Durante esta alarma mundial por la pandemia del coronavirus hemos aprendido bastante sobre la importancia de evitar el contagio de las infecciones víricas.

Sin embargo, no está de más recordar que más allá de este virus siguen circulando la bien conocida gripe estacional y otras de sus cepas, como la A (H1N1), que en su momento desató también fuertes alarmas; incluso los que no son excesivamente graves afectan a más personas al ser variantes contra las que no estamos inmunizados. Además, la OMS prevé que este año las infecciones por gripe vuelvan a subir.

Como hemos visto en las tres variantes (gripe estacional, gripe A y coronavirus), las vacunas no son una panacea. La higiene y una actitud adecuada (sin angustia ante un posible contagio) son importantes para mantener un buen sistema inmunitario y prevenir la enfermedad.

Las recomendaciones que se dan en este artículo sirven para para protegerse de cualquiera de ellas, así como de otras infecciones propias de esta época del año.

Diferencia entre gripe y resfriado

Aunque tienen síntomas comunes y suelen hacer acto de presencia en la época fría del año, el resfriado y la gripe son patologías víricas que conviene diferenciar.

  • El catarro o resfriado común es una enfermedad leve del aparato respiratorio que suele empezar por la nariz y pasar luego a garganta, laringe e incluso tráquea y bronquios.
    • El cuadro suele ser el siguiente: nariz con secreciones mucosas, ojos llorosos, voz ronca, estornudos y expectoración abundante.
    • No acostumbra a haber fiebre, solo algunas décimas de temperatura.
    • Pasados unos días suele ceder sin complicaciones.
    • Tener uno o dos resfriados al año puede considerarse normal e incluso saludable, pero si se repiten más a menudo o duran demasiado indica que las defensas no están en óptimas condiciones.
  • Por su parte la gripe aparece bruscamente, con malestar general y a menudo dolor de cabeza.
    • También hay síntomas catarrales por afectación de las vías aéreas superiores: secreción nasal, dolor de garganta, tos y expectoración.
    • Los síntomas comienzan a las 48 horas de producirse la infección y suelen remitir al cabo de 3-5 días, aunque pueden persistir la fatiga y la tos.
    • Lo más característico de la gripe y lo que la diferencia del simple resfriado es la presencia de fiebre, dolores musculares y mucho cansancio.

El uso de antibióticos resulta ineficaz frente a los virus de gripe y resfriados, por lo que debe evitarse.

¿Cómo se transmite el virus de la gripe y por qué es tan contagioso?

Los virus de la gripe se presentan en forma de epidemias, ya que se transmiten enseguida a través de la tos o los estornudos de una persona infectada y pueden permanecer en los objetos varios días.

Mediante las manos que tocan la cara se introducen en las vías respiratorias, se fijan en las mucosas y penetran en las células, donde se reproducen con gran rapidez.

Otra característica es que se modifican o mutan con facilidad, por lo que los anticuerpos que el organismo ha podido fabricar durante una epidemia anterior no son eficaces en la siguiente.

La vacuna antigripal, aunque puede ser útil en personas con patologías de riesgo (respiratorias, cardiacas), no consigue una inmunización total (hay personas vacunadas que contraen la gripe) y no está exenta de efectos secundarios (a veces, tras la vacunación, se presentan síntomas semejantes a los de la propia gripe).

¿Por qué las gripes y catarros aparecen con el frío?

El clima influye en la aparición de gripe y resfriados. En invierno, el enfriamiento de la piel y la congestión de la mucosa respiratoria provocan una disminución del riego sanguíneo, lo que favorece las infecciones. De ahí que convenga tener una adecuada adaptación al frío.

La capacidad termorreguladora del organismo se ejerce principalmente a través de la piel, cuya buena circulación sanguínea es decisiva a la hora de evitar resfriados. Se aconseja no abrigarse en exceso y frecuentar lugares sanos y aireados, sobre todo en espacios naturales.

En casa y en el trabajo conviene mantener la humedad del aire entre el 50 y 60%. La calefacción excesiva reseca el aire, y la mucosa de la nariz y la garganta (vías de entrada de los microbios) precisan humedad.

Factores de riesgo para resfriarse (o coger la gripe)

  • Los fumadores son más vulnerables a gripe y resfriados, ya que el tabaco seca e irrita la mucosa de la nariz y la garganta, lo que debilita sus defensas naturales. También destruye un alto porcentaje de vitamina Cprotectora: cuatro cigarrillos consumen unos 100 mg.
  • La contaminación ambiental y alimentaria (plaguicidas, aditivos, hormonas, metales pesados…) tiende a dificultar las vías de eliminación del organismo y altera el sistema inmunitario, lo que crea un medio favorable a las infecciones.
  • Una situación de estrés, físico o psicológico, disminuye la resistencia a los virus. La respuesta al estrés de las glándulas suprarrenales tiende a reducir la actuación del timo, un importante centro del sistema inmunitario.

