Dormir es imprescindible para la salud física y la regeneración, el aprendizaje cognitivo y la estabilidad emocional. Conocer hábitos saludables de sueño y elegir un buen colchón debería ser una prioridad.

Encontramos una gama amplia de productos desde precios muy asequibles, pero predominan las fibras sintéticas y productos derivados de la industria petroquímica, con todo lo que implican para nuestra salud y la del medio ambiente.

Lamentablemente, los colchones son uno de los productos en los que las opciones naturales están muy alejadas de las posibilidades populares, tanto en precio como en uso y accesibilidad.

Los materiales del colchón son lo más importante

En las guías para elegir colchón se valoran aspectos como nuestra postura habitual, si nos movemos, si dormimos solos o acompañados, si sudamos, si somos frioleros, alérgicos a los ácaros o tenemos problemas de espalda, la tecnología del colchón o el presupuesto, pero apenas se apunta a la calidad de los materiales por toxicidad y salud, su impacto medioambiental o la contaminación electromagnética.

Al igual que la ropa interior, la ropa de cama, la almohada y el colchón están en contacto con nuestra piel mucho tiempo y su proximidad hace que inhalemos lo que puedan contener. Hay que tener muy en cuenta los materiales para disfrutar de un descanso reparador sin tóxicos.

Los tóxicos más comunes

Los colchones convencionales contienen derivados del petróleo, como nailon, poliéster o poliuretano, que emiten compuestos orgánicos volátiles asociados a problemas respiratorios, de piel, cefaleas y hasta alteraciones hormonales.

También pueden estar tratados con productos antimanchas, colas e impermeabilizantes que liberan formaldehído –un irritante en cuya producción se libera el cancerígeno ácido perfluorooctanoico–, sin olvidar tóxicos como los retardantes de llama.

6 tipos de colchones

Podríamos clasificar los colchones en función de sus materiales, cada uno con sus pros y sus contras.

  • De muelles. Suenan a antiguos, ruidosos e incómodos, pero han avanzado mucho. Están compuestos por una red de muelles recubierta de distintos tejidos que los aíslan y aportan confort y diferentes grados de firmeza. Pueden estar recubiertos de látex, algodón, lana o incluso viscoelástica, lo que variará su precio, calidad y adaptabilidad. Los más valorados son los de muelles independientes –embolsados o ensacados–, pues se adaptan mejor al cuerpo, y los de lana y algodón como materiales de amortiguación y forrado (en vez de espuma y tejidos sintéticos). Son duraderos, firmes, transpirables y no absorben la humedad, pero tienen sus desventajas: los ácaros proliferan en ellos, según el material del relleno puede haber toxicidad y los expertos desaconsejan los muelles metálicos, porque alteran el campo magnético terrestre y amplifican los campos electromagnéticos artificiales.
  • De espuma. Son los más baratos, ligeros y fáciles de manejar, pero los menos recomendables. No solo se hunden, sino que se fabrican con poliuretano expandido, una "gasolina sólida" derivada del petróleo. Pueden contener irritantes para las mucosas de ojos, nariz y garganta. Además, no dejan respirar al cuerpo, acumulan ácaros y no se pueden reciclar.
  • De viscoelástica. Es otra espuma, de mayor calidad, firmeza y adaptabilidad. Pero un derivado del petróleo al fin y al cabo. Contiene hidropoliol e isocianatos poco saludables y, como en el colchón de espuma, no transpiran y tienden a acumular el calor corporal. El precio, más alto, varía según el grosor de la viscoelástica, la tecnología y si se combina con muelles o látex.
  • De látex. Es elástico, esponjoso y flexible y puede ser sintético (derivado del petróleo) o natural (extraído del árbol del caucho). Encontramos colchones de un tipo u otro de látex, con mezcla de ambos o combinado con muelles u otros materiales. En estos, asegúrate de que la capa de látex tiene al menos 4 cm de grosor para beneficiarte de todas sus ventajas. La principal es su capacidad para adaptarse al cuerpo sin perder firmeza y a su vez dejar pasar el aire, si se usa con un somier de láminas de madera. Es el recomendado para personas movidas, camas articuladas y alérgicos o asmáticos, pues es el único material en el que no anidan los ácaros. El látex natural 100% combinado con algodón orgánico u otros materiales naturales es una de las mejores opciones de colchón por los materiales y el confort, pero su precio es superior y hay menos oferta. No es apto para alérgicos al látex.
  • Futón japonés. Este colchón fino se fabrica con capas de algodón prensado. Apenas tiene amortiguación y resulta duro a algunas personas, pero tiene su ventaja en el precio y los materiales si es de algodón orgánico, por ser saludable y biodegradable. Como contrapartida, puede acumular ácaros y polen.
  • De lana. Es la opción más habitual en zonas rurales hasta hace poco. Son colchones mullidos y resistentes, pero tienden a apelmazarse, por lo que hay que moldearlos cada poco tiempo. Es un material saludable y cálido sin los inconvenientes de los sintéticos.

Muchas noches por delante

Los colchones naturales y certificados sin tóxicos son más caros que los de gama económica (espuma y muelles), pero de precio similar a la gama alta convencional (látex sintético y viscoelástica). Asumiendo que un colchón dura unos 10 años, dormiremos en ellos las próximas 3.650 noches, así que será una de las mejores inversiones en salud que podamos hacer en casa.

Criterios para elegir cama, colchón y ropa de cama

  • En términos de salud, se recomienda apostar por estructuras de cama de madera –sin armazón metálico– y por un buen colchón, almohada y ropa de cama de materiales 100% naturales. Látex natural, lana, algodón, fibra de coco o cáñamo permiten una correcta transpiración, evitan el calor excesivo, la sudoración o la condensación de la humedad, y aportan confort sin contaminación electromagnética. Además, son más sostenibles.
  • Busca garantías con la certificación europea Natur Textil (Naturtextil IVN Certified) y GOTS (Global Organic Textil Standard), que tienen en cuenta toda la cadena de producción: desde la obtención de fibra cruda de agricultura ecológica hasta la transformación o fabricación, garantizando la trazabilidad, el uso de productos químicos amables con el medio ambiente y la salud de los consumidores, la reducción de la energía utilizada y el respeto de criterios sociales. Otros certificados menos estrictos, también interesantes, son Oeko-Tex Made in Green y Organic Exchange (OE).
  • Si ya tienes un colchón convencional, recurre a una funda de algodón eco para que el tejido en contacto con el cuerpo sea lo más sano y confortable posible, además de no generar electricidad estática.