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Duerme bien y alivia tu dolor de cabeza

El meridiano que trabajas con este estiramiento es el del intestino delgado o elemento fuego. El fuego representa el poder transformador, la luz, el calor, la emoción, el movimiento y la sensibilidad.

  • Cruza la pierna derecha sobre la izquierda por la rodilla. Los pies miran atrás. Eleva el brazo derecho, flexiona el codo y pon la palma en la espalda.
  • Lleva la mano izquierda por debajo y hacia atrás, como si desearas agarrar la derecha. Las manos se acercan pero no es necesario que agarren: no fuerces. Apoya el dorso en la espalda.
  • Durante cinco respiraciones visualiza la línea que va del codo derecho al perineo, dejando que la energía suba y baje por la parte izquierda del cuerpo y termine por la rodilla, pantorrilla y pie derechos.
  • Repite tres veces, alternando manos y pies.

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Gana fuerza y estabilidad

Con este ejercicio activarás el meridiano de estómago, elemento tierra y responsable de la nutrición emocional, física, mental y espiritual.

  • De pie y mirando al frente, pasa el peso a una pierna. La cabeza apunta al cielo.
  • Dobla la otra pierna hacia atrás y con la mano agárrate al empeine. Inspira.
  • Extiende el brazo contrario hacia arriba y estira la pierna hacia atrás. Espira.
  • Durante cinco respiraciones visualiza cómo fluye la energía: del brazo de atrás al de delante, al pecho, a la rodilla doblada y al pie elevado.
  • Repite tres veces a cada lado.

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Respira bien y gana vitalidad

El meridiano del pulmón, encargado del intercambio, la eliminación y los límites, se activa con este ejercicio.

  • Con los pies separados, lleva las manos a la espalda con las palmas hacia atrás. El pulgar derecho envuelve al izquierdo.
  • Tira de los brazos hacia atrás y arriba, dejando que cabeza y tronco se doblen paulatinamente adelante. Una vez te dobles, la cabeza y el tronco desea ir rectos al suelo. Relájalos.
  • Cuanto más se estiran los brazos hacia arriba, más se dobla el tronco por la articulación de la cadera.
  • Visualiza las líneas de energía que van de la cadera a brazos y pulgares. Y por abajo hacia pies y la tierra.
  • Respira tres veces en esta posición.
  • Invierte los pulgares de forma que el derecho envuelva a izquierdo y repite tres veces más.

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Mantén controlado el estrés

Estimularás el meridiano de vejiga, que afecta al flujo de energía, la purificación y la regeneración.

  • Siéntate con las piernas dobladas tocando el pecho y agárrate los pies por fuera.
  • Al inspirar, estira lentamente las piernas empujando hacia delante los brazos y la espalda, mientras esta no se curve.
  • Estira más las piernas, doblando ligera mente la espalda y espirando al tiempo.
  • Visualiza el círculo de energía que desde los pies sube por piernas y cadera, surca la espalda, desemboca en brazos y manos, y de nuevo, al tocar, va a parar a los pies.
  • Repite cinco veces.

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Mejora tus defensas

Incidirás en el triple calentador, un meridiano relacionado con la inmunidad, la circulación y la defensa emocional.

  • Con las piernas más separadas que los hombros, entrecruza los dedos de las manos y elévalas. A la altura del pecho gira las palmas hacia arriba y llévalas por encima de la cabeza, sin levantar los hombros.
  • Gira el cuerpo hacia atrás por la derecha y dobla el tronco a la izquierda, llevando el peso a la pierna derecha.
  • Comienza el giro al inspirar y, cuando notes tensión en la pierna izquierda, espira.
  • Visualiza la energía que va del pie derecho al centro de la cadera, sube por el tronco y se bifurca hacia el codo derecho y la axila izquierda.
  • Repite cinco veces a un lado y otras tantas al otro lado.

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Aumenta la potencia creativa

Activarás el meridiano de la vesícula, relacionado con cooperación, adaptabilidad, expresión y desbloqueo.

