Todos hemos sentido dolor muscular alguna vez. La mayoría lo achacamos al estrés, los nervios o el ritmo de vida frenético pero… ¿realmente ese dolor es fruto de un momento puntual o detrás de él se esconde algo más profundo?

El Método de Liberación de Corazas (MLC) puede ayudarnos a averiguarlo.

¿En qué consiste el Método de Liberación de Corazas?

Para Marie Lise Labonté, la psicoterapeuta que ha creado este método, "los músculos pueden conservar durante años el recuerdo de experiencias con las que están relacionados. Registran en sus células musculares la vida, los recuerdos, las emociones, las imágenes, la representación entera de una experiencia tanto física como psíquica". Una afirmación que refrendarían muchos terapeutas corporales.

Si no se gestionan de forma adecuada estos recuerdos o experiencias que tal vez están instalados en el inconsciente pueden acabar alentando bloqueos corporales, que impiden que la energía vital circule libremente por los músculos afectados, provocando rigidez, tensión y dolor e incluso enfermedad.

"Las corazas pueden manifestarse en forma de artritis reumatoide, fibromialgia, fatiga crónica, cáncer... y provocar desgana de vivir, depresiones… Son signos que muestran que el cuerpo y la psique han sido aprisionados por una coraza", afirma Lurdes Reina, psicoterapeuta corporal y presidenta de la asociación española de MLC.

Las sesiones de MLC suelen estructurarse en ciclos (de 8 a 12 clases de una hora), y pueden llevarse a cabo tanto en grupo como de forma individual. Es un trabajo psicocorporal en diversas fases.

Deshaciendo las corazas una por una

Como explica Marie Lise Labonté en Liberar las corazas, estas "se han ido formando a medida que hemos dicho 'sí' a la negación de nosotros mismos y también a medida que, por miedo, cólera, ira o impotencia, teníamos las mandíbulas apretadas; las manos, crispadas; la respiración, bloqueada; la espalda, encorvada; las piernas, tensas".

El Método de Liberación de Corazas ayuda a deshacer esas capas mediante movimientos sencillos y suaves, en los que se utilizan pelotas de tenis, balones de espuma, almohadillas o bastones cubiertos de caucho. Cuando el cuerpo entra en contacto con estos instrumentos la persona puede percibir más fácilmente cómo está su musculatura.

Lurdes Reina lo ilustra con este ejemplo: "Si estamos moviendo el brazo con una pelota de tenis bajo el trapecio, el movimiento no se podrá hacer ampliamente si en esa zona hay una coraza. El brazo, el hombro y el tórax se comportarán como un bloque único. En cambio, cuando la coraza no está presente la movilidad del brazo se puede disociar de la del hombro".

Del lenguaje del cuerpo al de las emociones

Pero el MLC actúa también en un plano emocional o mental. "Muchos de los movimientos están pautados a un ritmo y tono de voz que permiten relajar el sistema nervioso y contactar con una parte más inconsciente. Así, mientras una persona realiza el movimiento pueden surgir emociones, imágenes o pensamientos que estaban acotados en el mundo del inconsciente", comenta Natàlia C. de Sobregrau, psicóloga y terapeuta de MLC.

"Empezar a hacer MLC es ir a aprender otro idioma, un idioma que nos resulta muy desconocido –afirma la presidenta de MLC España–. Es reencontrarse con el lenguaje del cuerpo". Mediante este diálogo psicocorporal el método ayuda a reunificarse, a volver a encontrarse con uno mismo.

"La idea sería ir descorazando o quitando la rigidez para llegar a sentir lo que uno es, el ser que está libre de juicios, de corazas físicas, de dolor físico y emocional", añade Natàlia C. de Sobregrau.

Tipos de movimiento para liberar la tensión de las corazas

Para lograr este objetivo el MLC se basa en diferentes movimientos, partiendo de la idea de que el cuerpo es una especie de cebolla con diferentes capas.

  • Así, en primer lugar se trabaja la capa más superficial, la de los músculos que están en la superficie del organismo. Lo hace mediante masajes con un bastón o con diferentes tipos de pelotas.
    "Los movimientos de apertura suelen vivirse con agrado, aunque a veces pueden crear sensaciones extrañas para alguien que no esté acostumbrado a ellos: temblores, calor o frío, cansancio o pesadez… Estas sensaciones son signo de que el cuerpo se está despertando", explica Marie Lise Labonté.
  • A continuación se pasa a los movimientos de estiramiento, que inciden sobre una musculatura algo más profunda, clasificada por el MLC como intermedia.
    Uno de sus principales objetivos es que la persona recobre su alineación natural, respetando tanto el eje vertical como el horizontal (por ejemplo, que camine erguida y no encorvada).
  • La última serie de ejercicios se destina a los movimientos de unificación que, según palabras de Natàlia C. de Sobregrau, "sirven para tranquilizar, cerrar la sesión y armonizar a la persona". Normalmente, y a diferencia de lo que ocurre en los otros dos tipos de movimiento, no se utiliza ningún material complementario para llevarlos a cabo.

