El triclosán se registró por primera vez como agente antimicrobiano en los Estados Unidos en 1969. En un principio solo se utilizaba en un contexto médico. Desde 1972 se comercializa como desinfectante hospitalario, pero en las últimas ha ido ganando terreno en el mercado de productos de consumo.

Esta sustancia es una más de una serie de compuestos organohalogenados que se utilizan como conservantes y como eliminadores de bacterias. Se utiliza, por ejemplo, para hacer que los productos cosméticos duren más o como agente desinfectante en productos de limpieza. Se emplea incluso como ingrediente en los pastas dentífricas.

Sin embargo, existe un buen número de estudios que lo relacionan con diferentes efectos negativos sobre la salud, como alterar el sistema endocrino, favorecer la aparición de bacterias resistentes o el cáncer intestinal en animales de laboratorio. Hasta el momento no existen estudios concluyentes que hayan llevado a prohibir su uso y solo se han establecido límites a las dosis que se pueden utilizar.

Dónde puedes encontrar triclosán

Las sospechas sobre el triclosán han motivado que empresas como Eroski hayan decidido suprimirlo de sus productos, pero continúa usándose en pequeñas cantidades en muchos cosméticos, jabones y geles corporales, dentífricos, enjuagues orales, limpiadores domésticos, lavavajillas y detergentes textiles y, por lo tanto, puede convertirse en nuestro compañero diario.

Sobre todo, es un ingrediente común en los detergentes para la cocina y el baño, sin embargo no se ha probado que sea más eficaz que el agua y el jabón para eliminar las bacterias.

Los peligros del triclosán

Casi tan grandes como los efectos que promete esta sustancia son los peligros que trae consigo. Se ha demostrado en experimentos de laboratorio que el triclosán puede provocar reacciones alérgicas. También se cierne sobre él la sospecha de causar cáncer o afectar la función hepática.

Asimismo existe la fuerte sospecha de que el uso regular de productos que contienen triclosán en la vida cotidiana puede desencadenar resistencia a los antibióticos. Si esto ocurre el triclosán podría dejar de ser eficaz en el ámbito hospitalario, donde es más útil.

Tanto la Oficina Federal Alemana para la Evaluación de Riesgos (BfR) como el Comité Científico para la Seguridad del Consumidor de la Comisión Europea advierten contra el uso de productos con Triclosán en el ámbito no médico.

Todavía no se ha prohibido pero en Europa se ha limitado su presencia en los enjuagues orales al 0,2% y al 0,3% en el resto de productos.

Efectos en el medio ambiente

Además de sus efectos sobre la salud, el triclosán también puede ser un problema para el medio ambiente.

Un estudio realizado por el Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA, por sus siglas en catalán), advierte que el triclosán llega a los ríos donde se convierte en un contaminante persistente que interfiere con la vida de los ecosistemas porque el proceso de depuración de las plantas de tratamiento no consigue eliminarlo.

Así es como puedes evitar el triclosán

El triclosán es una sustancia prohibida por las principales certificaciones de la cosmética natural y ecológica. En este tipo de cosmética los aceites esenciales reemplazan a este agente químico antibacteriano en pastas de dientes, desodorantes o geles de ducha.

La BfR recomienda hacer la limpieza doméstica con productos limpiadores que no contengan triclosán. Existe una gran selección de este tipo de productos basados ​​en materias primas naturales.

Referencias científicas: