Las quemaduras solares en la piel son habituales en verano. Conviene saber cómo prevenirlas y qué hacer si se producen. En este artículo te damos las claves para evitarlas y tratarlas de forma natural.

¿Cuánto tiempo tarda en quemarse la piel al sol?

Es importante conocer cómo reacciona nuestra piel al sol, es decir, nuestro fototipo. En las descripciones siguientes, se indica cuánto tarda en quemarse una zona normalmente no expuesta al sol bajo un sol de mediodía en verano.

  • El fototipo I siempre se quema y nunca se broncea. Tiene la piel blanca lechosa, ojos azules, cabello rubio o pelirrojo y pecas todo el año. No debe permanecer al sol más de diez minutos.
  • El fototipo II casi siempre se quema y a veces se broncea. Probablemente es de piel blanca rosada, le salen pecas en verano, tiene ojos de color claro y el pelo rubio o castaño claro. Su límite de exposición está en 15 minutos.
  • El fototipo III a veces se quema y generalmente se broncea. La piel que no está expuesta al sol es blanca, pero no le cuesta adquirir color. Puede permanecer bajo el sol hasta 30 minutos.
  • El fototipo IV es raro que se queme y siempre se broncea. Su piel siempre tiene un tono moreno y el cabello y los ojos son oscuros. Su límite es de 45 minutos.
  • El fototipo V está genéticamente pigmentado, por lo que ya es algo oscuro. Es muy frecuente en las poblaciones nativas americanas, asiáticas y mediterráneas.
  • El fototipo VI tiene la piel negra y puede estar una hora o más bajo el sol sin peligro de quemarse.

Solo el tipo I debería prescindir por completo de la idea de beneficiarse del sol. Incluso debería protegerse con gafas de sol, sombrero y crema. Los demás tipos tienen capacidad de adaptación.

Una persona de piel muy clara se puede quemar con menos de 15 minutos de exposición al sol del mediodía (de 12 a 16 horas).

Medidas naturales para las quemaduras solares

Si el sol quemara al instante como el fuego se producirían menos quemaduras. El problema es que los síntomas aparecen horas después. Cuando la piel empieza a enrojecer y a doler, el daño está hecho.

Si no se tornan precauciones y se produce una quemadura algunas medidas naturales pueden ayudar.

Es mucho mejor prevenir las quemaduras que tratarlas, pero dado el caso se puede tomar una ducha fría o colocarse un paño frío y húmedo sobre la quemadura.

Las quemaduras severas pueden producir ampollas. Entre 3 y 8 días después se produce la descamación de la piel.

Si no hay ampollas, se puede aplicar una crema hidratante que no posea ingredientes grasos derivados del petróleo (parafina, mineral oil, vaselina...).

Se debe consultar con el médico si se presenta fiebre, ampollas llenas de líquido, mareo o problemas de visión.

Cómo prevenir las quemaduras solares

Si se pretende obtener todos los beneficios del baño de sol y evitar sus riesgos, es necesario preparar la piel desde tres semanas antes.

Durante ese tiempo debe realizarse una exfoliación, es decir, un tratamiento que elimine las células muertas de la piel y favorezca su renovación.

Para ello, tres veces a la semana se cepilla la piel con un guante de crin antes de la ducha o se aplica una crema exfoliante natural, luego se hidrata y nutre con aceite de almendras dulces.

Los baños de sol pueden empezarse a tomar según los consejos del médico naturista Eduardo Alfonso (1896-1991), cuyas obras, escritas desde 1920, continúan siendo actuales.

Recomendaba a las personas fundamentalmente sanas y con una piel no demasiado blanca, con capacidad para broncearse, que el primer día se expusieran al sol durante seis minutos, tres por la parte anterior y tres por la posterior, y que cada día se fuera aumentando el tiempo de exposición en solo dos minutos por lado.

Siguiendo este plan, el límite del baño de sol puede situarse en 40 minutos (vigilando siempre la propia sensibilidad y evitando en todo momento la quemadura).

Si se quiere alargarlo más, es imprescindible recurrir a una crema protectora, respetando las instrucciones de tiempo y cantidad que ofrezca el fabricante.

Tras el baño de sol, se aplica una infusión de caléndulapor todo el cuerpo (se prepara con 30 gramos de flores por cada litro de agua) con ayuda de un pulverizador y, a continuación, se realiza un masaje suave con aceite de almendras.

No hay que olvidarse de cuidar el cabello, sobre todo si también se han realizado baños de mar. Para nutrirlo a lo largo del verano se puede aplicar aceite de aguacateuna vez a la semana, unos diez minutos antes de lavarlo.

Cómo protegerse de la radiación solar de manera natural

Las cremas, que no protegen frente a todos los tipos de radiación solar, ofrecen una peligrosa sensación de seguridad.

Ponerse una crema no es una garantía absoluta. Lo único que permite la crema es tomar el sol más tiempo, pero no con más seguridad. El tiempo añadido viene indicado por el número de "protección".

Es decir, tomar el sol sin crema durante 15 minutos produce una "carga solar" equivalente a hacerlo con una crema de protección 8 durante dos horas (15 multiplicado por 8 nos da 120 minutos).

Por lo tanto, la seguridad no está en la crema, sino en el tiempo que dura el baño de sol.

Las exposiciones breves, las cremas naturales y los alimentos forman parte de la estrategia natural para protegerse del sol.

Los filtros químicos, como la oxibenzona, reducen la absorción de radiación UVB ( la que quema) pero dejan pasar buena parte de la UVA (la que broncea, pero que también es cancerígena a largo plazo). En consecuencia, la persona cree protegerse con la crema cuando de hecho recibe un exceso de radiación.

Por otra parte, los filtros químicos son absorbidos por la piel y sus efectos a largo plazo todavía no son bien conocidos. Producen a menudo reacciones de tipo alérgico.

Los filtros físicos, utilizados en las cremas naturales, reflejan ambos tipos de radiación, la UVB y la UVA. Lo consiguen mediante ingredientes minerales (dióxido de titanio, óxido de cinc u otros) que dejan una característica pátina blanca sobre la piel (por eso son mucho menos utilizados por las firmas cosméticas convencionales).

A través de los alimentos se favorece la autoprotección natural de la piel y el bronceado.

Es fundamental consumir diariamente alimentos ricos en betacaroteno. Es un pigmento presente en las frutas y hortalizas de color amarillo, rojo y naranja (zanahorias, albaricoques, calabazas, mangos... ) que previene los procesos degenerativos en la piel.

Los frutos secos y semillas son interesantes por sus ácidos grasos que protegen la piel.

El té verde posee potentes antioxidantes cuyo efecto preventivo frente al cáncer de piel está demostrado.