Gracias a estas rutinas se vinculan las distintas partes del cuerpo, tanto las capas más superficiales como las más profundas, y se establece un diálogo entre ellas.

Todos los ejercicios se hacen respetando el ritmo propio de cada persona.

Se trata de movimientos tranquilos, que no pretenden forzar la musculatura ni la respiración, sobre todo en las sesiones iniciales.

De esta forma se invita a descubrir por uno mismo cómo está su cuerpo y cómo respira. En definitiva, cómo se expresa y qué esconde detrás de posibles dolores o malestares.

Trabajo sobre el inconsciente

Para esta técnica psicocorporal el mundo del inconsciente es muy importante. Tanto es así que, además del movimiento, utiliza otras herramientas que facilitan el contacto con esa información oculta.

Una de ellas es el dibujo. "Cuando pedimos a una persona que dibuje su propio cuerpo en un papel facilitamos que el inconsciente se exprese y le dé una imagen de sí misma de la que todavía no es consciente. El dibujo sirve para pasar a la conciencia las corazas que en ese momento están más presentes", explica Lurdes Reina.

En ocasiones este contacto con el inconsciente se lleva a cabo a través de la visualización.

Beneficios del método de liberación de corazas

Pero… ¿cuánto tiempo cuesta liberar una coraza?

"Es algo difícil de responder –afirma la presidenta de la asociación española de MLC– porque el cuerpo guía el proceso. Sin embargo, desde el principio se empieza a notar que el cuerpo adopta una posición diferente en el espacio y al moverse. Hay personas que comentan que desde la primera sesión los pies, que normalmente sentimos solo cuando nos duelen, empiezan a estar presentes. Esto aporta una gran seguridad".

A esta mayor conciencia corporal Natàlia C. de Sobregrau añade otros beneficios. "Durante las sesiones la persona se da un espacio donde parar y tranquilizarse. El método también lleva al aquí y ahora, y esto puede ayudar a centrar la atención".

A medio y largo plazo el MLC, además, contribuye a aportar una mayor movilidad y ampliación muscular, a respirar mejor y a reforzar la musculatura.

Finalmente, como apunta Natàlia, "una vez liberados de nuestras corazas habitamos nuestro cuerpo, vivimos nuestra vida, nuestro amor, nuestra transparencia. Y si es necesario podemos ponernos otra coraza durante un segundo, un minuto o una hora si es preciso, pero siempre seremos libres para quitárnosla".

La autocuración de su creadora

Con tan solo 25 años el cuerpo de Marie Lise Labonté había sido sometido a multitud de tratamientos, pruebas y operaciones debido a una artritis reumatoide degenerativa.

Fue entonces cuando cayó en sus manos El cuerpo tiene sus razones, el libro en el que Thérèse Bertherat explica las bases de la llamada antigimnasia. Labonté decidió trasladarse de su Canadá natal a Francia para ponerse en manos de Bertherat.

La antigimnasia le ayudó a reencontrarse con ella misma, a liberar su cuerpo de las tensiones físicas, emocionales y psíquicas que habían acabado enfermándolo.

Tras su experiencia de autocuración desarrolló su propio método, el MLC, basado en la antigimnasia, el rolfing y las teorías psicoanalíticas de Wilhelm Reich.

5 ejercicios sencillos del Método de Liberación de Corazas

1. Apertura de caderas

  1. Túmbate en el suelo, dobla las piernas y alinea los talones a la anchura de las caderas. Coloca una pelota de tenis bajo el hueso de la nalga derecha (isquion).
  2. Sujeta la rodilla derecha con la mano derecha. Llévala hacia el pecho, sin que la espalda se contraiga, y dibuja con la rodilla un movimiento circular, en el sentido que te resulte más fácil. Respira.
  3. Retira la pelota bajo el isquion, estira las piernas y compara la sensación de la derecha y la izquierda. Repite el movimiento con la pelota bajo el isquion izquierdo.

Efectos: Actúa sobre la coraza pélvica.

