Viajar es uno de los mayores placeres que existen, un libro abierto pleno de experiencias y nuevas sensaciones, y una de las mejores vías de enriquecimiento personal. Pero viajar implica también algo de riesgo, que es preciso asumir, sobre todo si se trata de un destino exótico.

Incidencias aparentemente sin importancia muchas veces pueden llegar a amargarnos un viaje o incluso forzarnos a modificar la ruta: el trastorno horario o jet lag si se viaja en avión en largas travesías, la muchas veces inevitable "diarrea del viajero", mareos, insolaciones, fatiga y pequeños accidentes con contusiones, traumatismos, heridas con sangrado, picaduras de insectos y de medusas, quemaduras, lesiones como esguinces o desgarros musculares, etc.

Tener unos conocimientos de fitoterapia, cuando se prefiere no recurrir a una medicina convencional siempre más agresiva, puede resultar una opción interesante.

Basta con proveerse de un botiquín de viaje mínimo con el que enfrentarse a este tipo de contratiempos. Más aun si nos hallamos en parajes remotos, lejos de la civilización, o en comunidades donde las disponibilidades sanitarias son muy reducidas o inexistentes.

Para ser práctico este botiquín debería contener remedios ya preparados, como cremas, pomadas, jarabes o extractos de plantas, o bien plantas de fácil preparación sobre el terreno. En este artículo proponemos seis plantas idóneas para incluir en este botiquín.

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1. Salicaria para la diarrea

Planta muy presente junto a los cursos de agua y en prados anegados, la esbelta salicaria(Lythrum salicaria) tiene las hojas ovato-lanceoladas y las flores de color rosa, agrupadas en largas espigas.

Florece en verano y con fines medicinales se cosechan las sumidades floridas. Resulta antidiarreica, astringente, demulcente, antiséptica y cicatrizante.

¿Cuándo conviene?

El cambio de aguas, los alimentos en mal estado o simplemente el hecho de consumirlos crudos, pero también los estados de nervios por los imprevistos o la incertidumbre, pueden desencadenar episodios de diarrea puntual o prolongada. La salicaria es uno de los mejores recursos herbarios para plantar cara a un contratiempo tan engorroso.

Usada externamente sirve también para aliviar las inflamaciones oculares, por picaduras de insectos u otros motivos, y las infecciones bucales.

¿Cómo se toma?

Se puede llevar una provisión de planta seca y prepararse una infusión con agua hervida, o bien llevarla en tintura para mezclarla con agua, en extracto líquido y cápsulas.

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2. Hipérico para las quemaduras

El hipérico(Hypericum perforatum) es una planta de floración estival bien conocida, que crece en los márgenes de bosques y caminos. Tiene las hojas elípticas, cargadas de glándulas translúcidas, y flores amarillas. Es antiséptico, cicatrizante, dermoprotector, astringente, venotónico y tranquilizante.

¿Cuándo conviene?

Aparte de sus indicaciones como planta antidepresiva, el hipérico en uso externo se muestra muy útil para facilitar la regeneración celular de la piel y acelerar la cicatrización de heridas, rasguños y quemaduras solares. Se aplica también sobre llagas, contusiones y hematomas.

¿Cómo se aplica?

Resulta un recurso excelente para el botiquín, ya sea en forma de oleato de hipérico, como de tintura y extracto hidroalcohólico. Se aplica en forma de masaje sobre el área dañada.

Precauciones

Se le atribuye cierto efecto fotosensibilizante al entrar en contacto con la piel húmeda, por lo que se debe evitar la exposición solar inmediatamente después de su aplicación.

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3. Caléndula para las picaduras

La conocida caléndula (Calendula officinalis) es una bella planta de jardín, de hasta 70 cm de alto, con las hojas espatuladas, pilosas, y capítulos florales de color anaranjado, orlados de lígulas anchas.

Se cultiva en viveros y jardines, pero también aparece subespontánea. Es antiséptica, antibiótica, fungicida, antiinflamatoria, dermoprotectora y cicatrizante.

¿Cuándo conviene?

Las picaduras de insectos son uno de los mayores quebraderos de cabeza de los viajeros, sobre todo en las zonas tropicales, pero también en el norte de Europa y de Estados Unidos. La caléndula se muestra muy eficaz para aliviar este problema. Reduce de forma rápida la hinchazón y evita que se infecte.

Es igualmente adecuada sobre quemaduras solares leves, escaldaduras, irritaciones de la piel a causa de la ropa o el calzado, sobre contusiones y para desinfectar heridas.

¿Cómo se toma?

Lo más práctico es llevar consigo una provisión de caléndula en pomada, tintura o bien el oleato.

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4. Equinácea para los resfriados

La equinácea (Echinacea angustifolia y E. purpurea) es una conocida planta medicinal de origen norteamericano, que se cultiva también en Europa. Alcanza hasta medio metro de alto, con unas llamativas inflorescencias en capítulo, orladas de lígulas de color rosa o púrpura.

Las flores y sobre todo la raíz se aprovechan con fines medicinales. Se considera inmunoestimulante, antiinflamatoria, antiviral, bacteriostática, sudorífica, antialérgica, dermoprotectora y cicatrizante.

¿Cuándo conviene?

Llevar una provisión de equinácea en el botiquín puede ser útil por varios motivos. A nivel preventivo, refuerza las defensas y protege de las infecciones.

Puede neutralizar las infecciones víricas y bacterianas, a las que se está muy expuesto en viajes de aventura o en espacios donde no existen unas condiciones sanitarias mínimas. Ayudará a superar desde un resfriado común a los procesos gripales, las afecciones alérgicas con rinitis y conjuntivitis, faringitis, sinusitis y bronquitis.

En aplicación tópica sirve igualmente para sanar heridas (incluso con pus), los abscesos, los forúnculos, las quemaduras leves y las inflamaciones en la piel.

¿Cómo se aplica?

Para mediar en afecciones respiratorias se puede llevar la equinácea en forma de jarabe, extracto o tintura. También se encuentra en cápsulas y comprimidos. Para uso externo, se puede llevarla en cremas o pomadas, o bien en tintura diluida en agua.

Precauciones

Por vía oral, la equinácea está contraindicada durante el embarazo y la lactancia, y en personas con problemas inmunitarios.

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5. Valeriana para los nervios

5. Valeriana para los nervios

La valeriana (Valeriana officinaliscrece de forma silvestre en herbazales húmedos y márgenes de bosques en áreas montañosas de la mitad norte de la Península. Es una planta esbelta, de hasta metro y medio de alto, con las hojas segmentadas y las flores de color rosa pálido, reunidas en inflorescencias cimosas.

Florece en verano y con fines medicinales se cosechan su raíz y rizoma. Se considera sedante, relajante muscular, hipnótica, antiespasmódica, anticonvulsiva y ligeramente hipo tensora.

¿Cuándo conviene?

Los nervios pueden ser frecuentes en muchas de las etapas de un viaje, como en las largas esperas en aeropuertos y aduanas. Llevar en el botiquín un tranquilizante natural es una idea excelente.

La valeriana ayuda a templar los nervios y la irritabilidad, y favorece un sueño plácido, algo no siempre fácil cuando se viaja en avión.

Calma las taquicardias, y sirve de igual manera para relajar la musculatura y aliviar contracturas y dolores neurálgicos como mialgias y ciáticas, que fácilmente pueden darse tras una excursión o un sobreesfuerzo físico.

¿Cómo se aplica?

La forma más cómoda de llevar valeriana es en cápsulas y comprimidos, pero también es posible encontrarla en tintura, extracto líquido y el jugo de la raíz.

Precauciones

Hay que tomarla en tratamientos discontinuos, de una semana, con dos o tres semanas de descanso.

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6. Lavanda, freno a los parásitos

La bella lavanda (Lavandula angustifolia) es una mata aromática, de ramitas erectas, hojas lineales, grisáceas, y flores azuladas, agrupadas en espigas densas.

Entre sus propiedades destacan que es antiséptica, antiespasmódica, digestiva, carminativa, cicatrizante, diurética y sedante.

¿Cuándo conviene?

En uso interno, la lavanda actúa como un sedante suave, muy útil para aplacar los estados de ansiedad y los nervios, como los que se producen en la víspera de un viaje o en las inevitables esperas aeroportuarias.

Contribuye a vencer el insomnio y constituye un excelente recurso para combatir los espasmos gastrointestinales y las infecciones digestivas que pueden derivarse de un alimento en malas condiciones.

