A menudo enfermamos cuando la percepción de nuestra realidad íntima no se adecua a la realidad que vivimos; entonces afloran las luchas internas, mentales o físicas, que se expresan según la predisposición de cada individuo.

No se trata de pensar que toda alteración de salud es debida a un trauma mental, sino que un desajuste tenderá a manifestarse de forma distinta en cada persona. La curación no debería ser poner un parche a la expresión sintomática del momento, sino buscar en la profundidad de ese ser por qué ha llegado a esa situación.

La medicina homeopática clásica persigue precisamente este objetivo: valorar cuál es el remedio que ayuda al enfermo a recuperar su armonía global. Para poder madurar saludablemente es fundamental indagar cuáles son nuestros verdaderos anhelos, sin acomodarnos en lo que ya somos o tenemos, atentos al cambio que nosotros mismos estamos demandando.

Gestionar las emociones para mejorar la salud

Actualmente la incidencia de enfermedades como la ansiedad, la depresión o las fobias es muy superior a la de hace solo unos años. Se prescriben entonces ansiolíticos o antidepresivos que intentan mitigar esa expresión de lo más íntimo de nuestro ser.

Esa práctica no hace más que aturdir la mente, hasta el punto de que o bien la persona depende de tales fármacos, o bien, si consigue prescindir de ellos, los síntomas pueden volver a presentarse con tanta o más virulencia.

Hoy día términos como angustia o estrés han pasado a formar parte de nuestro vocabulario. Generalizando su uso se puede llegar a confundir un cuadro patológico con un estado emocional transitorio derivado de una situación cotidiana.

Veamos tres ejemplos que se beneficiaron de un enfoque diferente para conseguir una curación desde el origen.

Una irritabilidad soterrada que causa dolor

Beatriz presentaba unos dolores ardientes en distintas articulaciones que la despertaban y la obligaban a levantarse en busca de algo que la calmara. A veces venían acompañados de adormecimiento de las extremidades, lo que aún le provocaba más desespero.

En sus antecedentes destacaban episodios espasmódicos de asma casi cada primavera, acompañados de sensación de pesadez y plenitud en la boca del estómago.

Hasta ahí podríamos prescribir una serie de remedios que calmasen sus dolencias. ¿Pero dejarían de presentarse entonces?

Beatriz relata su extremada sensibilidad al ruido, ni siquiera soporta escuchar cómo teclean en la mesa de al lado cuando trabaja. Precisamente el trabajo es su pasión: «me devora». Para ella es fundamental realizar sus tareas con la máxima precisión, aunque eso implique largas jornadas y menos tiempo con sus hijas, lo que no deja de crearle un incómodo sentimiento de no estar haciendo lo correcto.

Esa irritabilidad también forma parte de su vida cotidiana. Siempre se ha sentido fácilmente ofendida incluso por tonterías, y reconoce que cuando alguien próximo la contradice, sus respuestas son exageradas, suele gritar y pierde las formas, de lo que más tarde se arrepiente y le causa dolor.

El remedio homeopático Nux vomica le ayuda a suavizar esa gran meticulosidad y deshace progresivamente los nudos de sus contradicciones más profundas, lo que rebaja su carga de tensión.

Beatriz empieza a sentirse más cómoda en el trabajo y en casa. Lo aprovecha para realizar cambios en su enfoque y su desarrollo personal, y todo ello abre el camino para que finalmente desaparezcan sus dolores articulares y no vuelvan a presentarse esas súbitas dificultades respiratorias.

El perdón puede curarnos

Daniela sintió tal sentimiento de rabia y malestar tras una discusión con su hermano que llamó inmediatamente a la consulta.

Le prescribí lo que la humanidad ha aplicado durante siglos para afrontar tales males, un simple acto de generosidad y perdón tras realizar varias inspiraciones profundas.

Recurrir a lo más rápido o lo más fácil no es garantía de solución. Si en vez de gestionar nuestras emociones las acallamos, perdemos la oportunidad de que esa herida sane para siempre.

