Tener en cuenta el ritmo hormonal es básico en la vida. Volvemos a usar el reloj y el calendario, como hizo en otra época la "astrología médica". El nombre ha cambiado, pero no su dependencia del tiempo. Por eso, conviene conocer cómo funciona nuestro sistema hormonal, hasta qué punto la segregación de las hormonas depende de factores externos como la luz y cómo estos ciclos o ritmos hormonales impactan sobre nuestro organismo.

Los ritmos hormonales y su impacto en la salud

Casi a diario me encuentro con comentarios como "se me ha ido el ánimo porque estoy hipoglucémica", "estoy cabreada porque tengo el síndrome premenstrual" o "por la mañana me siento mejor las manos, menos inflamadas".

Muchas de estas situaciones dependen de si se segregan más o menos hormonas, las grandes reguladoras del organismo y origen de numerosos cambios o alteraciones.

Lo bueno de la actividad reguladora de las hormonas es que funciona por ciclos, con lo que es fácil de detectar y predecir.

Al hablar de ellas solemos pensar en medicaciones, en hormonas para engordar animales o modificar caracteres sexuales secundarios... Pocas veces pensamos en su secreción rítmica, sincronizada con la naturaleza.

Las hormonas y su forma de segregarse convierten al niño y la niña en hombre y mujer, pero no de la noche a la mañana, sino bajo la influencia ele tiempos y ciclos.

Cuando se alteran las hormonas buscamos soluciones inmediatas tomando medicación y pocas veces se piensa en recuperar un ciclo.

Pero la gran realidad es que todas las secreciones hormonales están organizadas en ciclos temporales. La luz ejerce un efecto claro sobre los ritmos biológicos, especialmente el ciclo vigilia-sueño y la secreción de ciertas hormonas.

Los ritmos de la vida en función de la luz

Existen tres ritmos relacionados con la luz en un periodo de 24 horas:

  • la pulsatilidad, marcada por pequeños impulsos rítmicos como el pulso;
  • el ritmo circadiano, que depende de la luz,
  • y un ritmo intrínseco asociado al sueño y la comida.

Patrones hormonales en función del momento del día

Los tres ritmos de la vida que hemos comentado interaccionan y dan lugar a diferentes patrones:

  • Al comienzo del sueño aumentan la prolactina y la gonadotrofina, y disminuye la cortisona; hacia el final las dos primeras bajan y sube el cortisol.
  • El ejercicio, la comida y la relajación influyen en el pulso y la secreción hormonal.
  • Los turnos nocturnos o los viajes no sólo alteran el sueño sino que pueden provocar cambios hormonales que tardan en recuperarse 4 o 5 días.​
  • La insulina sigue ritmos de 10 a 14 minutos que pueden aumentar a 80 y 130 minutos. También existen patrones de secreción y acción de la insulina cada 6 horas (coincidiendo con las comidas) y otro al final de la noche, al amanecer.
  • Las hormonas sexuales aumentan su pulsatilidad en la pubertad y luego se adaptan a ritmos mensuales y de luz.
  • La hormona tiroidea sigue 9 ciclos cada 24 horas y aumenta su amplitud de noche, produciendo variaciones con el frío y el calor diferentes en invierno y verano.
  • Los periodos más largos (las estaciones o ciclos de vida como la pubertad o la menopausia) dan más variaciones hormonales.