Todas las personas necesitamos sentirnos valoradas y amadas, porque el amor nos hace humanos. Y gracias al primer amor incondicional que nos dieron nuestros padres somos capaces de amarnos a nosotros mismos y sentirnos valiosos siempre a pesar de los vaivenes de la vida.
Pero cuando esa sensación de valía está demasiado centrada en un aspecto limitado de la vida, cuando basamos nuestra valía el aspecto físico, se es mucho más vulnerable.
La obsesión por el peso: ¿falta de autoestima?
En un mundo líquido e incontrolable, muchas personas emplean su cuerpo como tabla de salvación: "Se utiliza para tapar angustias psíquicas que no son fáciles de resolver, que producen inquietud", explica la psicóloga y psicoanalista Isabel Menéndez.
Tiene que ver con la relación que tenemos con los demás, con cómo nos sentimos. Todos esos aspectos psíquicos son mucho más difusos e incontrolables que los aspectos físicos. Es más fácil pensar que podemos controlar nuestro peso corporal que el mundo emocional.
La obsesión por adelgazar también esconde un problema de autoestima. Puesto que somos seres sociales, una baja autoestima nos lleva a angustiarnos por lo que piensan y sienten los demás respecto a nosotros.
Las trampas de la autocrítica
"Como humanos, estamos dotados de la capacidad de reflexionar, de observarnos mientras actuamos. Tenemos la oportunidad de analizarnos y, por tanto, transformarnos y mejorarnos", explica Christophe André, psiquiatra y psicoterapeuta.
El problema viene cuando utilizamos esta capacidad para criticarnos e infravalorarnos; para hacernos la vida imposible e incómoda. Tememos el rechazo, en vez de suscitar la aceptación. Recelamos del fracaso en lugar de perseguir el éxito, concluye André.
La familia nos marca
Los contactos que mantenemos con los demás dependen de la imagen que tenemos de nuestro cuerpo. Por eso resulta tan fácil caer en la trampa de la delgadez y las dietas.
"Es la relación emocional de los padres con su hijo la que constituye fundamentalmente esta imagen, que será la base sobre la que se apoyará la evolución psíquica de la persona y de la que dependerá el grado de aceptación que tenga de su cuerpo", opina Menéndez.
Es muy importante esa relación con los padres porque, cuando crecemos, otros ámbitos sociales influyen poderosamente: el colegio, los amigos, los comentarios, la televisión, las revistas con modelos "sin curvas", la moda diseñada para ser expuesta en maniquís de plástico…
Aprender a quererte es la clave
Si nos angustian esos kilos de más, es posible que nos falten unos gramos de autoestima. Estas pautas te ayudarán a ver tu cuerpo desde otra perspectiva:
1. Reconoce tus inseguridades
"En lugar de expresarnos y decir lo que nos pasa, nos tapamos la boca con comida. Porque calma de una forma muy primaria, como el primer alimento de la madre", comenta Isabel Menéndez. Por ello, reconocer nuestras inseguridades es un primer paso para no "utilizar" la comida como tapadera de otros conflictos.
2. Expresa lo que sientes
Para despertar el amor en los demás, creemos que deberíamos ser distintos. Otorgamos una exagerada importancia a las imperfecciones, a las arrugas, a los kilos... Y fantaseamos con que, si hubiéramos coincidido con un ideal externo, habríamos recibido el amor anhelado, explica la psicoterapeuta Laura Gutman.
Pero, en vez de focalizar la atención en lo que creemos que le sobra o le falta a nuestro cuerpo, lo verdaderamente amoroso es centrarse en lo que sí tenemos y podemos potenciar.
3. Crea tu identidad
Especialmente sobre la mujer pesan muchas presiones. Isabel Menéndez cree que se desvaloriza lo femenino desde la moda, el cine o la industria mostrando cuerpos extremadamente delgados, sin curvas. Eso significa ir contra la feminidad y arrebatar a las mujeres el poder de crear su identidad femenina.
"Damos demasiado valor al ideal de ser delgada. Pero las curvas son estupendas. Tenemos que pensarnos y querernos de otra manera", concluye esta psicóloga.
Ejercicio para potenciar tu autoestima
Esta práctica te ayuda a reconectar con tu esencia. Consiste en entrenar tu mente para crear un espacio de paz donde poder trabajar tu autoestima. Te lo contamos paso a paso:
- Lanza a tu mente la siguiente pregunta: "¿cuál será mi siguiente pensamiento?". Espera y espera hasta que ese nuevo pensamiento aparezca.
- Necesitas situar tu mente justo en ese "modo de espera", ese momento en que no estás pensando nada, sino solo esperando un nuevo pensamiento. Practica varias veces hasta que ese momento se haga más amplio y te resulte fácil mantenerte ahí por un tiempo inconcreto.
- Cuando tengas un poco de práctica, siéntate en un lugar tranquilo y lanza a tu mente la pregunta: "¿por qué no amo mi cuerpo?", "¿por qué tengo miedo a relacionarme con los demás o con tal persona", "¿qué esconde mi deseo de estar delgado?"… O cualquier otro tema que te angustie y te haga comer en exceso o preocuparte demasiado por tu imagen. Debe ser solo una pregunta, no varias.
- Cuando hayas lanzado tu pregunta en silencio, pon tu mente en el "modo de espera" que has aprendido antes. Si divaga, vuelve a lanzar tu pregunta y busca de nuevo ese espacio especial de calma.
- Las repuestas te vendrán de forma intuitiva durante los días posteriores.