Alfred Hitchcock dijo que no había nada más difícil que filmar con animales o con niños. Muchos padres estarían de acuerdo en que sus hijos tampoco se lo ponen fácil para hacer el ejercicio que desean. Pero hay una solución: hacerlo con ellos.

Así, los padres consiguen mantenerse en forma y al mismo tiempo sirven de ejemplo a los pequeños, sobre quienes pesa la amenaza de la obesidad (uno de cada tres niños en edad escolar ya tiene más peso del que le corresponde).

El ejercicio no solo quema calorías sino que ayuda a desconectar de las preocupaciones, favorece que cuerpo y mente se armoniceny, si se hace en familia, potencia la buena comunicación y la alegría.

Además, los niños aprenden mejor (a hacer ejercicio y, en general, a relacionarse, decidir o crear) cuando todos sus sentidos se estimulan a la vez, lo que ocurre al realizar una actividad física.

El tipo de ejercicio adecuado depende de la edad de la criatura. No es recomendable tomar por compañero de ejercicio a un bebé menor de 6 meses, porque su cuello no tiene la suficiente fuerza para sostener la cabeza.

Pero a partir de esa edad el bebé sí puede moverse juguetonamente en el agua e incluso aprender a coordinar mejor brazos y piernas mediante determinados ejercicios.

¿Se puede hacer ejercicio con niños?

En cualquier caso, hacer un poco de ejercicio juntos tiene que hacerle gracia al niño. No puede resultar una obligación porque entonces los efectos pueden ser más negativos que positivos.

En lugar de proponerle "hacer un poco de ejercicio" conviene decirle que "vamos a jugar" o "vamos a conocer otros niños".

Por otra parte, a los niños, especialmente a los más pequeños, ni les conviene ni tiene sentido que lleguen al límite de sus fuerzas. Por eso, cuando no quieran continuar hay que respetar su decisión sin presionarles, por mucho que el adulto esté interesado en exprimirse.

Cuando se hace ejercicio con niños hay que tener en cuenta sus características fisiológicas, de maduración y de crecimiento, que determinan el tipo de entrenamiento que se puede realizar:

  • Los niños tienen una mayor frecuencia cardiaca que los adultos.
  • Hay que hacer caso a su sensación subjetiva de cansancio, porque raramente mienten en este aspecto.
  • Hay que prestar especial atención a los niños con sobrepeso.
  • Es mejor pecar de moderado que pasarse con la intensidad del ejercicio.
  • Nunca se debe entrenar a un niño con un plan pensado para un adulto, aunque se pretenda adaptarlo.
  • Hay que dar prioridad al entrenamiento de la resistencia aeróbica (ejercicio moderado, de larga duración, que hacé trabajar el sistema respiratorio y el corazón) frente a los ejercicios anaeróbicos (que exigen esfuerzo muscular muy breve pero intenso).

Cómo hacer ejercicio con niños

  • Yoga en familia. Muchas escuelas de yoga ofrecen cursos para niños y papás. Los maestros suelen incitar a los niños a representar el papel de animales o plantas; así la clase se convierte en una diversión para ellos. En el caso de decantarse por un curso de yoga, es importante que los padres practiquen en casa las posturas aprendidas, que son válidas para adultos principiantes.
  • Tenis. Está indicado para quienes no se sienten cómodos practicando deportes de equipo. Se puede hacer peloteo con los niños, sin tomárselo muy en serio, dejarles dar unos cuantos pelotazos o permitirles que practiquen contra una pared de frontón. El tenis favorece la coordinación, la capacidad de reacción y la rapidez. Además, el niño aprende a conocer las respuestas de la pelota, lo que puede servir de base para otros deportes.
  • Natación. El agua es idónea para niños muy activos, porque en ella pueden desfogarse a sus anchas y sin hacerse daño. La natación se encuentra entre los principales deportes preventivos: fortalece la musculatura en general y la de la espalda, el pecho y el abdomen, en especial. Es muy importante que los niños comiencen aprendiendo las técnicas correctas de cada estilo porque después los vicios son difíciles de corregir y pueden ocasionar molestias físicas.
  • Ciclismo. Salir al aire libre y pasear a ritmo de pedal resulta muy atractivo para todos. La ventaja de la bicicleta es que no se ciñe a una cancha y se practica sentado. Hay que asegurarse de que el tamaño de la bicicleta es el más adaptado a la edad y altura del niño.
  • Fútbol. La ventaja del "deporte rey" es que el interés de la mayoría de los niños está asegurado. Además, obra transtormaciones a veces asombrosas: algunos niños individualistas se tornan excelentes compañeros de equipo o los tranquilos sacan su genio. En el plano físico, el fútbol favorece la movilidad, la reacción y la fuerza. Jugar a marcar goles, a esquivar y a correr con el balón son juegos siempre divertidos.
  • Patinaje en línea. Aunque no sea un éxito mediático, esta actividad encanta a los niños. El patinaje fortalece la mayor parte de los grandes grupos musculares y, además, favorece la coordinación. Para todos, pero muy especialmente para los pequeños, es muy importante el uso de protecciones: rodilleras, muñequeras, casco y coderas.

Lo mejor no es elegir una propuesta y descartar las demás sino probar varias para disfrutar de las ventajas de cada una y mejorar la coordinación de movimientos.

Por otra parte, el objetivo debería ser pasarlo bien y construir un hábito sano más que realizar la actividad con perfección técnica o buscar la máxima intensidad en el esfuerzo.

Cómo hacer ejercicio con un bebé

  • Footing con carrito. En el centro y norte de Europa cada vez es más frecuente que jóvenes mamás y papás corran empujando un cochecito infantil. Es toda una experiencia para el niño, siempre que tenga más de 10 meses. Sólo hace falta un coche de tres ruedas con buena amortiguación. No es recomendable que la carrera exceda los 30 minutos, para que el niño no se aburra.
  • Actividades en el agua. Son muy interesantes para bebés: les divierten, les estimulan y favorecen su desarrollo motor. Además, fortalecen la musculatura, en especial de la espalda. Hasta el primer año de vida los bebés tienen un reflejo respiratorio natural: si se sumergen, las vías respiratorias se bloquean automáticamente y no dejan pasar agua hacia los pulmones. Por lo tanto, la etapa que abarca de los 6 a los 12 meses resulta muy adecuada para que los bebés aprendan a nadar (o para que no se olviden) sin esfuerzo ni miedos. Mientras tanto, los padres se ejercitan por el solo hecho de acompañarles.

Ejercicios de gimnasia para dos

  • Espalda. Tumbados boca arriba, se flexionan las rodillas con las plantas de los pies apoyadas en el suelo. Se sienta al niño sobre las caderas, bien cogido por las manitas, y se levantan los glúteos hasta que solo queden los hombros en contacto con el suelo. Se permanece unos segundos en esa posición respirando tranquilamente y se vuelve lentamente a la postura inicial pero sin que los glúteos lleguen a tocar el suelo.
  • Abdominales. Tumbados boca arriba, con las rodillas igualmente flexionadas, se sienta al niño sobre las caderas aguantándolo por debajo de los brazos. Poco a poco, se levanta el tronco llevando el ombligo hacia dentro y apretando las lumbares contra el suelo. Se aguanta así unos segundos, respirando, y se vuelve a la posición inicial.