En la primavera y el verano, en la naturaleza hay muchos tesoros que se encuentran en los campos y por los caminos. Es el momento de recolectar para gozar de plantas medicinales el resto del año. Recuerda hacerlo con respeto: coge poco, de manera que no se note que has pasado.

La manera más fácil de conservar las plantas con todas sus propiedades es el secado. Hay que hacerlo correctamente para evitar problemas como, por ejemplo, la aparición de moho.

Secar plantas silvestres de manera correcta

Para secar las plantas que has elegido existen varios métodos, dependiendo del tipo de planta, del sitio del que dispongas y de la humedad ambiental.

Como consejo general, es mejor recoger las plantas de lugares alejados de las carreteras y del tráfico de rebaños para que no estén contaminadas.

Secar en bandejas al aire

Muchas plantas que no contienen demasiada agua pueden beneficiarse de un secado muy sencillo colocándolas sobre papel secante de cocina y al aire libre.

Lo mejor es hacerlo en días cálidos y cubriendo las plantas con una campana de malla, para que no se vayan volando ni sean pasto de los insectos. Si tienen un buen tamaño se puede voltear unas cuantas veces. Hay que evitar la luz directa del sol porque se pueden perder principios activos.

Este método da muy buenos resultados con plantas como el llantén menor, el saúco, las flores de tilo y la asperilla.

En caso de disponer de poco sitio, puedes hacerte con una estantería de secado o construirte una para que haya buena circulación de aire por arriba y por abajo. Consiste simplemente en marcos con malla apilables sobre los que se depositan las plantas.

Estas estanterías son muy útiles para plantas con un contenido más elevado de agua, como el diente de león. Si no se secan bien, pueden aparecer manchas marrones en las hojas y pierden su poder curativo.

Secar en manojos

Otra posibilidad es secar las plantas en manojos colgados. Para ello se juntan en ramos no más gruesos que un dedo y se atan preferiblemente con una goma fina para que cuando las plantas se sequen y pierdan volumen no se caigan del ramillete.

Esta forma de secas es apropiada para plantas con poco contenido en agua como la lavanda, la salvia o el romero. Y también para el hipérico, la artemisa y la agripalma.

Cuélgalos boca abajo a cierta distancia en una cuerda de colgar la ropa. El lugar perfecto para colgar manojos es una galería ventilada, si es posible a la sombra. Un cobertizo de jardín o cualquier otro sitio bien aireado, seco y más bien oscuro, también son óptimos.

Hay que recoger las plantas en cuanto estén secas para evitar que acaben almacenando polvo.

Las plantas más húmedas, como las ortigas, no son apropiadas para este método, ya que las hojas y las ramas apretadas acaban pudriéndose rápidamente.

Secar en horno o deshidratador

Si la humedad ambiental es muy elevada o las plantas son especialmente gruesas o húmedas, o simplemente tienes prisa, puedes secarlas en el horno, a una temperatura no superior a 40 ºC, ya que los aceites esenciales y otras sustancias activas se volatilizarían.

En caso de secar con frecuencia plantas, frutas u hortalizas puede ser buena idea hacerse con un deshidratador.

Cómo guardar las plantas secas

Cuando aprecies que las plantas están crujientes es que ya están completamente secas. Entonces ha llegado el momento de trocearlas con unas tijeras y guardarlas en bolsitas de papel o tarros de cristal o de cerámica. Ten en cuenta que si no están bien secas pueden desarrollarse mohos.