Método Nakagawa : 8 ejercicios para ver mejor

Este entrenamiento visual armoniza ojos y cerebro para recuperar las condiciones naturales de la visión y activar nuestra capacidad autorreparadora.

Nuestra visión está en parte condicionada por nuestra genética pero también por nuestros hábitos. Pasar poco tiempo al aire libre y no ofrecer a nuestros ojos el debido descanso abusando de pantallas o forzando la vista en condiciones de iluminación poco adecuadas puede pasarnos factura. Recuperar la visión revirtiendo estos efectos y corrigiendo los hábitos que llevan a ellos es el objetivo de terapias visuales naturales basadas en la reeducación visual. 

Una de las técnias más populares de los últimos años es el método Nakagawa de reeducación visual, creado por el oftalmólogo japonés Kazuhiro Nakagawa.

En este artículo de Marc García, educador visual, nos cuenta las claves de este método y nos propone una secuencia de ejercicios del método Nakagawa que puedes practicar en casa para empezar a cuidar de tus ojos y mejorar tu vista.

Por Marc García, educador visual

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Crear oposición para relajar el cuello

Entrelaza las manos y colócalas detrás de la cabeza, en la zona del hueso occipital.

Empuja progresiva y suavemente la cabeza hacia delante con las manos, y de manera simultánea ofrece resistencia hacia atrás con la cabeza.

Mantén este equilibrio de fuerzas durante diez segundos.

Este ejercicio ayuda a relajar la tensión del cuello.

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Descansa la cabeza en tus manos

Separa las manos que tenías entrelazadas y relájalas.

Ahora permite que los codos descansen sobre la mesa y sirvan de punto de apoyo para que el mentón y la zona inferior de la mandíbula repose en las palmas de las manos.

Saca la barbilla, a la vez que comienzas a estirar el cuello hacia delante

Mantén esta posición nuevamente durante diez segundos. Este ejercicio te ayudará a seguir rebajando la tensión del cuello.

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Estiramiento lateral del cuello

Agárrate el lado izquierdo de la cabeza con la mano derecha e inclina el cuello hacia la derecha.

Mantén esta posición durante diez segundos, separa la mano derecha de la cabeza y permite que esta vuelva a su posición erguida.

Repite hacia el otro lado.

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Relajar los hombros

Levanta las manos hacia el cielo estirando los brazos y flexiona los codos unos 90˚, de modo que la palma de cada mano repose sobre el codo contrario.

Tira del codo izquierdo con la mano derecha. Mientras tires, la cabeza debe permanecer vertical.

Mantén el estiramiento durante diez segundos.

Repite cambiando de brazo y sentido a la hora de tirar, es decir, que sea la mano izquierda la que tira del codo derecho. Sostén otros diez segundos y relaja.

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Ojos a punto para cuando vienen curvas

Coloca el pulgar frente a los ojos, a unos 30 cm de distancia y bien centrado.

Dibuja curvas en el aire con él y sigue su movimiento con los ojos.

Al principio, dibuja curvas dentro de una pequeña distancia a lo ancho, y a continuación amplía progresivamente la distancia mientras aceleras poco a poco.

Asegúrate de mover los ojos en todas las direcciones: hacia arriba, hacia abajo y hacia los lados.

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Corregir la falta de simetría visual

Escribe la letra A en la uña del pulgar y coloca a continuación el pulgar tan lejos de tu cara como puedas.

Cierra el ojo izquierdo y mira la letra A, y luego mírala con el ojo izquierdo también abierto.

¿Aparece una imagen unificada de la letra A al instante? Si es así, tus ojos están viendo correctamente lo mismo al mismo tiempo.

Si tarda más de un segundo en producirse la unificación, la primera simetría no está funcionando bien. En este caso, sigue practicando.

Haz lo mismo con el otro ojo. Este ejercicio permite saber si los dos ojos están viendo lo mismo simultáneamente y ayuda a corregirlo.

 

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Agudizar el enfoque con cada uno de los ojos

Cuelga un cartel o calendario en una pared lejana.

Coloca la palma de la mano a entre 30 y 40 centímetros de distancia de los ojos.

Mira el calendario y la palma de la mano alternativamente. Al principio, alterna la mirada cada 3 segundos y acelera progresivamente, reduciendo la cantidad de segundos.

Hazlo 20 o 30 veces.

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Paliar el uso excesivo de pantallas

Sujétate la barbilla con la mano izquierda para mantener la cabeza inmóvil y traza lentamente con el dedo índice derecho un gran círculo en el aire.

