Los rayos que en exceso envejecen la piel y favorecen la aparición de cáncer. Sin embargo, el sol, en la dosis adecuada, también es beneficioso para la salud e incluso puede utilizarse como tratamiento.

La helioterapia, la cura con baños de sol, muestra que es posible aprovecharse de las propiedades beneficiosas de las radiaciones solares y evitar sus riesgos de manera natural.

Efectos beneficiosos del sol sobre la salud

El sol emite diferentes tipos de radiaciones y cada una posee efectos peculiares.

  • Los rayos infrarrojos transmiten calor y son los responsables del enrojecimiento de la piel cuando se toman baños de sol debido a la dilatación de los vasos sanguíneos.
  • Los rayos ultravioleta de tipo A, los famosos rayos UVA, son capaces de activar los melanocitos: las células melanocitos que pigmentan la piel.
  • La radiación ultravioleta de tipo B (UVB) transmite más energía y es capaz de producir quemaduras, pero también es la responsable de la síntesis de vitamina D al reaccionar con una sustancia denominada 7-dehidrocolesterina.
    Esta vitamina es necesaria, entre otras cosas, para que el calcio y el fósforo se fijen en los huesos, así como para metabolizar los hidratos de carbono.

1. Efecto antibiótico

Bajo la acción de las radiaciones ultravioleta muchas bacterias pierden la facultad de reproducirse, luego reducen su vitalidad, degeneran y finalmente mueren.

Esta acción antibiótica limpia constantemente la atmósfera de los gérmenes que causan, por ejemplo, los resfriados y las gripes. Esta propiedad se aprovecha utilizando lámparas de rayos ultravioleta para potabilizar el agua o depurar las piscinas.

Cuando nos exponemos al sol, el efecto antibiótico se produce directamente sobre la piel. Por otra parte, existe un efecto antibiótico indirecto porque la luz del sol aumenta la cantidad de células inmunitarias (glóbulos blancos) en la sangre.

2. Efecto antidepresivo

La luz del sol resulta imprescindible en la regulación de la secreción de hormonas y neurotransmisores.

Cuando escasea, algo que ocurre, por ejemplo, durante el oscuro invierno de los países nórdicos, se multiplican las probabilidades de sufrir depresión estacional.

Incluso en los países mediterráneos pueden producirse desórdenes del estado de ánimo relacionados con el insomnio, el exceso de exposición a la luz artificial y la deficiencia de luz diurna.

3. Efecto antiinflamatorio

El sol estimula la circulación sanguínea y las terminaciones nerviosas de la piel, lo que produce un efecto analgésico.

Los dolores musculares, debidos a contracturas o contusiones, y las inflamaciones superficiales se alivian gracias simplemente a estas propiedades.

Incluso la tensión arterial se reduce al dilatarse las pequeñas venas que recorren la piel.

¿En qué casos está indicado tomar el sol?

En estas 9 alteraciones tomar el sol puede ser de ayuda para controlar o mejorar los síntomas:

1. Anemia

El déficit de glóbulos rojos, que transportan oxígeno, es una de las principales indicaciones tradicionales de la helioterapia.

Los síntomas de anemia son dolor de cabeza, palidez de mucosas y cara, pulso rápido y palpitaciones, frialdad en pies y manos, y asfixia al realizar esfuerzos, entre otros.

Los rayos del sol, especialmente los tomados en alta montaña, provocan un aumento directo de los glóbulos rojos en circulación y aceleran la curación mediante una dieta terapéutica o suplementos.

2. Trastornos digestivos

La cura solar puede incluirse en el tratamiento de las malas digestiones, el estreñimiento, la falta de apetito, la diarrea, los cólicos y la candidiasis.

Los efectos positivos son debidos a una mejor circulación de la sangre en los órganos relacionados con la digestión, lo que estimula la secreción de jugos gástricos y la asimilación de los nutrientes.