Prevenir el contagio de virus y resfriados: medidas útiles

1. Extremar la higiene

Como el contagio de gripe y resfriados se produce a través de las manos y el aire, conviene lavarse las manos a menudo con jabón, además de usar pañuelos de papel para sonarse y taparse la boca al toser y estornudar.

También es importante que el ambiente donde se vive y trabaja sea saludable, por lo que conviene airear las habitaciones, así como mantener cierto grado de humedad.

Para no contagiarse, sobre todo en época de epidemias, es aconsejable evitar en lo posible lugares con aglomeraciones: transportes públicos, almacenes, cines, discotecas… Sin olvidar que acudir sin causa realmente justificada a ambulatorios y hospitales es una manera fácil de contagiarse.

2. Beber muchos líquidos

Cuando la mucosa respiratoria está deshidratada se favorece la presencia de virus y su diseminación. Por eso beber suficiente líquido protege frente a las infecciones y aumenta la actividad de los glóbulos blancos al disminuir la cantidad de solutos en la sangre.

Lo mejor es beber agua mineral (unos ocho vasos al día). También caldos de verduras y zumos de fruta frescos (naranja, limón, piña, manzana…), preferiblemente algo diluidos para rebajar la concentración de azúcares. Son típicos los zumos tibios de limón con miel: los cítricos ayudan a expulsar mucosidades, y la miel suaviza y desinfecta la garganta.

Para comprobar que la ingesta líquida es adecuada hay que fijarse en la orina: si sale clara o bien demasiado concentrada y amarilla (menor hidratación).

Una vez que tenemos síntomas:

  • Si hay congestión, se recomienda realizar vahos con vapor de agua. Puede colocarse en la habitación algún recipiente con agua
  • En caso de mucosidad o irritación nasal, conviene hacer lavados de nariz con suero fisiológico.
  • Para el dolor de garganta resultan útiles los gargarismos de agua templada con zumo de limón o con sal.
  • La fiebre es un mecanismo de defensa del organismo y no es necesario combatirla si no es excesiva o afecta a niños pequeños. Es preferible usar paños mojados sobre la frente y abundante hidratación.

3. Una alimentación adecuada

Para favorecer la prevención la dieta debe ser equilibrada y rica en vitaminas y minerales.

Hay que dar predominancia a verduras, frutas y cereales integrales, a ser posible biológicos.

  • Los vegetales amarillos, naranjas o rojos son especialmente ricos en fitoquímicos protectores.
  • Los cítricos contienen abundante vitamina C y flavonoides, por lo que es aconsejable comer naranjas, mandarinas o pomelos durante el día.
  • La vitamina A ayuda al buen estado de las vías respiratorias y podemos encontrarla en la zanahoria, el perejil, la calabaza, el boniato y el queso.
  • Las vitaminas del grupo B también protegen frente a las infecciones y se encuentran en la levadura de cerveza, las harinas integrales y los frutos secos.
  • La vitamina E tiene una acción antioxidante frente a los radicales libres y se halla en los huevos, el germen de trigo, los frutos secos y la lechuga.
  • Tomar un yogur al día puede reducir en un 25% el riesgo de resfriado o gripe. Se sabe que sus bacterias probióticas(sobre todo Lactofilus y Bifidus) mantienen la flora intestinal y en consecuencia un buen nivel inmunitario.
  • Por el contrario, resultan inadecuadas las dietas con un exceso de carbohidratos, sobre todo refinados: pan, galletas, pasta, dulces y bollería industrial. Estos, además de formar mucosidades, reducen la capacidad inmunitaria (la glucosa y la vitamina C entran en competencia para ser transportadas en la sangre).
  • Debe evitarse especialmente el azúcar blanco, pues se ha comprobado que una sola cucharadita afecta al sistema inmunitario durante varias horas.
  • También conviene evitar el exceso de sal (fritos o conservas).
  • Los fritos y las grasas animales sobrecargan el hígado, importante depurador del organismo.
  • No se debe abusar de la leche (que tiende a aumentar las mucosidades).
  • Se aconseja igualmente reducir el consumo de café y bebidas alcohólicas.
  • Tanto el ajo como la cebolla tienen un gran interés frente a las infecciones en general y las víricas en particular. Su peculiar y fuerte olor se debe a la presencia de compuestos azufrados que por un lado refuerzan la capacidad defensiva de la mucosa respiratoria y por otro ayudan a las funciones hepáticas.
    • Uno de los componentes del ajo, la alicina, tiene un efecto antibiótico y antivírico, por lo que su consumo habitual ayuda a prevenir y combatir las infecciones. Pero debe tratarse de ajo fresco y crudo.
      Un diente al día es un excelente agente antimicrobiano. No hay que ingerirlo tal cual sino aplastado con ayuda de una cuchara, pues así la alicina se muestra más activa. Para disimular su fuerte olor se puede mezclar, previamente machacado, con zumo de naranja y limón. Puede tomarse dos o tres veces al día durante una semana.
    • La cebolla tiene propiedades parecidas al ajo. Contiene un aceite volátil con efecto desinfectante, antibiótico y antivírico. Por tal motivo es recomendable aumentar su consumo añadiéndola a las ensaladas. Otra opción es mezclar rodajas de cebolla con miel. O bien sumergir brevemente unas rodajas de cebolla fresca en un vaso de agua caliente y beberla a sorbos durante el día.
      También recomienda la medicina popular colocar en la mesita de noche de un griposo o de quien tiene tos una cebolla partida por la mitad o troceada. Otra posibilidad es beber fuera de las comidas un poco de su zumo mezclado con el de naranja.

