Notar un dolor en el cuello, acompañado de rigidez y dificultades para moverlo, puede indicar que tienes una inflamación en alguna de las estructuras de la zona cervical del cuello, como las vértebras cervicales, los músculos, los ligamentos y los nervios. En este artículo te explicamos los síntomas de las cervicales inflamadas y qué hacer en caso de sufrir esta afectación.

¿Qué es la columna cervical y cuál es su función?

La columna cervical es la parte superior de la columna vertebral, situada en la zona del cuello. Está formada por siete huesos cortos denominados vertebras.

Las vertebras cervicales se numeran del 1 al 7: la C1 es la que está más arriba, en la base del cráneo, y la C7 la última, ubicada justo encima de la primera vértebra torácica. Tienen una forma diferente a la de las demás vértebras de la columna vertebral, que les permite realizar movimientos diferentes y permite la flexibilidad del cuello.

Como ocurre con el resto de la columna, una de las principales funciones de las vértebras cervicales (y tal vez la más importante) es proteger la médula espinal, que ayuda a transmitir los impulsos nerviosos a través del cuerpo. Pero, además, la columna cervical proporciona soporte y estabilidad a la cabeza, permite una amplia gama de movimientos de flexión, extensión y la rotación del cuello y transmite la fuerza del cuerpo hacia la cabeza y el cuello, algo importante para mantener la postura y realizar actividades físicas.

Estas funciones nos dan una idea de todo aquello que se ve afectado cuando las cervicales se inflaman.

Síntomas de unas cervicales inflamadas

El dolor en el cuello es el síntoma más característico de unas cervicales inflamadas. El dolor puede variar de persona a persona y en función de la gravedad de la inflamación. En algunos casos puede ser muy intenso y punzante.

Otros síntomas habituales de las cervicales inflamadas incluyen:

  • Rigidez en el cuello, que puede dificultar el movimiento de la cabeza tanto hacia los lados como de hacia arriba y hacia abajo.
  • Dolor de cabeza, que puede ser leve o intenso, o mareos.
  • Sensibilidad de la zona del cuello al tacto.

En los casos más graves, los síntomas se irradian a los brazos y las manos y puede haber:

  • Hormigueo o entumecimientos en los brazos o las manos.
  • Debilidad en los brazos o las manos.

¿Cuáles son las causas de unas cervicales inflamadas?

La inflamación cervical se refiere a una inflamación en las vértebras o los músculos u otros tejidos que las rodean. Una inflamación de las cervicales puede deberse a muchas causas diferentes, por ejemplo:

  • Lesiones en la zona del cuello como esguinces cervicales, fracturas o hernias discales. A menudo están causadas por accidentes.
  • Artritis reumatoide.
  • Tensión muscular por estar en una postura incorrecta durante un periodo de tiempo prolongado (por ejemplo, una postura incorrecta frente al ordenador), por haber realizado un sobreesfuerzo o por estrés.
  • Enfermedades inflamatorias como la fibromialgia o el lupus, que causan inflamación en todo el cuerpo, incluido el cuello.

Si crees que pudieras estar sufriendo alguna de estas afectaciones, consulta con un especialista.

En este vídeo te contamos por qué algunas personas sienten más dolor que otras.

¿Qué hacer para desinflamar las cervicales?

Además de no sobrecargar la zona y mantener una buena postura al sentarte, al mirar el móvil o al trabajar, hay algunas soluciones naturales que pueden ayudarte son:

  • Los masajes realizados por especialistas en este tipo de dolencias pueden ser un gran alivio. 
  • Realizar estiramientos suaves, por ejemplo, moviendo el cuello hacia los lados o rotando el cuello, ayuda a reducir la tensión y mejorar la flexibilidad.
  • Aceites esenciales, como el de eucalipto o el de lavanda, tienen propiedades interesantes para aliviar el dolor muscular en el cuello.

También puede resultar beneficioso poner compresas frías o calientes en la zona del cuello, en función de cuáles sean los síntomas de las cervicales inflamadas:

  • Aplicar frío si el dolor es agudo o hay una lesión reciente (como un esguince, un golpe o una contusión), para reducir la inflamación y el dolor.
  • Aplicar calor si el dolor es crónico o hay rigidez o espasmos, para relajar los músculos.