Hay quien se dedica un fin de semana para alojarse en un hotel con spa y aparcar las preocupaciones por unas horas. Otros se regalan una visita a un masajista buscando aliviar las tensiones de su cuerpo. Sedientos de contacto físico, olvidamos que lo más sencillo se encuentra tras la puerta del hogar.
En este artículo se propone llevar esas sensaciones a casa, hacerlas extensivas a toda la familia para incorporarlas como una rutina placentera, un lugar de contacto, encuentro y juego. Y, dado el valor curativo de los masajes, se sugiere una rutina de tratamiento muy útil.
Prepararse para disfrutar
Aquello que rodea al masaje en sí añade valor a la experiencia. El envoltorio de un regalo es la puerta a la ilusión, a imaginar, es sugerente. Así, preparar el espacio para el masaje aumenta la capacidad de dejarse llevar por quien lo recibe y de entregarse por quien lo da.
Cuando se va a hacer un masaje en casa, se aconseja poner la atención en estos aspectos básicos:
- La calidez del entorno, la luz y el soporte.
- La temperatura ambiental ha de ser la idónea. Sentir frío cuando se recibe un masaje puede romper todo el encanto. No hay que temer un exceso de calor. Cuando se recibe un masaje, el cuerpo se suelta y la temperatura corporal desciende, como al dormir. Conviene cubrir con una manta ligera las zonas que no se estén masajeando, sobre todo los pies. El calor ambiental ayuda a aflojar la musculatura.
- Darse una ducha caliente antes de empezar puede ser asimismo una excelente manera de facilitarlo.
- Una luz tenue invita aún más a desconectarse de los pensamientos y abrirse a las sensaciones. Podemos apoyarnos en unas velas en vez de la luz eléctrica. O alegrar el olfato encendiendo un incienso o quemando esencias.
- Ya tenemos el espacio a punto, pero ¿dónde hay que ponerse? Lo óptimo sería disponer de una colchoneta tipo futón, delgada y de tejidos naturales como el algodón y la lana. Puede ser un colchón fino. Otra solución sencilla es apilar dos o tres mantas y poner encima una sábana. Si son grandes, mejor: quien dé el masaje estará más cómodo y podrá moverse descalzo. También es útil tener un cojín a mano para reposar la cabeza del receptor o situarlo bajo sus rodillas o pies, según esté boca arriba o boca abajo.
- El último detalle es el aceite. Se puede probar con uno de almendras dulces y añadir una esencia relajante, como camomila o lavanda, o tonificante, como el romero. Aquí se abre otro campo enorme en el que experimentar y sentir.
Sesión de masaje en casa: cómo dar un masaje completo
Te ofrecemos una completa sesión de masaje en casa para que puedas probar. Después encontrarás más información sobre cómo dar masajes en casa para toda la familia:
- Cómo empezar y acabar cualquier sesión de masaje,
- Cómo aplicar las técnicas básicas
- Recomendaciones para hacer masajes con niños y a personas mayores.
¡Empecemos!