Jesús Guillén, uno de los mayores expertos en neuroeducación del momento, recoge en su blog Escuela con cerebro los resultados del estudio de la psicóloga Hae Yeon Lee, quien ha comprobado que los estudiantes que están convencidos de que pueden mejorar sus capacidades soportan mejor el estrés, lo cual tiene una incidencia directa en el aprendizaje.

Haz que el estrés te ayude

De la misma manera, confirma el estudio, la convicción de que cada situación estresante va a permitirnos crecer configurará positivamente nuestra biología.

1. Adopta posturas de poder

Para mantener esta expectativa positiva puedes imitar a la neurocirujana de la serie Anatomía de Grey, que antes de iniciar una operación de cerebro adopta una postura de superhéroe: abre el pecho y coloca los brazos en jarras.

Ian Roberston, neurocientífico y profesor del Trinity College asegura que adoptar posturas de poder hace que segreguemos hormonas como la testosterona y la dopamina, que nos brindan una sensación de control sobre la situación.

2. Mantén un diario de gratitud

Ayuda ir a dormir con una lista de agradecimientos a lo bueno del día: desayunar con mi hija, la caricia del sol…. Te conectará con lo importante.

Rébecca Shankland, profesora de la Universidad de Grenoble Alpes, autora de Los poderes de la gratitud (Plataforma Actual, 2017), me decía en una entrevista que un diario de gratitud evita los efectos negativos del distrés.

3. Acércate a tus amigos

Para alejar los pensamientos negativos que crecen con el aislamiento, ¿qué mejor que rodearse de amigos y personas que nos quieren? Sentir que contamos con una buen red de apoyo donde pedir ayuda o compartir inquietudes nos da confianza y alegría.

4. Practica ejercicio de forma regular

La práctica regular de ejercicio segrega poderosas endorfinas que sostienen el optimismo y estimulan las zonas cerebrales responsables de la toma de decisiones, de la planificación y el autocontrol.

También te ayuda a mantener la concentración. Cuanto más en forma está el cuerpo, mejor resistencia mental, porque el ejercicio aumenta el tamaño del hipocampo y mantiene a raya la amígdala, la glándula que se activa ante las amenazas y merma el autocontrol.

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5. Selecciona los pensamientos

Para positivizar el estrés, la profesora de Psicología en la Universidad de Stanford Alia Crum aconseja identificar aquellos pensamientos y acciones improductivas que nos poseen ante una situación estresante. Con una lista bien visible, hay que analizar lo que no sirve a nuestros objetivos para eliminarlo. Así el cerebro podrá empezar de cero.

Crum también nos invita a dar la bienvenida a cada sensación corporal: manos sudorosas, respiración rápida… considerándola como el ingrediente que nos permite desarrollar la energía.

6. Regresa al presente

Dividir en pequeños pasos el camino hacia grandes objetivos evita bloqueos y ayuda a centrarse en el presente. "Cuando estamos en el presente la vida nos acoge mejor. Se trata de cultivar una forma de intimidad con el momento que estás viviendo, siendo consciente de cómo afecta a tu cuerpo, la tensión en el cuello, en las manos…", asegura John Kabbat Zinn, divulgador del mindfulness.

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7. Respira conscientemente

Controlar la respiración es fundamental. Para eliminar la negatividad, Ian Roberston aconseja realizar unas respiraciones en las que inspiramos a lo largo de cinco segundos y sacamos el aire contando cinco más.

8. Respeta los descansos

Los deportistas de élite saben que la recuperación es tan determinante para un buen rendimiento como el mismo entrenamiento.

Podemos parar y desconectar la "alarma" comiendo pausadamente, durmiendo lo necesario, saltando o bailando… La energía de la cabeza bajará a los pies y ayudará al cerebro a recuperarse para retomar el esfuerzo sin bloquearse.