Existen seis fototipos o tipos de piel, numerados del I al VI, que se determinan por el color de ojos, pelo y piel no expuesta al sol, y orientan sobre el grado de protección necesario.

El I corresponde a las pieles más claras y el VI, a las más oscuras. Las personas que más deben resguardarse del sol y utilizar protección alta son las de piel muy blanca, sobre todo si residen en un país en el que la etnia nativa es de piel más oscura.

Así, en Australia la incidencia del cáncer de piel es muy elevada debido a que los australianos son mayoritariamente anglosajones y su piel no está genéticamente preparada para tolerar un sol tan fuerte.

Qué fototipo de piel tienes tú y qué protección necesitas

El tipo de piel de cada persona incide en su propensión al daño solar. Desde 2009, las cremas para el sol indican si ofrecen protección "baja", "media", "alta" o "muy alta", y se ha eliminado el concepto de "protección total" o "pantalla total" por engañosos, ya que ningún producto protege por completo de la radiación solar. Debes elegir la tuya en función del tipo de piel que tengas (tu fototipo)

Encontrar un producto que proteja la piel del sol adecuadamente es quizá lo más difícil, aunque en los últimos años, gracias a las recomendaciones de la Unión Europea a la industria cosmética, el etiquetado de los protectores solares se ha vuelto mucho más sencillo de entender. El factor de protección solar (SPF) indica la capacidad de la crema de aumentar el tiempo de exposición al sol sin quemarse: 15, 20 o 25 indican una protección "media", 30 y 50 "alta" y 50+ para la "muy alta".

En España los fototipos más comunes son del I al IV. Comprueba cuál es el tuyo:

  • Fototipo I: piel clara, con pecas, ojos azules y pelo muy rubio o rojizo. Se queman y no se broncean. Precisan protección muy alta.
  • Fototipo II: piel y ojos claros, pelo rubio o rojizo. Se queman pero se broncean un poco. Precisan un factor muy alto primero y luego alto.
  • Fototipo III: piel clara o morena, pelo claro y ojos marrones. Se broncean y solo se queman en exposiciones intensas o prolongadas. Protección alta al inicio y media después.
  • Fototipo IV: piel morena, con pelo y ojos oscuros. Se broncean enseguida y nunca se queman. Primero media y luego baja.
  • Fototipo V: piel muy morena, pelo y ojos oscuros. No se queman y se broncean mucho y enseguida. Protección baja.
  • Fototipo VI: tez, pelo y ojos negros. Protección baja o nula. No se queman.

UVA, UBB, UVC e infrarrojos: diferencias

Al tomar el sol la piel del cuerpo se expone a varios tipos de rayos:

Rayos UVA

Estos rayos atraviesan la epidermis, la capa más superficial de la piel, y llegan hasta la dermis, o capa profunda.

Al recibir estos rayos la piel reacciona a la defensiva activando la producción de melanina y bronceándose.

Los rayos UVA también son los responsables de que la piel envejezca prematuramente, pues hacen que aparezcan manchas y le dan a la piel un aspecto correoso, como de cuero.

El bronceado es, pues, la forma que tiene la piel de protegerse naturalmente, pero no es suficiente para protegerse del envejecimiento ni de los cánceres inducidos por el sol.

Rayos UVB

Se quedan en la epidermis, pero son los que enrojecen y queman la piel. También pueden producir cáncer.

Antes de llegar a la Tierra los rayos UVB son filtrados, en parte, por la capa de ozono; por esta razón, cuanto más dañada está esta capa, más dañino resulta el sol.

Rayos UVC

Son muy peligrosos, pero en principio no llegan a la Tierra pues son filtrados en su totalidad por la capa de ozono.

Infrarrojos

Son los que emiten calor y los que nos lo hacen sentir.

¿Es necesario usar siempre protección frente al sol?

Lo ideal es utilizar un protector solar de amplio espectro, es decir, que proteja tanto de los rayos UVB como de los UVA.

Aunque la industria en algunos casos ya había sacado protectores de amplio espectro a la venta, muchos protegían solo de los UVB. El consumidor se sentía protegido y se bronceaba igual, pero en realidad corría riesgos. Desde 2009 deben indicar explícitamente en la etiqueta si protegen de los rayos UVA.

Y es que la Unión Europea considera la incidencia de cáncer de piel un grave problema de sanidad, puesto que está en alza en el mundo entero y se sabe que está directamente relacionado con la exposición solar recreativa y el deterioro de la capa de ozono.

En España, y según la Sociedad Española de Oncología Médica, el melanoma, el cáncer de piel más común, tiene una incidencia de 6.108 casos anuales, una cifra que se ha ido incrementando desde los años noventa.

Los médicos y la Asociación Española contra el Cáncer recomiendan que todo el mundo utilice siempre algún tipo de protección solar en las partes del cuerpo expuestas al sol. Cada vez son más las cremas hidratantes diarias y el maquillaje con protección que lo facilitan.

En las épocas de sol más fuerte, como en primavera y verano, y cuando se sabe que se va a pasar un buen rato bajo el sol, es imprescindible aumentar la protección, de acuerdo con el tipo de piel y el tiempo que se va a estar expuesto.

Los niños deberían usar protección siempre pues su piel es más sensible y el daño solar se acumula con los años.

Las mujeres embarazadas deben tener especial cuidado, ya que las hormonas que el cuerpo produce durante el embarazo hacen que, con la exposición solar, salgan manchas en la piel que luego pueden ser muy difíciles de eliminar.

En las zonas altas sobre el nivel del mar, como en las montañas, la incidencia de rayos ultravioleta es mayor, y la piel debe protegerse en consonancia.

¿Qué son los filtros minerales para el sol?

En el mercado existen dos tipos de protectores solares, los químicos y los físicos.

Los protectores químicos absorben los rayos ultravioleta e impiden que pasen a la piel; a veces producen reacciones alérgicas y empiezan a ser cuestionados por su posible interferencia en el sistema endocrino, ya que estas sustancias atraviesan la piel.

Los protectores físicos se adhieren a la piel y crean una barrera física que refleja la radiación solar como un espejo, impidiendo también que entre en el cuerpo.

La cosmética natural usa protectores físicos, como el óxido de cinc o el dióxido de titanio, ambos compuestos minerales.

Desempeñan muy bien su labor protectora, tanto de los rayos UVA como de los UVB y no producen alergias, aunque para algunas personas resultan poco atractivos porque suelen dejar una visible capa blanca sobre la piel.

Según el ayurveda, los aceites de neem y de sésamo son protectores solares, si bien la cosmética occidental no los reconoce como tales. En cualquier caso, no hay que olvidar que ningún producto protege al 100%.

Lecturas para cuidar la piel

  • Salvemos la piel; Dr. Francesc Grimalt y Dr. Ramon Grimalt. Ediciones Ceac
  • Tu piel joven y sana: Heike Kovács y Monika Preuk. Ed. Robinbook