Pero cuando realmente hay una afectación profunda del estado anímico de la persona la homeopatía tiene mucho que aportar. Básicamente porque no se queda en el diagnóstico sino que busca entender la sensación vital que invade al paciente. El homeópata escucha a fondo al paciente y busca una sustancia que pueda inducir un cambio de actitud; así, algo se reordena a nivel íntimo y la salud mejora.

Recobrar las ganas de vivir

A Eduardo le diagnosticaron una depresión mayor, algo inimaginable meses atrás por su carácter abierto y jovial, su don de gentes y su éxito en los negocios.

De muy joven creó su propia empresa y era dueño de cuatro sociedades en las que trabajaban más de doscientas personas. Era admirado por sus amigos, que apreciaban su alto sentido de la responsabilidad y de la justicia. Pero la crisis le obligó a tomar medidas de reestructuración en las empresas, y aunque no hubo muchos despidos, empezó a encontrarse triste, abatido, sin ánimo.

Eduardo decía sentirse culpable por haber fallado a sus trabajadores y a su familia. Tenía la sensación de haber perdido la confianza y el afecto de sus amigos.

Toda esa tensión la empezó a dirigir contra sí mismo, lo que le provocaba más vulnerabilidad y desasosiego. Abrigaba reiterados pensamientos de suicidio, planteándose la muerte como única vía de escape.

Aurum metallicum fue en este caso el aliado homeopático para que Eduardo se reencontrara consigo mismo. Le ayudó a liberarse de la cuerda que le mantenía atado al fondo del mar, sin posibilidad de respirar. Cuando alcanzó la superficie reordenó su vida y, en su caso, encontró en la fe la respuesta a su búsqueda más íntima.

Remedios homeopáticos para distintos tipos de ansiedad

La ansiedad aparece a menudo como una señal de alarma que indica que se está llegando a un límite. Con frecuencia se debe a un conflicto interno que no llega a resolverse. Reconocer sus causas es la mejor terapia.

Tener que tomar una decisión, dar una conferencia, no llegar a tiempo… hay muchos detonantes que pueden provocan ansiedad. Cierto grado de estrés resulta positivo y necesario, pero si no se gestiona correctamente puede convertirse en un problema para la salud. Detrás de un cuadro de ansiedad pueden esconderse los temores más íntimos, pero también grandes ambiciones no alcanzadas.

A continuación se exponen características de algunos tipos de ansiedad y remedios homeopáticos que pueden encajar ante tal situación, pero corresponderá al médico homeópata elegir el más adecuado en función de cada paciente.

1. Ansiedad anticipatoria

Se caracteriza por la dificultad para afrontar situaciones. Cuando hay algún evento que preocupa, se desea evitarlo a pesar de haber asumido tal compromiso. Suele haber temor al fracaso o a hacer el ridículo. Los remedios homeopáticos más comunes para tratarla son:

  • Carcinosinum
  • Argentum nitricum
  • Gelsemium

2. Ansiedad por el futuro

Suele afectar a personas pesimistas, todo lo ven imposible y nada saldrá bien. Suelen preocuparse más por lo que puede ocurrir que por lo que realmente sucede. Se suelen prescribir los remedios:

  • ​Bryonia
  • Psorinum
  • Phosphorus

3. Ansiedad por los otros

La persona está pendiente de los demás, hasta el punto de olvidarse de sí misma (inconscientemente no se atreve a afrontar sus propios problemas), lo cual le crea un sentimiento de tristeza y desazón. Entre los remedios más comunes que se utilizan:

  • Pulsatilla
  • Calcarea carbonica
  • Lachesis

4. Ansiedad por la salud

Existe una preocupación excesiva por no contraer enfermedades, y la persona está muy atenta a cualquier síntoma. Desconfía de lo que le plantea el médico y suele buscar opiniones en varios profesionales. Un grado extremo es la hipocondría. Es habitual que el homeópata prescriba:

  • Arsenicum album
  • Nux vomica
  • Nitricum acidum

5. Ansiedad de conciencia

La persona se culpabiliza de todo lo que ocurre a su alrededor. Si algo sale mal es siempre debido a su presencia o participación. Remedios comunes:

  • Thuja occidentalis
  • Rhus toxicodendron