Para evitar el mal aliento tanto del ajo como de la cebolla se aconseja masticar una ramita de perejil después de comerla

4. Complementos dietéticos para subir las defensas frente a virus de resfriados y gripe

Algunas vitaminas y minerales pueden tomarse en forma de preparados dietéticos de forma preventiva:

  • Vitamina A. Protege el epitelio del aparato respiratorio y favorece la expulsión de mucosidades. Es preferible tomarla en forma de betacaroteno (provitamina A): en adultos en fase gripal aguda, 15.000 mcg al día una o dos semanas; como prevención en caso de epidemia, 9.000 mcg diarios durante una semana.
  • Vitamina C. Protectora y antioxidante, al aumentar la producción de anticuerpos. Puede tomarse una dosis preventiva de 500 a 1.000 mg al día durante otoño e invierno. Si hubiera síntomas gripales, puede aumentarse a 1.000 mg cada 6 horas durante varios días.
  • Cinc. Es importante para mantener un buen estado inmunitario y tiene una acción directa antivírica. A modo preventivo, puede tomarse (por ejemplo gluconato de cinc) de 15 a 30 mg al día durante dos o tres meses. En caso de afectación gripal, se aumenta a razón de 100-200 mg al día durante 5 días.
  • Magnesio. Contribuye a aumentar las defensas (glóbulos blancos fagocitos) y evitar la gripe. A principios de otoño puede hacerse una cura preventiva bebiendo cada día medio vaso de agua mineral con cloruro de magnesio (20 g por litro), durante dos o tres semanas. Está contraindicado si hay insuficiencia renal o dispepsia hiperclorhídrica.

5. Fitoterapia: plantas medicinales y aceites esenciales contra los síntomas del catarro

Entre las plantas resultan útiles para proteger frente a la gripe y el resfriado:

  • Equinácea. Planta originaria de Norteamérica, aumenta las defensas del organismo, en particular frente a los virus, y tiene propiedades antiinflamatorias. Puede utilizarse en otoño-invierno cuando aparezcan síntomas gripales para acelerar su curación. La dosis diaria durante dos semanas varía según la presentación: tintura madre, 60 gotas; extracto fluido, 30 gotas; y extracto seco, 0,5 g.
  • Shiitake. Es un seta de Asia, donde se usa culinariamente, que ha demostrado en diversos estudios científicos que tiene propiedades antivíricas y antitumorales. Comercializado como suplemento dietético, es un remedio natural para prevenir las infecciones víricas.
  • Jengibre. Tiene propiedades antisépticas, calma la tos y alivia los problemas respiratorios que acompañan a la gripe y los resfriados. Se recomienda machacar un diente de ajo, rallar un trocito de jengibre fresco, exprimir un limón y añadir una taza de agua caliente y miel al gusto. Se toman dos o tres tazas al día.
  • Té verde. Como el ajo, tiene propiedades antivíricas y estimula el sistema inmunitario previniendo gripe y resfriados. En la época de epidemia es aconsejable tomar de 3 a 5 tazas diarias de infusión.
  • Tomillo. De propiedades antisépticas, pectorales y expectorantes, resulta muy útil en todo tipo de infecciones del aparato respiratorio: resfriado común, gripe, tos, bronquitis. Puede tomarse 3 veces al día la infusión de una cucharadita de flores secas por taza.

Dado que la gripe y el resfriado se transmiten por vía aérea, puede ser de gran ayuda la fitoterapia con aceites esenciales.