  • Siéntate en el suelo sobre los isquiones, con las piernas abiertas y relajadas. Entrelaza y eleva las manos.
  • Inspira y gira el tronco a la derecha, sin curvar la columna. Si te cuesta mantener la columna recta, dobla ligeramente las rodillas.
  • Alarga el tronco y, espirando, inclínalo hacia la izquierda. Respira tres veces en la postura.
  • La energía circula por el exterior de la pierna hacia la que te inclinas, por el interior de la otra y por el costado abierto.
  • Repite cinco veces a cada uno de los lados.

Estiramientos zen para ganar energía

Al despertar por las mañanas, cuando ponemos los pies en el suelo, junto con el primer bostezo sentimos el placer que produce un estiramiento de los brazos y de todo el cuerpo.

Estirar es una acción que el cuerpo pide para comenzar a moverse tras pasar mucho tiempo en reposo. Bostezar es incluso un estiramiento de la mandíbula que implica al paladar y a los pulmones, a los que abre y prepara para la acción, al tiempo que produce un masaje a los órganos abdominales. Estirar es abrir.

Al igual que abrimos las ventanas de nuestra casa y la aireamos para que se renueve la atmósfera en su interior, cuando estiramos abrimos espacios en el cuerpo y lo preparamos para la acción.

Aunque los músculos sean la parte más visible del estiramiento, también estiramos venas y arterias, nervios, piel, parte del sistema linfático, glándulas, tejidos, ligamentos… Y todo ello se transmite al cerebro, produciendo una señal de placer o dolor y abriendo o ampliando la comunicación entre cuerpo y mente.

Estirarnos es abrir puertas y posibilidades nuevas tanto física como mental y espiritualmente.

Obtenemos múltiples beneficios

Estirar nos beneficia siempre:

  • Nos da flexibilidad para cualquier movimiento, por vigoroso que este sea, y permite hacerlo sin violencia.
  • Alarga la musculatura, evitando los dolores musculares.
  • Amplía la gama de movimientos. Nos permitirá movernos más libres y ligeros, dando una respuesta física espontánea adecuada a cualquier acontecimiento que nos sorprenda desde el exterior. Absorberemos más fácilmente el efecto de los impactos o las caídas y seremos más adaptables a cualquier medio. La flexibilidad es también mental.
  • Aumenta la capacidad de expresión, puesto que la expresión tiene que ver básicamente con la musculatura.
  • Eleva la capacidad de recuperación del cuerpo, que estará mejor y más rápidamente comunicado. Los procesos de sanación se aceleran también con los estiramientos.
  • El sistema inmunitario estará mucho mejor dotado, y resistiremos enfermedades oportunistas.
  • Aumenta la coordinación y la fluidez de nuestros movimientos.
  • Prevenimos lesiones causadas por un sobrepeso o sobrecarga o al practicar cualquier deporte.

La energía fluye y se activan los meridianos

Los estiramientos zen poseen dos características. La primera es que al estirar tenemos en cuenta los conductos que transportan la energía, los meridianos. El estiramiento toma así otra perspectiva: no solo se estira el cuerpo, sino que la mente y el ánimo también se aprovechan de ello.

La atención a los meridianos permite que la energía física, mental, emocional y espiritual que transportan fluya, se organice, distribuya y esté mejor preparada.

La segunda característica de estos estiramientos es que tienen en cuenta que los beneficios tienen lugar cuando dejamos de estirar. Si colocamos la palma de la mano hacia arriba y la estiramos junto con los dedos, veremos que la palma se pone blanca, la sangre no llega; pero si después de diez segundos la relajamos, observaremos que el color y el calor vuelven a la mano.

El estiramiento es efectivo en ese momento, las células de músculos, tendones y conductos se ponen en movimiento y se inicia la comunicación entre ellas, tan beneficiosa para el cuerpo.

Un consejo importante para estirarse: diviértete, juega con las posiciones y cámbialas si te apetece. Son puntos de partida para estirarse, no una ley inamovible. Puedes hacer una secuencia de movimientos como si fueran una danza. ¡Utiliza tu imaginación!