La nuca soporta no solo gran parte del peso de la cabeza sino también mucha de la tensión nerviosa que experimenta el cuerpo: de manera inconsciente lo primero que hacemos al sentirnos presionados o desbordados es levantar los hombros, lo que pone en tensión todos los músculos cervicales.
El trabajo continuado frente a un ordenador incrementa también la tensión en esta zona, ya que que los músculos de los globos oculares se mueven coordinados con los de la parte alta de las cervicales. Es importante ser consciente de esa tensión que se va acumulando para poder frenarla.
Cada vez que se note que la cabeza se quiere esconder entre los hombros, puedes empezar por dejarla caer para que retome su posición natural, estirando la nuca:
- Siéntate con las piernas cruzadas y la espalda recta.
- Inspira y estira los brazos por encima de la cabeza hasta unir las palmas de las manos. Intenta mantener los hombros abajo y el abdomen firme para proteger la zona lumbar.
- Al espirar, deja caer poco a poco la cabeza hacia delante, sin forzar, llevando el mentón al pecho. Nota cómo se va estirando la nuca.
- Respira profundamente unos segundos y regresa a la posición inicial deshaciendo los pasos.
Si la tensión sigue siendo excesiva, se pueden practicar diferentes ejercicios y estiramientos.
Resultan especialmente útiles los ejercicios isométricos, es decir, los que no comportan movimiento. Únicamente se colocan las manos donde corresponda y se presiona durante unos diez segundos, masajeando la musculatura de la zona cervical.
Si el ejercicio resulta molesto, hay que dejar de practicarlo.