El ser humano no podría vivir sin la microbiota, el conjunto de bacterias que colonizan las mucosas y cavidades orgánicas. Convive con ellas en una interacción simbiótica o mutualista: ambas partes se benefician. La inmensa mayoría de esas bacterias se alojan en el tracto gastrointestinal y son lo que se conoce como flora o microbiota intestinal.

Se dividen en tres géneros, los firmicutes, bacteroidetes y actinobacterias, a su vez formados por unas mil especies distintas. En total, unos cien billones de bacterias. ¡Diez veces más que las células del cuerpo!

Estas comunidades bacterianas, dinámicas y complejas, tienen una gran influencia sobre la salud. Su alteración se relaciona con diferentes trastornos, algunos de gran trascendencia clínica. Asimismo, mantenerla sana puede ayudar alejar diferentes trastornos de salud. Estos son algunos de los beneficios demostrados de mantener una microbiota intestinal sana.

1. Ayuda a prevenir la inflamación

La mayoría de bacterias digestivas cumplen una función positiva, siempre que se queden en el intestino y no alcancen otros órganos. Si traspasan la barrera intestinal, pueden diseminarse, llegar a órganos como el hígado y provocar inicialmente inflamación y más adelante trastornos de tipo metabólico y autoinmune.

Para que unas bacterias no se escapen, otras deben actuar como guardianas. Un estudio del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), dirigido por el doctor Valentín Fuster, en colaboración con el Departamento de Inmunología de la Universidad Complutense, ha descubierto que las bacterias del género de los Lactobacillus refuerzan la barrera intestinal.

Los científicos han hallado que estas bacterias contienen o producen unas moléculas que estimulan a través de un receptor específico, denominado Mincle (Clec4e), a las células inmunitarias dendríticas cuya función es fortalecer la barrera intestinal. Se establece, por tanto, una relación simbiótica de beneficio mutuo que promueve la salud del organismo entero.

Los investigadores han podido comprobar que la administración de microorganismos como los Lactobacillus durante el desarrollo temprano de los ratones refuerza la barrera intestinal mediante su interacción con el receptor Mincle, según María Martínez-López, autora que lidera el estudio.

Martínez-López y sus colegas esperan que el hallazgo sirva para diseñar un tratamiento a base de probióticos (bacterias) o prebióticos (alimentos que favorecen la multiplicación de las bacterias beneficiosas) para tratar una variedad de enfermedades.

Por ejemplo, podría ser útil para tratar alteraciones del metabolismo de las grasas, como la colesterolemia o los triglicéridos elevados.

La bacteria del chucrut

En la experimentación se recurrió a la bacteria Lactobacillus plantarum, una de las principales responsables de la fermentación del chucrut. Investigaciones anteriores, realizadas con cepas de L. plantarum habían probado sus propiedades antiinflamatorias.

El estudio del CNIC y la UCM ha sido publicado por la revista Immunity.

2. Mejora los síntomas del síndrome premenstrual

No hay una causa única del síndrome premenstrual. Sí un factor hormonal. En condiciones normales, tras la ovulación disminuyen los estrógenos y aumentan la progesterona y la prolactina, preparando al cuerpo para una posible concepción.

Si hay un exceso de estrógenos o déficit de progesterona, entre la ovulación y la regla aparecen síntomas premenstruales, que se suman a cambios en los neurotransmisores, en especial al déficit de serotonina.

Los cambios hormonales y en neurotransmisores pueden deberse en parte a disruptores endocrinos como los pesticidas, el bisfenol, ingredientes cosméticos…Pero también al estrés y la alimentación.

Otro factor que puede ser decisivo para que aparezcan dolores premenstruales es el estado de la microbiota intestinal.

La microbiota es resultado de nuestra dieta. Hay alimentos que promocionan un tipo de flora intestinal e inhiben otra. Así, la disbiosis intestinal, o alteración de nuestra microbiota habitual, puede aumentar la flora patógena proinflamatoria que afecta a la mucosa intestinal y su permeabilidad.

La alteración de la mucosa intestinal puede influir en las hormonas y neurotransmisores que causan el síndrome premenstrual, así como en los síntomas físicos y emocionales.

Tratamiento de fondo para prevenir el síndrome premenstrual

Además de tratar los síntomas con plantas como el sauzgatillo, que regulan los estrógenos y la progesterona, te aconsejo un tratamiento de fondo que incluya los siguientes aspectos:

  • Realizar regularmente ejercicio aeróbico (paseos por la naturaleza).
  • Evitar la cafeína, el alcohol y el tabaco.
  • Mejorar la alimentación para corregir la disbiosis.

Los cambios en la dieta deben ir en el sentido de evitar la proteína animal, los azúcares añadidos, el exceso de sal y los alimentos refinados y ultraprocesados.

Se aconseja tomar alimentos ricos en fibra (son especialmente recomendables el plátano, el ajo, la cebolla y los espárragos), en magnesio (como almendras, espinacas y verdudras de hoja verde en general) y vitaminas del grupo B, en especial vitamina B6, como cereales integrales y legumbres.

