Junto a las proteínas, las grasas y los hidratos de carbono, existen otras sustancias indispensables para el mantenimiento de la vida: las vitaminas y los minerales.
Entre estos últimos, hay siete que se consideran macronutrientes, por cuanto precisamos un mínimo de 100 mg diarios para evitar desequilibrios en nuestra salud. Son el calcio, el sodio, el potasio, el magnesio, el azufre, el fósforo y el cloro.
Se consideran micronutrientes las vitaminas, los microelementos y los oligoelementos, de los que se precisan dosis mínimas, pero insustituibles. Es el caso del hierro, el yodo, el cobalto o el silicio.
Unos y otros, los minerales se asimilan básicamente con la alimentación, sobre todo a partir de las verduras y las frutas.
Por qué evitar carencias de minerales
El organismo precisa de los minerales para muy diversas funciones del metabolismo, como activar el sistema inmunitario. También para fortalecer los huesos, para la transmisión nerviosa, para la asimilación de las vitaminas o para regular los latidos del corazón.
Su deficiencia puede comportar problemas tan diversos como calambres musculares, osteoporosis, anemia, debilidad, arritmias o depresión.
Para ser efectivos, los tratamientos con plantas remineralizantes han de ser largos y estar acordes con una dieta alimentaria adecuada.
Cuatro plantas muy beneficiosas para estados carenciales