Mientras lo dibujas, sigue el movimiento de la punta del dedo con ambos ojos.

A continuación, dibuja en grande un triángulo y luego un cuadrado, y sigue la punta del dedo a medida que lo haces.

Cuando hayas acabado, repite el ejercicio cambiando de mano, es decir, sujetándote la barbilla con la mano derecha y trazando un círculo, un triángulo y un cuadrado con el dedo índice de la mano izquierda. Una vez más, sigue la punta del dedo mientras dibujas las formas en el aire.

Realiza los tres pasos dos veces por lado.

Método Nakagawa para mejorar la vista

Nuestros ojos constantemente persiguen algo. No es nada extraño, pues el ser humano siempre ha estado alerta tanto para cazar como para no ser cazado.

Sin embargo, la función de ver no es exclusiva de los órganos de la vista, pues los ojos trabajan conjuntamente con el cerebro para recibir e interpretar las imágenes. En tanto en cuanto cerebro y ojos trabajen de forma armónica, habrá un normal desarrollo de la función de ver.

Regla número 1: dale a tus ojos luz y descanso

Aunque los defectos de visión se deban en gran parte a alteraciones en el globo ocular, recientes estudios descartan que estos sean producidos por motivos exclusivamente genéticos.

Tras analizar qué factores inciden negativamente en la visión, los resultados confirman lo que por intuición ya podríamos predecir: necesitamos vivir más al aire libre, descansar nuestros ojos y volver a las condiciones para las cuales nuestros ojos fueron diseñados.

En el exterior nos exponemos a la luz solar, lo que produce profundos beneficios en nuestro organismo y en nuestra función de ver. Seguir los ritmos biológicos del cuerpo es un elemento clave para mejorar nuestra visión.

Regla número 2: entrena tus ojos

En esta misma dirección apunta el método Nakagawa de reeducación visual, creado recientemente por el oftalmólogo japonés Kazuhiro Nakagawa.

En este método de entrenamiento visual, se enfatiza el poder de ver del cerebro y se apela al potencial de autocuración del cuerpo para mejorar la visión en un gran número de deficiencias visuales.

Más arriba hemos incluido una selección de ejercicios específicos del método Nakagawa para mejorar la función de ver de los ojos. Pero antes de ponerte con ellos, ten en cuenta la regla número 3.

Regla número 3: tu mente también te ayuda a ver

La mente es el fundamento de la recuperación. De por sí, seguir disciplinadamente una tabla de ejercicios no va a mejorar nuestra visión. Es la actitud alegre de un niño que se entusiasma a cada instante la que nos permitirá disfrutar de los ejercicios y que estos funcionen.

Una mente apagada nos hace renunciar fácilmente a nuestros sueños. Los sueños son el alimento de nuestra mente, nos dotan de propósito y despiertan nuestro auténtico potencial. Este método nos posiciona como plenos responsables de nuestra función de ver.

En cuanto a la función de ver de la mente, hay ciertos aspectos que conviene considerar y estimular:

  • No olvides la visión periférica: No hay que confundir ver y vivir enfocado con ser estrecho de miras, tanto en el aspecto visual como vital de la expresión. La visión periférica es fundamental para relativizar el contexto, pues el centro siempre lo es en relación a una periferia.
  • Trabaja la memoria: Al grabar la imagen de la retina en el cerebro repetidamente (lo que conocemos como memoria visual) se estimula la función visual y mejora el aprendizaje.
  • Da rienda suelta a tu imaginación: La imaginación ayuda a restaurar la agudeza visual, nos da el poder de agrandar y dar forma en el ojo de la mente a la imagen de cualquier cosa que uno no reconoce claramente. La imaginación es el poder de llenar los espacios en blanco.
  • La vida (y la visión) está hecha de contrastes: Nuestros ojos han ido perdiendo la tolerancia y la adaptación a las diversas intensidades y frecuencias de luz. Necesitamos exponernos a entornos, tanto claros como oscuros, que agudicen nuestra sensibilidad a los contrastes.
  • Coordinar ojos, cerebro y cuerpo: Al coordinar ojos, cerebro y resto del cuerpo, se transmiten estímulos visuales al cerebro que desarrollan la rapidez en procesar y enviar instrucciones al cuerpo para que responda adecuadamente.

Ahora ya estás preparado para empezar con los ejercicios, pero antes te invito a cerrar los ojos y deleitarte unos instantes con un relajante silencio visual. ¡Disfruta!

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