Es básico también regular el tránsito intestinal evitando el estreñimiento. Te ayudará a fibra presente en frutas, hortalizas y legumbres, y beber suficiente agua a lo largo del día.

3. Favorece la salud arterial

El engrosamiento y endurecimiento de las arterias característico de la arterioesclerosis no son favorecidos por el exceso de grasas, sino por la microbiota intestinal alterada que inicia un proceso inflamatorio.

Las grasas llevan décadas siendo señaladas como causantes de las enfermedades cardiovasculares y, sin embargo, los culpables podrían ser los diferentes factores que provocan un empobrecimiento de las especies que componen la microbiota digestiva.

Investigadores del King's College de Londres, dirigidos por la doctora Ana M. Valdes, analizaron la composición de su microbiota intestinal y realizaron un diagnóstico del estado de las arterias de un grupo de 617 mujeres de mediana edad, entre ellas muchas parejas de gemelas para descartar el factor genético.

Al comparar los datos obtenidos, los científicos comprobaron que existía una relación directa entre poca diversidad de bacterias intestinales y síntomas de enfermedad arterial.

En cambio, las mujeres con más especies de bacterias en su intestino gozaban de unas arterias en mejor estado.

En consecuencia, los autores del estudio, publicado en el European Heart Journal, señalan que aumentar la diversidad de bacterias intestinales podría ser un tratamiento eficaz de la arterioesclerosis.

El estudio abre nuevas vías de investigación de las causas de las enfermedades cardiovasculares. Existen varios factores conocidos que empobrecen la diversidad de la microbiota y que, por tanto, podrían estar relacionados.

Uno de estos factores es la dieta con un exceso de azúcares y alimentos refinados, y pobre en fibra, pues reduce la variedad entre las poblaciones de especies bacterianas.

Otros factores son el nacimiento por cesárea, un periodo de lactancia insuficiente, el abuso de tratamientos con antibióticosa lo largo de la infancia, la exposición a pesticidas y a otras sustancias químicas con propiedades antibacterianas.

Por otra parte, se conocen otras variables que pueden afectar al estado de las arterias. El exceso de proteínas en la dieta y las deficiencias de vitamina D y de omega-3 pueden favorecer la rigidez arterial.

9 consejos para mantener tus arterias en buen estado

Los conocimientos actuales permiten diseñar una estrategia para conservar la salud cardiovascular:

  1. Seguir un dieta rica en fibra vegetal prebiótica.
  2. Consumir alimentos probióticos (con bacterias beneficiosas vivas).
  3. Evitar el consumo innecesario de antibióticos, así como la exposición a pesticidas en los alimentos.
  4. Asegurarse la obtención de suficientes omega-3 tomando diariamente semillas molidas de lino o nueces.
  5. Consumir grasas que se han probado beneficiosas como el aceite de oliva virgen extra, el aguacate y el aceite de coco virgen.
  6. Reducir al mínimo los azúcares libres y los alimentos refinados.
  7. Incluir en la dieta alimentos ricos en flavonoides antioxidantes que favorecen la flexibilidad de las arterias, como los arándanos, las uvas o el té verde.
  8. Obtener la mayoría o la totalidad de las proteínas de alimentos vegetales que las contienen en abundancia, como las legumbres, las semillas y los frutos secos.
  9. Seguir una dieta equilibrada, que no favorezca el aumento de peso, y hacer ejercicio físico.

Con estas medidas estaremos manteniendo bajo control otros factores de riesgo, como la resistencia insulínica, la hipertensión arterial y los niveles altos de colesterol y triglicéridos.

4. Puede ayudar a alejar el riesgo de alzhéimer

Las bacterias que viven en nuestro intestino pueden interactuar con el sistema inmunitario e influir sobre el desarrollo de enfermedades en órganos alejados, como el cerebro.

En un estudio reciente publicado en el Journal of Experimental Medicine, un equipo dirigido por el microbiólogo Hemraj Dodiya, de la Universidad de Chicago, intentó determinar si las bacterias digestivas podía influir sobre la progresión de la enfermedad de Alzheimer.

La demencia afecta a 50 millones de personas en el mundo y el alzhéimer es una de las formas más comunes. Una de cada tres personas mayores de 90 años van a desarrollar esta enfermedad que se caracteriza por pérdida de memoria, confusión y otras alteraciones cognitivas que van progresanado hasta que la persona llega a ser totalmente dependiente. No existe un tratamiento curativo ni se puede retrasar el desarrollo de la enfermedad.

No se conocen las causas de la enfermedad ni como se desencadenan los síntomas. Sabemos que se produce un incremento en la agregación de placas beta-amiloides en el cerebro y que el sistema inmunitario reacciona incrementando la inflamación, lo que empeora las cosas.

Los investigadores creen que las bacterias intestinales pueden desempeñar un papel clave en el avance o el retraso de la inflamación provocada por las células inmunitarias.

