Al enfermar acudimos al médico en busca de respuestas, y en esta situación sus palabras son un punto de apoyo, nos dan la clave para resolver el problema.

El placebo y las palabras de aliento son importantes para la curación.

"Placebo" proviene del latín placere, que significa "complacer".

Hoy hay estudios que demuestran, por ejemplo, que los antidepresivos y el hipérico son efectivos, pero que el placebo y el uso de la palabra por el médico lo son tanto o más y sin efectos secundarios.

En las investigaciones de laboratorio y ensayos clínicos, son muchos los estudios en los que el resultado del grupo placebo es mejor que el del que toma el fármaco.

Los pacientes no solo reciben una sustancia farmacológicamente inerte, sino que también son tratados por el médico y se sienten atendidos.

Una explicación detallada de su enfermedad y del tratamiento les permite conocer la situación, asimilarla y colaborar. También se les explora físicamente, y el tacto humano es terapéutico.

En las pruebas complementarias la sofisticación tecnológica les sorprende con un diagnóstico preciso. Y además les recetan algo...

Hay que aprender a aceptar

Las personas con un diagnóstico grave pueden perder el control de sus vidas, la sensación de poder prever su futuro, y con frecuencia no ven otra alternativa que rendirse a las recomendaciones del médico.

Para recuperar el control una opción es replantearse la importancia y el significado de la situación.

El padre de un discapacitado puede albergar sentimientos de impotencia y, aun así, optar por aceptar la situación y apreciar lo positivo que pueda surgir de ella.

No se trata de negar la realidad, sino de trascender la percepción de que todo es desesperante o negativo.

El médico, incluso con su palabra o un placebo, puede ayudar al paciente y a sus familias a cruzar el abismo que separa la negación de la aceptación, aliviando así el miedo, el sufrimiento, la depresión y la disfunción.

El enfermo orientado va a movilizar sus recursos, sus potentes efectos curativos.

Como decía René Dubos, no se puede evitar exponerse a los agentes de enfermedad.

Sobrevivimos porque somos capaces de responder ante ellos con mecanismos biológicos y psicológicos de adaptación.

La respuesta puede ser tan efectiva que evite la enfermedad, pero si esta se produce puede en sí misma dar lugar a la recuperación espontánea sin requerir la ayuda médica.

¿Cómo se puede aprovechar el efecto placebo?

  • No deseches nada para curarte.
  • Las palabras de aliento y la confianza en el placebo no solo no cierran puertas a la curación sino que llevan a preguntarse por qué y cómo se activa el cuerpo para curarse.
  • No se trata de engañarse con un fármaco inútil sino de abrirse al conocimiento y las posibilidades de curación con o sin fármacos, dependiendo de la propia capacidad curativa.