Estamos expuestos a agentes patógenos como virus y bacterias nocivos, a contaminantes en el aire y en los alimentos que comemos, e incluso a algunos que pasan a través de nuestra piel. Y no por ello nos ponemos enfermos cada día.
El encargado de mantener a raya todo lo que puede enfermarnos es el sistema inmunitario. Pero el estrés, el sedentarismo o una mala dieta pueden reducir su eficacia.
En nuestra mano está ayudarle en su función, cuidando nuestro estado emocional, haciendo ejercicio de manera regular y siguiendo una alimentación saludable, rica especialmente en vitaminas C, B6 y E, y en minerales selenio y zinc.
Nutrientes vitales para las defensas
Estos nutrientes cumplen papeles fundamentales para tu inmunidad: ayudan a regular el estrés oxidativo, controlan los procesos de inflamación y participan en el funcionamiento del sistema inmunitario.
- Vitamina C. Se halla en cítricos y lechugas de hoja verde oscuro, coliflor, pimiento, kiwi, brócoli, fresas, frutos rojos y silvestres. La recomendación diaria (RD) es de 60 a 90 mg, que puedes alcanzar con una taza de brócoli cocido o una taza de fresas.
- Vitamina B6. Presente sobre todo en las legumbres. La RD es de 1,3 mg, que se obtiene con poco más de una taza de garbanzos (por ejemplo, en hummus).
- Vitamina E. Semillas y frutos secos suelen ser ricos en esta vitamina. La RD es de 15 mg, una cantidad que puedes cubrir con un aguacate mediano. Unos 30 g pipas de girasol contiene unos 9 mg, y son fáciles de añadir a cualquier plato o consumir como snacks.
- Selenio. La RD es de 55 mcg, que equivalen a una nuez de Brasil… Sí, con solo una ya cumples con ese requisito. Además, son ricos en selenio los frutos secos y las legumbres.
- Zinc. La RD es de solo 9 a 11 mg al día, pero su deficiencia es probable si no incluyes alimentos ricos en este mineral a lo largo de la semana, como las legumbres (las lentejas contienen alrededor de 2,5 mg de zinc en una taza) y las semillas.
3 platos que estimulan tu inmunidad