Llevar lavanda en el botiquín sirve también para aliviar las inflamaciones y las infecciones producidas por las picaduras de insectos, las infecciones parasitarias de la piel (pediculosis) así como la inflamación de oído y las infecciones por hongos, incluida la candidiasis.

¿Cómo se aplica?

Se puede preparar una infusión con la planta seca, pero resulta más fácil llevar un frasco de tintura de lavanda en el botiquín. Para uso externo, se usa el aceite esencial o pomadas y geles que la contengan, aplicados en friegas.

Melisa

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7. Melisa, un calmante suave

La melisa (Melissa officinalis) supone una ayuda suave y efectiva a largo plazo para mitigar trastornos gastrointestinales como espasmos, diarrea, vómitos y mareos debidos a intoxicaciones moderadas.

Medicinalmente se utilizan sus hojas y las sumidades floridas. Tómalas en infusión hasta 3 vasos al día, o bien en tintura o comprimidos.

Perpetua

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8. Perpetua, antibacteriana

Si tuvieras que elegir solo una planta para llevarte de viaje y aliviar cualquier problema derivado de una intoxicación alimentaria o alergia, te recomendamos que fuera la perpetua o siempreviva (Helichrysum stoechas).

Actúa como antibacteriana en caso de infección gástrica y reduce los síntomas de la alergia, como la inflamación y el escozor en los ojos o la congestión nasal.

La puedes tomar preventivamente o al menor síntoma, en infusión hasta tres vasos al día.

También la encontrarás en forma de jarabe o extracto líquido para tu botiquín.

Galanga

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9. Galanga, para restablecerte

Esta especie tropical, la galanga (Alpinia officinarum), pertenece a la misma familia que el jengibre. Es eficaz para tratar molestias digestivas y para devolverte las ganas de seguir adelante con tu viaje.

Su rizoma resulta eficaz ante los vómitos, los gases y la pesadez. Al mismo tiempo, aumenta la vitalidad.

Toma 20 gotas del extracto líquido en ayunas cada día o bien la decocción del rizoma.

Veronica

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10. Veronica, para estómago y piel

La verónica (Veronica officinalis) se recomienda para atajar gastritis, dispepsias y urticarias. Resulta muy útil porque regula la histamina y controla la infección.

Con fines medicinales se utilizan las sumidades floridas. Puedes tomar 2 o 3 vasos de infusión al día o bien 20 gotas de extracto líquido.

Otras plantas para completar el botiquín de viaje

Junto a estas seis plantas, el botiquín puede enriquecerse con otras de fácil obtención en cualquier herbolario y que sirven para proteger de otros tantos trastornos muy usuales:

  • Ulmaria en tintura o jarabe o bien infusión de saúco para bajar la fiebre.
  • Salvia en infusión o en extracto líquido en caso de insolación, para compensar la pérdida de agua.
  • Romero y árnica en alcohol para aliviar golpes y dolores musculares.
  • Propóleo para aplicar sobre heridas infectadas, quemaduras y pieles irritadas.
  • Cardo mariano en tintura en caso de intoxicación alimentaria.
  • Arcilla y papaína para tratar las picaduras de medusa.
  • Mejorana en tintura o extracto líquido para la jaqueca.
  • Ginkgo en extracto líquido o cápsulas para favorecer la circulación sanguínea en caso de inmovilidad prolongada.
  • Jengibre en tintura o extracto líquido para combatir los mareos en rutas marinas o carreteras muy sinuosas.

Botiquín verde para viajeros

Cada vez se viaja más y más lejos. Si eres de los afortunados que pueden emprender un viaje a algún destino ambicioso, como un país tropical o subtropical o con costumbres alimentarias muy distintas a las que estás habituado, las plantas pueden evitarte disgustos, sobre todo si eres propenso a los mareos y los desajustes digestivos.

Infórmate del tipo de alimentación que predomina en el país de destino, evita el agua no envasada, ten cuidado con los zumos de fruta y la comida cruda, así como con aquellos alimentos más alergénicos (mariscos, pescado, cereales, lácteos, huevos, nueces, aditivos, etc.).

La fitoterapia ofrece opciones naturales para combatir los síntomas alérgicos. Existen plantas que combinan propiedades antihistamínicas, desintoxicantes, antibacterianas y protectoras del hígado.

Sería buena idea que las incluyeras en tu botiquín de viaje.

Este artículo se ha elaborado con​ la asesoría de Josep Maria Teixé, herborista de El Manantial de Salud.