Pero no conviene tomar baños de sol cuando hay hemorragias, inflamaciones o acidez de estómago.

Las radiaciones solares difícilmente causan efectos indeseables si se toman con mesura, pero conviene ser muy prudente si se sufren problemas de salud.

3. Sistema respiratorio

La helioterapia se hizo popular en el siglo XIX debido al éxito en el tratamiento del doctor Arnold Rikli contra la tuberculosis.

En las enfermedades que afectan el sistema respiratorio se recomiendan los baños de sol de cintura para abajo con el fin de descongestionar los pulmones a la vez que el enfermo se beneficia de las propiedades antibióticas y fortalecedoras.

4. Osteoporosis

Es una de las indicaciones evidentes, puesto que el sol provoca la síntesis de vitamina D y esta ayuda a fijar los minerales en los huesos.

Las mujeres tras la menopausia, las personas mayores que permanecen casi siempre en ambientes interiores o las que siguen tratamientos para controlar el colesterol son las más propensas a sufrir osteoporosis y en todos los casos resulta recomendable la cura de sol, especialmente si se realiza a orillas del mar.

Por las mismas razones está indicado en las fracturas óseas.

5. Diabetes

El sol, como la dieta, el ejercicio y los baños de aire, estimula el funcionamiento del metabolismo y en consecuencia la secreción de insulina y la asimilación de los hidratos de carbono.

6. Alteraciones íntimas

Los baños de sol sobre los órganos genitales de la mujer son eficaces en la sequedad vaginal, las infecciones por hongos, las reglas dolorosas y la insuficiencia de los ovarios.

En el hombre, la cura solar se utiliza contra la impotencia, la erección débil y las inflamaciones de la próstata.

7. Afecciones de la piel

La helioterapia consigue resultados espectaculares sobre ciertas clases de acné y las impurezas de la piel.

En otras enfermedades más complejas, como el eccema, la psoriasis o las heridas que no cicatrizan, también está indicada corno tratamiento complementario y bajo control médico.

En muchos casos se recomienda combinar el sol con los baños en agua de mar y la dieta.

8. Enfermedades renales y urinarias

Al activar la circulación de la sangre, el sol mejora el funcionamiento de los riñones y favorece la eliminación de líquidos.

Mediante la intervención sobre la asimilación de los minerales, los rayos solares pueden prevenir la reaparición de cálculos de oxalato cálcico.

9. Trastornos nerviosos

Además de la depresión estacional, los baños de sol están indicados en la depresión leve, la falta de vitalidad, la irritabilidad o la anorexia.

El tratamiento óptimo de los trastornos nerviosos consiste en realizar jornadas completas de contacto con los elementos naturales, paseando entre árboles, tomando a lo largo del día breves baños de sol, seguidos de baños de agua y sesiones de ejercicio físico.

Si la terapia (o "día de celebración", según se mire) se realiza en grupo, con humor y buenas comidas, los efectos beneficiosos se multiplican.

No obstante, no es recomendable que el clima en que se realiza el tratamiento sea demasiado cálido ni demasiado frío. Los días secos, templados y con cielo despejado son los más indicados.

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La luz del sol como terapia

Precauciones y contraindicaciones a la hora de tomar el sol

Las radiaciones solares difícilmente causan efectos secundarios indeseables si se toman con mesura. Sin embargo, conviene ser muy prudente si se sufren determinados problemas de salud.

  • Es el caso, por ejemplo, del lupus eritematoso, que puede verse agravado tras los baños de sol.
  • Otros trastornos que tienen contraindicada la helioterapia son las afecciones cardiacas, hepáticas y renales severas, la hipertensión grave y el cáncer.
  • Además no hay que exponerse al sol si se tiene fiebre.
  • El herpes labial suele reaccionar tras una exposición solar intensa.
  • Tampoco hay que tomar baños de sol si se está siguiendo un tratamiento médico. Los medicamentos que implican mayor riesgo de provocar efectos secundarios son los antibióticos, los somníferos, los antidepresivos y los antisépticos.
  • Entre los antidepresivos se incluye una planta medicinal, el hipérico o hierba de San Juan, que produce una sensibilización de la piel a la luz del sol, y puede provocar la aparición de manchas.

