En Occidente hemos dejado de echarnos al suelo para realizar actividades en él. Desde pequeños, nos sentamos en sillas y olvidamos la forma natural de sentarse: en el suelo, con las piernas cruzadas. Luego, cuando queremos retomarla, nuestras limitaciones ya no nos lo permiten.
Pasar tantas horas en sillas hace que la cadera pierda movilidad y acorta la musculatura posterior. El estrés, a su vez, crea una flexión continua del tronco y del cuello que reduce nuestra capacidad de extensión y enderezamiento.
De adultos, estas limitaciones físicas y la rigidez mental nos impiden o dificultan muchas tareas. Entre ellas, está meditar: nos resulta casi imposible comenzar porque no podemos sentarnos.
Mejora tu postura y siéntate a meditar sin rigidez
¿Quieres meditar sin rigidez, sintiéndote cómodo en la postura de meditación que adoptes? Estos ejercicios y posturas te ayudarán a flexilizar la pelvis, las piernas y la espalda para que puedas permanecer en la postura de meditación cómodamente más tiempo: