Durante el invierno los pies son a menudo los grandes olvidados del organismo, enfundados en zapatos o zapatillas.

Pero antes de que el calor invite a liberarlos y lucirlos merece la pena reflexionar sobre la importancia que tienen para nuestra salud, más allá de la cuestión estética.

Los pies no solo constituyen la base sobre la que es posible mantenerse en equilibrio sino que sus zonas sensibles y dolorosas nos recuerdan su conexión con el resto del organismo.

Dispensarles unas atenciones básicas mejora su aspecto y contribuye a ganar armonía y bienestar.

¿Qué cuidados deberíamos dedicar regularmente a los pies?

Los cuidados que se les puede procurar son sencillos y consisten básicamente en exfoliarlos, hidratarlos y masajearlos.

Al llegar a casa se puede elevar las piernas y realizar un masaje ascendente de unos cinco minutos en cada una, sin cremas ni aceites, desde el pie hasta la ingle. Una ducha fría acabará de estimular la circulación.

Una vez en la ducha, se puede utilizar un guante de crin para dar un masaje suave y circular al pie, sin rascar para no lesionar la piel. Además de ayudar a la circulación, se renueva la piel.

Para las durezas se puede usar también una piedra pómez o lima. Existen asimismo cremas exfoliantes específicas para los pies. Se aplica el producto con cuidado, prestando especial atención al talón y las zonas donde se tienden a formar los callos, y después se aclara con agua.

Automasaje relajante para los pies

Una vez los pies limpios y exfoliados, se hidratan realizando un masaje relajante.

  1. Se empieza por los dedos, uno a uno, moviendo bien las articulaciones, estirándolos suavemente y separándolos.
  2. Después se sugiere entretenerse en la planta con movimientos circulares, insistiendo en los puntos dolorosos pero siempre con suavidad.
  3. A continuación se pasa a la zona de los tobillos, moviendo la articulación, y por último a la parte superior del pie.

Este automasaje puede hacerse después del masaje ascendente en las piernas, para completar la activación circulatoria.

Para relajar la planta del pie

Para aliviar las tensiones que puede acumular el pie a consecuencia de la forma de caminar, un calzado inadecuado, un sobreesfuerzo... mientras se está sentado se puede hacer rodar una pelota u objeto circular por toda la planta.

Siempre que se pueda, es aconsejable descalzarse. En casa se puede ir sin zapatos ni calcetines.

Y si se está cerca de la playa, dar un paseo por la orilla del mar. La arena masajea la planta del pie, que puede moverse libremente en todas las direcciones, mientras que el agua del mar alivia los pies hinchados.

Decálogo para cuidar los pies

El Colegio Oficial de Podología de la Comunidad de Madrid, consciente de que los pies son los grandes olvidados del cuerpo durante el invierno, ha presentado un decálogo para cuidarlos especialmente cuando las temperaturas bajan. En resumen, el decálogo dice lo siguiente:

  1. Conviene elegir bien el calzado. Principalmente es importante llevar la talla adecuada: que no baile el pie en el zapato pero que tampoco apriete.
  2. Llevar calcetines de tejidos naturales. Son los que permiten una mejor transpiración y evitan que el pie sude en exceso.
  3. No utilizar jabones agresivos en los pies. Lo más recomendable, según estos especialistas, es utlizar un jabón neutro.
  4. No olvidar la hidratación. No solo aplicando algún hidratante tras el lavado, también bebiendo suficiente agua. Así se evita que los pies se enfríen.
  5. Tomar alimentos ricos en vitamina C, E y K.
  6. Movilizar los pies a menudo.
  7. Evitar los zapatos altos.
  8. No poner los pies fríos directamente sobre una fuente de calor.
  9. Evitar el alcohol, la cafeína y el tabaco.
  10. Vigilar al hacer deporte, puesto que puede aumentar la posibilidad de sufrir lesiones en los pies.