Por otra parte, algunas personas deben tomar precauciones especiales.

  • La radiación solar beneficia en general a los niños, pero también es cierto que son más vulnerables que los adultos. Hay que recordar que el cáncer se ve favorecido por la repetición de quemaduras que empiezan en la infancia.
  • Los bebés con menos de siete meses no deben estar expuestos nunca a la luz directa del sol y mucho menos en las horas de máxima incidencia.
  • Entre los siete y los 18 meses pueden recibirla en el cuerpo unos minutos, pero no en la cabeza.
  • En cuanto a las personas mayores, no hay razón para que renuncien a los baños de sol. Al contrario, conviene que los tomen mientras hacen un paseo por la playa para mejorar la circulación en las piernas. Eso sí, deben hidratarse en abundancia por dentro y por fuera. Pueden, por ejemplo, beber un par de litros diarios de agua con unas gotas de zumo de limón e hidratarse la piel con cremas adecuadas.
  • Finalmente, las embarazadas pueden beneficiarse de la luz del sol como las demás personas tomando las mismas precauciones.

La técnica del baño de sol terapéutico y seguro

Para recibir baños de sol que produzcan solo beneficios es necesario tener en cuenta factores como el tipo de piel, la época del año, el lugar y la hora del día.

  • El sol de montaña, con aire limpio y seco, presión atmosférica baja y radiaciones abundantes en rayos infrarrojos (o "calóricos"), estimula el sistema nervioso y el metabolismo. También está indicado para reforzar el sistema respiratorio.
  • La helioterapia marina, bajo la enorme luminosidad que causa la reflexión en la arena y el mar, y con una temperatura y humedad moderadas, resulta sedante y está indicada en convalecencias, debilidad general, retrasos de crecimiento o problemas de circulación.
  • Las horas recomendables son entre las 8 y las 11 de la mañana y a partir de las cuatro de la tarde. Las horas centrales del día deben evitarse.
  • El aumento progresivo de la exposición es el gran secreto.
    • El primer día basta con cinco minutos. Los especialistas recomiendan empezar por los pies y cada día posterior sumar cinco minutos y ampliar la zona de exposición.
    • Al quinto día se habrá incluido el pecho (la cabeza se cubre siempre) y el baño habrá durado 25 minutos.
    • Después de diez días, el tiempo máximo de exposición es de 50 minutos, divididos entre la parte anterior y posterior del cuerpo.
  • Conviene realizar pausas para tomar un baño o ponerse a la sombra, durante quince o treinta minutos, hacia la mitad del baño de sol.
  • Tras cada sesión es necesario refrescarse con agua, empezando por la cabeza y luego friccionando los brazos, las piernas, la espalda y finalmente el vientre. En la playa, zambullirse en el mar es la forma más natural y placentera de recuperar la temperatura normal.
  • Permanecer tumbado no es la única manera de tomar el sol. De hecho es mejor moverse, pasar del sol a la sombra ( controlando el tiempo bajo el sol) y hacer algún ejercicio suave, si es posible entre árboles.
  • En la playa, además de sol, se obtiene una buena dosis de yodo, que activa el metabolismo, y de iones negativos que proceden del mar y favorecen el bienestar anímico y físico.

Libros sobre los beneficios del sol para la salud

  • Cómo cura el sol; Manuel Núñez y Claudina Navarro. Ed. RBA Libros
  • El poder curativo del sol; Linda y Alex Wanjorek. Ed. Susaeta
  • La fuerza curativa del sol; Jakob Lorber. Ed Muñoz Moya y Montraveta