Dodiya y sus colegas realizaron varios experimentos con ratones de laboratorios genéticamente modificados para que en sus cerebros se acumularan placas beta-amiloides.

A un grupo de ratones se les administraron antibióticos y se observó que sus células inmunitarias no favorecían la inflamación. Al restaurar sus poblaciones de microorganismos con un trasplante fecal procedente de ratones sanos se comprobó que los marcadores de inflamación se incrementaban.

Diferencias entre hombres y mujeres

Por alguna razón, esto sucedía solo en los ratones macho. Por otra parte, sabemos que el alzhéimer afecta más a las mujeres que los hombres. Y sabemos también que la microbiota puede influir sobre los niveles de hormonas y el desarrollo de enfermedades autoinmunes.

Los investigadores comentan que su estudio debería llevar a considerar si los tratamientos que deben seguir hombres y mujeres con alzhéimer deben ser iguales o distintos.

Añaden que todavía no está justificada la administración generalizada de antibióticos para frenar el alzhéimer, pero que su efecto demuestra la importancia del microbioma en relación con la enfermedad.

Futuro tratamiento con antibióticos

En lugar de eliminar bacterias indiscriminadamente, en el futuro quizá será posible "plantar" en el intestino bacterias concretas –probióticos– que serán capaces de combatir los síntomas del alzhéimer. Esta es una de las líneas de investigación con más esperanzas para el tratamiento eficaz de la enfermedad.

Varios estudios señalan avances en este sentido. Una investigación realizada por un grupo de científicos europeos y publicada en Experimental gerontology ha concluido que la administración de suplementos probióticos con Bifidobacterium longum y Lactobacillus acidophilus junto con ejercicio físico pueden frenar el progreso de la enfermedad.

Otra bacteria que podría resultar beneficiosa es el Lactobacillus plantarum, según un estudio llevado a cabo en la Universidad Sri Venkateswara en Andhra Pradesh (la India).

Estos dos estudios se han realizado con ratones de laboratorio, pero en la Universidad de Innsbruck (Austria) ya se ha experimentado el efecto de una combinación de probióticos con pacientes y se ha comprobado que mejoran los marcadores de inflamación.

5. Podría ayudar a prevenir el lupus eritematoso sistémico

Aún no se conocen a ciencia cierta las causas del lupus eritematoso sistémico y otras enfermedades autoinmunes. Pero una investigación premiada por la Fundación Alemana de Reumatología señala que el origen podría estar en un desequilibrio de la microbiota intestinal provocado, entre otras posibles causas, por una dieta pobre en fibra.

Según el doctor Martin Kriegel, una composición desequilibrada de la microbiota provoca que las mucosas intestinales se hagan más permeables y dejan pasar bacterias que pueden llegar al hígado.

Estas bacterias provocarían una reacción defensiva del organismo con creación de anticuerpos frente a la proteína Ro60, una estructura normal que se encuentra en muchos lugares del cuerpo en todas las personas.

Esta reacción provoca una inflamación que afecta a la piel, las mucosas, las articulaciones, los riñones y el corazón. En muchos afectados aparece un característico enrojecimiento en forma de mariposa en la cara.

Antiguamente se trataba de una patología mortal, pero en la actualidad, gracias a la medicación, en la mayoría de los casos se consigue frenar la agresividad del sistema inmunitario y los pacientes llevan una vida relativamente normal.

El doctor Kriegel ha señalado, incluso, cuál puede ser la bacteria concreta causante del lupus eritematoso: el Enterococcus gallinarum. Y ha avanzado que continuarán las investigaciones para desarrollar una vacuna o un tratamiento antibiótico para las personas que ya padecen la enfermedad.

Almidón resistente para equilibrar la microbiota

La investigación también posee un interés preventivo. Es sabido que la incidencia de lupus eritematoso sistémico y de otras enfermedades autoinmunes está aumentando desde hace unas décadas, lo que puede relacionarse con la presencia cada vez menor de fibra en la dieta media de la población.

Este déficit de fibra hace que determinadas especies de bacterias proliferen en el intestino, entonces se produce un desequilibrio que debilita la mucosa intestinal haciéndola más permeable.

Kriegel propone una dieta rica en fibra que permita controlar la multiplicación del Lactobacillus reuteri (una bacteria en principio inocua, pero cuyo exceso puede iniciar el desequilibrio). Y, en concreto, recomienda el almidón resistente, que se encuentran en los alimentos feculentos como la patata, la pasta, el pan o las legumbres que se han dejado enfriar a menos de 5ºC durante 24 horas después de haber sido cocinado. Antes de consumirlos se pueden recalentar un poco (a menos de 130 ºC).

El almidón resistente no es una fibra, pero se comporta como tal en el intestino y sirve de alimento a las bacterias que producen butirato y otros ácidos grasos de cadena corta beneficiosos para la mucosa intestinal y para la colaboración con el sistema inmunitario.