Bajan un poco las temperaturas y aumenta la incidencia de gripes y resfriados. Ocurre cada año desde el principio de los tiempos, pero aún no tenemos muy clara la relación. No importa si se trata de coronavirus, gripe o un resfriado normal, hay mocos, estornudos y tos por todas partes. ¿Cómo puedes protegerte y resistir el ataque de los virus? Una cosa está clara, una dieta saludable, ejercicio, sueño y el estrés justo fortalecen el sistema inmunitario.

Desde que sabemos que las afecciones respiratorias estacionales son causadas por virus y bacterias, la idea de que el frío es la causa de resfriados y gripes tiende a descartarse. Ya puedes pasar mucho frío, que si no hay virus, no hay enfermedad. Entonces decimos que la razón de que haya más resfriados y gripes en invierno es que tendemos a pasar más tiempo en espacios interiores, donde nos contagiamos con más facilidad que al aire libre, y que muchos virus se reproducen más cuando no luce el sol, lo que también favorece la transmisión. Todo eso es cierto, pero todavía no se puede descartar completamente la influencia del frío.

El hecho es que nuestro sistema inmunitario solo puede funcionar correctamente si los órganos están bien abastecidos de sangre. Cuando hace frío, los vasos sanguíneos se contraen y la circulación sanguínea se reduce, porque el cuerpo quiere evitar una mayor pérdida de calor. La mucosa nasal también se enfría y se seca. Como resultado, los virus del resfriado penetran más fácilmente en el organismo y la eficacia inmunitaria disminuye. Así que todavía existe una conexión lógica entre los pies fríos y los resfriados.

Los pies fríos sí son un riesgo de resfriado (un estudio lo demuestra)

La cuestión de hasta qué punto están conectados los pies fríos y los resfriados también ha ocupado a la ciencia. Los científicos de la Universidad de Cardiff en Gales han examinado la conexión entre los pies fríos y el resfriado común en un estudio.

Para su investigación, dividieron a 180 estudiantes sanos en dos grupos: uno tuvo que poner los pies en un recipiente con agua helada durante 20 minutos, mientras que al otro grupo se le permitió quedarse con los zapatos puestos.

Si bien no hubo diferencias inmediatamente después del experimento, la tasa de resfriados en el "grupo de agua fría" aumentó significativamente en los siguientes cuatro o cinco días: 13 participantes se resfriaron con tos, secreción nasal y dolor de garganta; mientras que en el grupo de comparación solo se vieron afectados cinco participantes.

Esto sugiere la siguiente conclusión: en épocas en que circulan los resfriados, muchas personas se infectan, pero no muestran síntomas si el cuerpo o los pies se mantienen calientes. Sin embargo, si los pies están fríos, aumenta la probabilidad de que el resfriado estalle y los afectados se enfermen.

Consejos para mantener los pies calientes

Para pasar la temporada de frío saludable, debemos asegurarnos de que nuestros pies se mantengan agradablemente calientes. En primer lugar, lo obvio es importante, en otoño e invierno, necesitas los zapatos y calcetines cálidos adecuados.

Los zapatos no deben apretar los pies para que la sangre pueda circular libremente. El material de la parte superior debe ser transpirable, ya sea microfibra o piel, para que no se acumule humedad en la zapatilla. Las suelas deben ser impermeables. Se recomiendan calcetines de lana o algodón cómodos, que además evacúan el sudor.

Los pies fríos no solo son causados ​​por temperaturas exteriores frías, sino también por la inactividad física. Cuando te sientas durante mucho tiempo, tus pies están menos abastecidos de sangre y se enfrían más. Esto cambia toda la percepción de la temperatura y empiezas a temblar.

En lugar de encender la calefacción, sería bueno un breve recorrido por la oficina, el piso, o simplemente una minisesión de entrenamiento físico con una serie de diez sentadillas. El corazón inmediatamente bombea sangre a los pies de nuevo.

Los pies fríos afectan más a mujeres que a hombres

En general, las mujeres, especialmente las más jóvenes, son más propensas que los hombres a tener los pies fríos. La difrencia en la percepción del frío puede ser de hasta 5ºC. Esto está relacionado con la presión arterial más baja y la menor masa muscular en las mujeres. Así que las mujeres necesitan más ejercicio que los hombres para mantenerse calientes.

Pies fríos: otras causas (como el síndrome de Raynaud)

Por supuesto, si tienes los pies permanentemente fríos, es posible que se deba a una enfermedad subyacente. Algunos de los trastornos que pueden cursa con sensación de pies fríos son:

  • La enfermedad oclusiva de las arterias periféricas, que suele estar causada por el endurecimiento de las arterias.
  • El síndrome de Raynaud también puede ser responsable de los pies fríos, porque los vasos sanguíneos se estrechan repentinamente y tienen espasmos.
  • Algunos medicamentos, como algunos fármacos para las migrañas o la hipertensión y algunos anticonceptivos y antidepresivos también pueden producir pies fríos como efecto secundario.

Pies fríos: cómo mejorar la circulación sanguínea a largo plazo

Los baños de pies alternos ayudan a prevenir los pies fríos a largo plazo, ya que entrenan el sistema circulatorio para que pueda adaptarse rápidamente a los cambios de temperatura.

Un baño de pies alterno funciona así:

  • Primero mete los pies en un recipiente con agua tibia durante dos o tres minutos y luego en un recipiente con agua fría durante dos o tres segundos.
  • Repite este cambio unas seis a ocho veces.
  • Luego frota tus pies enérgicamente e hidrátalos con aceite de árnica o de cítricos, que estimula nuevamente la circulación sanguínea.

Si ya estás entrenada en el baño de pies alterno, puedes introducir duchas alternas, que entrenan el sistema vascular entero.

El ejercicio y el entrenamiento de resistencia son métodos muy buenos para mantener los pies calientes y fortalecer el sistema inmunitario. Si caminas a paso ligero durante tres cuartos de hora cinco veces a la semana tienes menos probabilidades de sucumbir a una infección respiratoria que si te quedas quieto.

Y te puedes calentar desde dentro. Te ayudará una infusión de canela y jengibre. Toma 1 palito de canela, 2,5 cm de jengibre fresco pelado, pícalos y ponlos en una taza grande, cubre con agua hirviendo y déjalos reposar durante diez minutos. Luego cuela y bebe la infusión endulzada con miel.