En casos de epidemia gripal y como prevención al acudir a lugares concurridos, es aconsejable respirar de vez en cuando un pañuelo embebido con gotas de aceite esencial de lavanda, planta de reconocidas propiedades antiinfecciosas.

Otro procedimiento muy útil, sobre todo si hay personas resfriadas o con gripe en casa, es utilizar un difusor de aceites esenciales, ya que estos desinfectan agradablemente las habitaciones en las que puede haber gérmenes. Existen varios aceites esenciales útiles en este sentido, además de la lavanda: pino, eucalipto (contraindicado en caso de asma), espliego, romero, tomillo, limón, ciprés…

6, Combatiendo el estrés como factor de riesgo: ejercicio, baños y relax para prevenir enfermedades

El ejercicio físico moderado favorece las defensas naturales, estimula la circulación sanguínea y la consiguiente oxigenación orgánica. Especialmente beneficiadas son las mucosas del tracto respiratorio. Sin embargo, el ejercicio demasiado enérgico o prolongado puede tener el efecto contrario: disminución del número de leucocitos e inmunoglobulinas.

Varios estudios indican que una sauna dos veces por semana en la época de epidemia gripal reduce la posibilidad de contraer infección. El efecto puede ser debido a la depuración del organismo que conlleva esta práctica (aumento de la sudoración) y al hecho de que el aire respirado en la sauna es demasiado caliente (más de 80 ºC) para los virus causantes de la gripe y el resfriado.

También son beneficiosos y preventivos los baños de agua caliente que favorecen la eliminación de toxinas a través de la piel. Es aconsejable finalizarlos con una rápida fricción de agua fría (con las manos, manopla o una toalla), abrigándose rápidamente.

El cansancio disminuye las defensas del organismo, impidiendo que este se renueve y desintoxique. Por eso dormir las horas suficientes (de 6 a 8) y buscar momentos de relajación durante el día que compensen el estrés, ayuda a mantener alejados la gripe y los resfriados.

El sistema inmunitario funciona mejor durante la fase vegetativa parasimpática, que es la que predomina en los periodos de descanso, relajación, meditación y sueño. La relajación activa la presencia en la sangre de agentes defensivos como las interleuquinas.

7. Eficacia de la homeopatía y los oligoelementos

Los síntomas gripales se pueden prevenir con la ayuda de oligoelementos y remedios homeopáticos.

  • Manganeso-Cobre: 1 ampollita 2 veces por semana (o 3, si se tiene tendencia a resfriarse), dejando el líquido en la boca un par de minutos antes de tragar. La misma dosificación para niños y adultos, durante otoño e invierno.
  • Anas barbariae 200 K: antivírico homeopático (la denominación más conocida es Oscilococcinum 200 K) en forma de glóbulos. En caso de posible epidemia, un cuarto de tubo cada 2 semanas durante 2-3 meses. Si en el entorno hay gripe, cada semana.

Una vez contraída la infección su utilización puede asimismo acortar el proceso y ayudar al organismo a recuperarse. Desde los primeros síntomas se puede tomar:

  • Cobre: 1 ampollita 3 veces al día, 3 días. Acorta la duración y evita complicaciones.
  • Anas barbariae 200 K: de 10 a 15 glóbulos cada 12 horas y durante 3 días.

También pueden utilizarse otros remedios homeopáticos según la sintomatología:

  • Aconitum: comienzo brusco, fiebre alta; piel roja, caliente y seca; gran inquietud.
  • Bryonia: dolor de espalda y extremidades, que se agravan con el movimiento; cefalea; garganta seca, sed intensa.
  • Eupatorium: escalofríos que recorren la espalda; dolores óseos en espalda y miembros como si estuvieran magullados.
  • Gelsemium: escalofríos que comienzan en pies y manos; cansancio, pesadez, párpados caídos; ausencia de sed; confusión, aturdimiento.
  • Rhus tox: escalofríos como si salpicaran con agua fría; dolores articulares que se agravan al iniciar el movimiento y mejoran al proseguirlo; inquietud que hace dar vueltas en la cama o levantarse; a menudo aparece herpes labial.

Estos remedios se toman a la potencia 5 o 7 CH, 3 gránulos cada 6, 8, 12 o 24 horas, espaciando las tomas según se mejora y durante varios días si es necesario. Se dejan de tomar si cesan los síntomas.

Libros sobre tratamientos naturales de catarros y gripes

  • El catarro y la gripe; Laurel Vukovic, Ed. Nowtilus
  • Antibióticos naturales; Petra Neumayer, Ed. RBA Integral
  • Los catarros y la gripe. Guía médica de remedios caseros; Jesús Domingo, Ed. Tutor