2. Apertura de hombros

  1. Tiéndete sobre la espalda y dobla las piernas. Alinea los talones con las nalgas. Coloca una pelota de espuma grande bajo la cabeza y una de tenis bajo el trapecio derecho, en la parte alta de la espalda. Lleva el brazo derecho hacia el techo. Deja que la mano cuelgue y relaja el hombro.
  2. Haz círculos con el brazo por encima del hombro. Respira a tu ritmo. Cuando quieras, para, saca la pelota y posa el brazo en el suelo. Observa cómo el omoplato, el brazo y el hombro reposan sobre el suelo y compáralo con el lado izquierdo del cuerpo.
  3. Repite el movimiento del mismo lado, pero con el antebrazo flexionado. La mano reposa en dirección al pecho y los círculos se hacen con la punta del codo.
  4. Desplaza el codo a derecha e izquierda. Haz los mismos movimientos con el otro lado.

Efectos: Libera el hombro, el cuello y el brazo.

3. Estiramiento de espalda y piernas

  1. Tiéndete sobre la espalda. Coloca un bastón recubierto de espuma a la derecha de la columna vertebral, sobrepasando ligeramente el hombro y el hueso de la nalga. Flexiona las dos piernas, alinea el talón del pie derecho con el bastón. Estira la pierna si puedes.
  2. Coloca una pelota de espuma grande bajo la cabeza. Al espirar, acerca la rodilla derecha al pecho con la mano derecha. El lado derecho del tronco entra aún más en contacto con el bastón. Relájate con la inspiración; repite el movimiento.
  3. Cuando quieras, deja el pie en el suelo, retira el bastón y estira la pierna derecha. Levántate y compara el lado derecho e izquierdo del cuerpo al caminar.
  4. Explora el otro lado del mismo modo.

Efectos: Libera las corazas torácica, abdominal y pélvica

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4. Estiramiento de brazos y hombros

  1. Tiéndete sobre el lado derecho, con el brazo derecho en ángulo recto con el tronco y el brazo izquierdo por encima del derecho. La cabeza descansa sobre un cojín delgado o una pelota de espuma y la pierna izquierda está flexionada encima de la derecha.
  2. Inspira levantando el brazo izquierdo hacia el techo y, en la espiración, llévalo sobre el brazo derecho; repite varias veces dejando el brazo izquierdo pesado. Siente que, al abrir el brazo izquierdo al inspirar, llevas la respiración hasta el pulmón izquierdo.
  3. Al inspirar, lleva el brazo izquierdo hacia el techo y al espirar deja que cuelgue hacia atrás, como si quisieras tocar a alguien situado detrás de ti. Inspira de nuevo y llévalo por encima del brazo derecho. Vuelve a empezar. No hay que forzar el estiramiento, no se trata de llevar el brazo al suelo.
  4. Cuando sientas que ya es bastante, rueda hasta quedar tendido sobre la espalda. Compara el lado derecho con el izquierdo. Camina y compara. También puede ser interesante que te mires en el espejo.

Efectos: Ayuda a liberar la tensión torácica, diafragmática, ocular y las de la garganta y del cuello.

5. Movimiento de armonización

  1. Tiéndete sobre la espalda, con las rodillas flexionadas, la pierna derecha cruzada sobre la izquierda, muslo sobre muslo. El pie izquierdo está en contacto con el suelo.
  2. Lleva los brazos hacia el techo, junta las manos con los dedos entrecruzados.
  3. Balancea las piernas a derecha e izquierda sin que el pie izquierdo pierda el contacto con el suelo. Balancea el triángulo de los brazos en el mismo sentido que las piernas y deja que la cabeza siga el movimiento de los brazos.
  4. Ahora balancea el triángulo formado por los brazos en el sentido contrario al del movimiento de las piernas, respirando a tu ritmo. Mantén la planta del pie izquierdo en el suelo.
  5. Rota la cabeza poco a poco siguiendo el movimiento de las piernas, en su mismo sentido. Cuando quieras, para y estira brazos y piernas; cierra los ojos y observa cómo circula la energía en tu cuerpo.
  6. Repítelo al otro lado, cruzando la pierna izquierda sobre la derecha, con la planta del pie derecho en el suelo.

Efectos: Hecho lentamente libera todas las corazas.

6. Caminar sobre el bastón.

  1. Sitúa los pies a la anchura de las caderas y relaja los brazos y los hombros.
  2. Coloca la punta de los dedos de los pies sobre un bastón recubierto de espuma. Empieza a caminar sobre él hasta llegar a los talones, manteniendo flexibles las rodillas.
  3. Cuando llegues a los talones vuelve a empezar el movimiento en dirección a los dedos.

Efectos: Actúa sobre la coraza pélvica, que engloba las piernas y los pies.

Más información

  • Estos movimientos reproducen los del libro Liberar las corazas, de Marie Lise Labonté (Ed. Luciérnaga), con la autorización expresa de su autora.
  • La Asociación Española de MLC agrupa a profesionales con formación en el Método de Liberación de Corazas.