás. Sigue: peso adelante al inspirar y atrás al espirar, durante siete respiraciones.
  • Descansa en la posición de pie y repite al otro lado.

7. Espiral para no flaquear

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Espiral para no flaquear

  • De pie, en la posición del jinete, abriendo los brazos en cruz con las palmas de las manos hacia abajo.
  • Pasa el peso al pie izquierdo a la vez que realizas una espiral con el tronco, el brazo izquierdo y el brazo derecho. Para ello, lleva el pulgar y el brazo izquierdos hacia arriba y hacia fuera (el omoplato izquierdo bajará), y el brazo y pulgar de la mano derecha hacia abajo y hacia atrás. Dibujarás así una espiral con cada brazo. Sigue con el tronco la espiral del brazo izquierdo, sigiendo con la mirada la mano izquierda.
  • Respira tres veces. Vuelve al centro y realiza exactamente el mismo movimiento hacia la derecha.

5. Ganar aplomo y empatía

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Ganar aplomo y empatía

  • De pie, con las piernas ligeramente dobladas, los brazos relajados a los lados del cuerpo y las palmas de las manos mirando hacia los muslos.
  • Recoge el aire con las palmas de las manos poniéndolas hacia el centro y hacia arriba. Cuando llegues a la altura del pecho, gira las palmas de las manos llevando los pulgares hacia arriba, adentro, abajo y otra vez hacia afuera, realizando una espiral en los brazos.
  • Estira luego los brazos y el cuerpo hacia arriba, a la vez que te pones de puntillas y miras hacia el cielo. Baja a continuación por los costados.
  • Vuelve a apoyar los pies totalmente en el suelo y ponte en cuclillas, hasta que con los brazos recojas las piernas. La cabeza mira hacia tu interior.
  • Repite el ejercicio

tres veces.

6. Acopiar energía y serenidad

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Acopiar energía y serenidad

  • Coloca los centros de las palmas de las manos uno sobre otro y los dos sobre el centro de gravedad del cuerpo: 4 dedos transversales por debajo del ombligo.
  • Siente el calor que se produce. Escuchala respiración sin intentar manipularla.
  • Al espirar intenta visualizar una bola de luz en el interior del centro de gravedad, una luz que se expande ocupando el espacio que deja el aire que se va.
  • Al inspirar visualiza cómo entra el aire y la luz mengua sin desaparecer, para volver a expandirse al espirar.
  • Visualiza esta secuencia durante diez respiraciones. Puedes repetirla añadiendo un leve desplazamiento del peso hacia los talones al inspirar y hacia la almohadilla y dedos de los pies al espirar.