El diafragma es el rey de los músculos por la importancia de su papel en la respiración y su relación directa con la mayoría de sistemas del cuerpo. Es fundamental para el funcionamiento del sistema digestivo, pues, al inspirar, su movimiento descendente presiona y masaje suavemente las vísceras. El movimiento de ascenso y descenso mece todo el sistema digestivo, bombeando líquidos, activando el movimiento de los intestinos y moviendo la vida, en definitiva.

El diafragma impulsa la sangre hacia el corazón

Pero los efectos del diafragma van más allá del sistema digestivo. El diafragma también tiene relación directa con la buena circulación sanguínea, especialmente la de retorno, la venosa.

Si hacemos un vuelo a vista de pájaro sobre el sistema circulatorio, veremos que la sangre rica en oxígeno (arterial) sale propulsada por el ventrículo izquierdo del corazón, con una enorme fuerza. Ese impulso, junto con la gruesa capa muscular de las arterias y su capacidad elástica, hace que la sangre arterial llegue a todas las células con presión. El camino de ida hacia las células es fácil y bien propulsado.

Cuando la sangre arterial llega a la célula, le da su oxígeno y recoge dióxido de carbono. A partir de ahí, el glóbulo rojo inicia su lento viaje de retorno hacia el corazón, a través del sistema venoso. El viaje de retorno no se parece en nada al de ida.

Mientras la sangre va hacia las células y circula por arterias, la velocidad de la circulación está garantizada por el corazón, la gran bomba. Pero cuando la sangre vuelve hacia el corazón no hay nadie que la propulse. No hay un corazón en los pies que impulse la sangre de retorno. Eso hace que el cuerpo tenga que crear mecanismos alternativos para remontar la sangre contra la gravedad. El cuerpo tiene dos sistemas: la "bomba muscular" y el diafragma.

La "bomba muscular"

El cuerpo aprovecha la contracción de los músculos para propulsar la sangre hacia arriba. Las venas son conductos con unas válvulas en su interior. Estas válvulas son como puertas que se abren en una sola dirección, como las puertas del salón de una película del Far West. Cuando estas puertas están cerradas impiden que la sangre vuelva a descender por efecto de la gravedad. Sólo se abren permitiendo el paso hacia arriba.

Las venas circulan absolutamente encajadas entre músculos, no hay espacios vacíos. Cuando los músculos se contraen, aumentan su tamaño, se abomban y presionan las venas por los lados, haciendo que la sangre se mueva hacia arriba, hacia el corazón (hacia abajo no puede ir porque la puerta está cerrada). Así funciona la bomba muscular.

Los músculos de las piernas impulsan la hacia hasta la altura de las ingles, a partir de ahí, el testigo lo coge el diafragma.

El diafragma como bomba de sangre

La cavidad abdominal es un globo, por lo tanto, no tiene músculos que puedan propulsar la sangre, sólo hay músculos en sus paredes. La cavidad abdominal es el territorio del estómago, hígado, intestinos… es un mundo de gran movimiento, pero no es un movimiento propulsor de sangre.

El sistema que utiliza el cuerpo como bomba propulsora es un cambio de presiones. Y el diafragma es el artífice principal de ese cambio.

Imagina un globo con agua y un agujerito. Cuando aprietas el globo, por el agujerito sale agua con más fuerza. Al apretar, incrementas la presión dentro del globo, y el agua es propulsada hacia fuera, hacia donde hay menos presión.

Para atravesar la cavidad abdominal la sangre utiliza este sistema de presiones. El diafragma es el techo del globo y el suelo de la cavidad torácica. Al inspirar, el diafragma baja, es decir, el techo del globo baja, incrementando la presión, al tiempo que la cavidad torácica se expande, tiene más espacio, es decir, menos presión.

Para equilibrar este desequilibrio, la sangre es propulsada hacia arriba, hacia la cavidad torácica. La sangre siempre será llamada por el espacio que tenga menos presión.

Por lo tanto, a más movimiento de diafragma, más desequilibrio de presión y más movimiento de la sangre. Lo que hace el diafragma es algo simple, pero importante, y muy desconocido.

¿Estás de acuerdo conmigo que el diafragma es mucho más que un músculo respiratorio?

Invierte tiempo en sentir tu respiración, imagina tu diafragma bajando y abriéndose en un movimiento armónico, en cada inspiración. Respira sintiendo como tus costillas bajas se abren, conecta con el movimiento del diafragma.

¡Todo tu cuerpo te lo agradecerá!