El cuerpo humano está diseñado para el movimiento. Sin embargo, nuestra vida tiende cada vez más al sedentarismo. Las nuevas tecnologías hacen que muchos trabajos requieran menos movilidad y favorecen comodidades cotidianas, como comprar por internet, que redundan en una falta de movimiento. El precio de esta creciente inmovilidad es un mayor riesgo de que suframos molestias en nuestras articulaciones.
Ayuda a tu cuerpo
Uno de los principios de la osteopatía es que el cuerpo es capaz de curarse por sí mismo. Cuando adquirimos hábitos sedentarios, repetitivos o posturales, el sistema esquelético muscular empieza a sufrir cambios que causan dolor y limitaciones, y que nos pueden llevar a una lesión. Ahí es cuando el trabajo del osteópata se hace necesario para ayudar a restablecer la funcionalidad normal del cuerpo.
Una articulación de tipo sinovial es la que se compone de dos huesos, dos cartílagos y una cápsula que los envuelve. Dentro de esta cápsula se encuentra el líquido sinovial, cuya función es lubricar la articulación para evitar la fricción y el desgaste de los cartílagos. Este desgaste es lo que comúnmente se conoce como artrosis.
A partir de los 30 años, aproximadamente, los cartílagos empiezan poco a poco a degenerar. Dependiendo de cómo cuidemos las articulaciones, este desgaste será más rápido o más lento.
No podemos parar el tiempo para evitar el desgaste pero sí podemos seguir unos consejos básicos de movilidad que harán que la lubricación de las articulaciones sea la mejor posible y que así se ralentice el proceso degenerativo.
Las articulaciones no trabajan solas. Otros tejidos blandos, como los músculos, los tendones, los ligamentos y las fascias, también necesitan su mantenimiento, ya que están conectados entre sí. Si no nos movemos lo suficiente, podemos estar más faltos de nutrientes como el oxígeno y los minerales, imprescindibles para el buen funcionamiento de los tejidos blandos y las articulaciones. Con ello estaremos contribuyendo a padecer tensiones musculares, rigideces y otras molestias.
Una sesión de 15 minutos para cuidar tus articulaciones
Practicar estos ejercicios que propone el artículo no te llevará más de 15 minutos. Así que ¡el tiempo no será una excusa! Ni la edad ni la forma física, ya que están diseñados para todas las personas. Casi todos se pueden llevar a cabo cómodamente sentados, incluso en una silla de oficina.
Eso sí, los ejercicios se han de hacer de una manera suave, cómoda y relajada, tomando conciencia del movimiento y sin llegar nunca a sentir ningún dolor. Por ejemplo, si al mirar hacia el techo sientes una molestia, no lleves tan lejos el movimiento, detenlo un poco antes, con la cabeza más baja, para que te resulte cómodo. Ese será tu límite cuando vuelvas a mirar al techo la próxima vez.
Antes de empezar a practicar, dedica unos segundos a tomar conciencia de tu cuerpo y centra tu mente en la zona que vayas a mover. Así el movimiento resultará más controlado y relajado. El consejo de oro es siempre escuchar el cuerpo.
Es lo más importante: atiende a sus señales, porque el cuerpo te avisa de cuáles son sus posibilidades en ese momento. Recuerda que los ejercicios se han de hacer a una velocidad y fuerza adecuadas, sin forzar ni llegar nunca al umbral del dolor.