Utilizamos los brazos para abrir puertas, sostener objetos, pulsar teclas, escribir, conducir, cocinar… y con cada una de estas actividades se acumulan pequeñas tensiones en la musculatura. Sin embargo, no es una zona del cuerpo que reciba mucha atención.

A menudo solo cuando durante un masaje alguien nos presiona o manipula el brazo, nos damos cuenta de lo placentero y beneficioso que resulta. Cuando recibir un masaje profesional no es posible ni se cuenta con alguien próximo que pueda ayudarnos, siempre se puede recurrir al automasaje. El brazo es justamente una parte muy agradecida para practicar solo.

Automasaje para liberar tensiones en los brazos

Juan José Plasencia, terapeuta corporal y autor de diversas obras, propone el siguiente automasaje:

  • Manteniendo el brazo estirado, realiza fricciones, primero del hombro al codo y luego del codo a la mano.
  • A continuación, comenzando en el hombro, comprime con suavidad la musculatura del brazo y baja hasta la mano.
  • Continúa ejerciendo una presión tolerable con el pulgar por la parte interna del brazo, desde la axila hasta la muñeca.
  • Finaliza con roces suaves en dirección descendente, y realiza un movimiento de salida por la mano.
  • Coge la muñeca mientras giras el antebrazo hacia arriba.
  • Luego, con movimientos circulares del pulgar masajea la palma de la mano, desde la muñeca hasta los dedos.
  • Coge uno a uno los dedos de la mano y estíralos con suavidad, llevándolos hacia atrás.
  • Para finalizar, cubre toda la mano y realiza movimientos envolventes en ella.
  • Haz los mismos movimientos en el otro brazo. Beneficios: Este automasaje favorece el equilibrio emocional, la expresión de la vitalidad y la apertura al mundo.

Guiarse por la intuición

Al final del día o durante una pausa en el trabajo, masajearse los brazos puede ser una buena idea para liberarlos de las tensiones acumuladas.

En cuanto al espacio, cualquier lugar en el que uno se sienta cómodo, resulta apropiado. Es importante dar rienda suelta a las manos. Una vez se conocen los movimientos y las secuencias propuestas en este artículo, se puede improvisar, ya que nadie mejor que uno mismo conoce su propio cuerpo.