Ah, el verano, la playa, la piscina, el campito... El tiempo libre nos permite intercalar un paréntesis en el ajetreo mental y recuperar el sosiego perdido. Es tiempo de volver a conectar con la naturaleza y también con nuestra naturaleza interior, de conectar con nuestro yo más ancestral. ¿Cómo recuperar esta conexión con nuestro interior en verano?

14 formas de recuperar el ritmo interno de la naturaleza

1. Hacer jercicio regular

Restablecer el equilibrio entre ejercicio y descanso es una buena manera de empezar.

En función de la edad y el estado de forma física, el ejercicio podrá ser más o menos intenso, pero la clave es la regularidad, trátese de ejercicios de hatha yoga, de andar, correr o pedalear, de nadar en la piscina o acudir al gimnasio.

2. Naturalizar la dieta

La alimentación ha de ser rica en alimentos frescos, mejor de cultivo biológico. Puede experimentarse con ensaladas a base de crudités (zanahoria, col, bulbo de hinojo, nabo, pipas de calabaza...).

En caso de padecer trastornos intestinales (estreñimiento, diarrea), resolverlos tiene una importancia fundamental. Si no es posible con la dieta, habrá que buscar ayuda extra (naturopatía, homeopatía, acupuntura...).

3. Respirar conscientemente

Si existe una herramienta universal que ayuda a sincronizar el corazón, el cuerpo y la mente, esa es la respiración.

Prestar atención a la respiración, a su amplitud, calidad y ritmo, surte un efecto instantáneo en el cuerpo y la conciencia. Las elucubraciones mentales retroceden entonces y la serenidad se abre paso.

4. Recibir un masaje

Al cuerpo le encanta recibir masajes y la mente también los agradece.

Podemos recibir un masaje relajante sin tiempo límite; o mejor aún: aprender a dar masajes para dar y recibir uno cada día de las vacaciones.

5. Hacer taichí

Junto al yoga, el taichí es el ejercicio que mejor conecta a la persona con su ritmo interior.

Consiste en una serie de movimientos gráciles que armonizan la circulación energética del cuerpo. Al principio se precisa la ayuda de un profesor.

6. Compartir emociones

Reunirse con los amigos de forma regular también ayuda enormemente a recuperar el ritmo interno. Los motivos pueden ser fáciles, como escuchar música y bailarla o disfrutar de la naturaleza.

Si se trata de personas con las que se comparten valores e inquietudes, con las que es factible mostrarse tal como uno es, más inspirador será el encuentro.

7. Observar a los animales

El tiempo libre permite el contacto con animales, con los que habitualmente nos relacionamos poco.

Agudizando la sensibilidad es fácil sentirse reconfortado por el relinchar de un caballo tranquilo, la mirada de un perro, el graznido de un ganso o el silbido de un mirlo.

Diversos estudios confirman que los animales actúan como pequeños terapeutas, sea como mascotas o en terapias asistidas (caballos, delfines...).

8. Cultivar un huerto

Si se tiene la suerte de disponer de un huerto, o de que lo tenga un amigo, será un placer incorporar sus dones a nuestros platos. Imposible disfrutar de más frescor y garantías de calidad.

También pueden plantarse variedades locales. Hoy existe un intercambio de semillas ecológicas a nivel mundial que permite recuperar especies en peligro de extinción.

9. Descansar

Quienes se dedican a una profesión centrada en el cuidado de los demás, como los médicos, los enfermeros, los trabajadores sociales e incluso los que cuidan a una persona en casa, a veces pueden encontrarse agotados a causa de su actividad.

Si esto sucede, lo mejor es renunciar por un tiempo a esta dedicación, para evitar caer en la pérdida del entusiasmo, así como para reponer fuerzas y recuperar la inspiración inicial.

10. Dar a los demás

¿Cuánto hace que no damos algo sin esperar nada a cambio? ¿Cuándo fue la última vez que dimos prioridad al bienestar de otra persona y nos olvidamos de nosotros?

La acción desinteresada, mientras no entrañe una huida permanente de uno mismo, genera una vía fecunda hacia la felicidad. Un corazón sano no entiende de rencores, de envidias, de tacañerías; su lenguaje es la entrega, el amor, las caricias y las sonrisas sin condiciones.

La entrega puede consistir por ejemplo en dar algo por sorpresa y permanecer anónimo. Se trata de un camino que reconforta al corazón.

11. Interaccionar con la comunidad

La sensación de pertenecer a una comunidad es uno de los rasgos más tranquilizadores para el ser humano.

Las preocupaciones, el descontento, la frustración, la incertidumbre y los problemas personales fácilmente pueden llevar a sentirse inquieto o insatisfecho.

De esos sentimientos de aislamiento pueden brotar la ansiedad o la depresión. Un antídoto consiste en interaccionar más con los demás.

Por ejemplo durante las vacaciones se puede realizar algún trabajo desinteresado. O bien una actividad formativa o artística que permita explorar el propio interior. Y siempre hay ocasiones para mejorar la relación con las personas del vecindario.

12. Observar las estrellas

El cielo de una noche de verano pone un marco cósmico a una buena conversación... o a la compañía del silencio.

En la constelación de Perseo culmina cada año por San Lorenzo (10 de agosto) una lluvia de estrellas fugaces, las Perseidas –en la práctica se extiende del 16 de julio al 24 de agosto–.

También podemos admirar al Cisne, volando con sus alas desplegadas, y a muchas otras estrellas cuyo brillo nos acerca a la eternidad.

13. Practicar yoga

El yoga es un trampolín perfecto hacia una vida equilibrada tanto para personas sanas como para quienes sufren alguna discapacidad. Pero en ocasiones puede ser una disciplina demasiado estricta.

Experimentar diferentes tipos, hacerlo en pareja o en grupo puede ser una forma de motivarse. Solo hay que tener unas sencillas recomendaciones:

  • Estira los músculos antes de comenzar. Cualquier músculo es capaz de producir una mayor contracción si primero se ha estirado. Sencillos y ligeros ejercicios de estiramiento preparan para una mejor realización posterior de las asanas o posturas de yoga.
  • Diseña tu propia sesión. Tras realizar el "Saludo al Sol", y las asanas fundamentales, añade a tu propia sesión aquellas posturas y variantes con las que te sientas más a gusto. Al relajarte en cada postura podrás sentir cómo profundizas en la sintonía con tu interior.
  • Practica pranayama. Los ejercicios de pranayama son óptimos para restablecer el ritmo interno. La respiración alternada (Anuloma Viloma), es decir, inspirar por la fosa nasal izquierda, espirar por la derecha, inspirar por la derecha, espirar por la izquierda... (se cierran lateralmente con los dedos), es un ejercicio que intensifica la energía vital, apto incluso para niños y ancianos.
  • Haz yoga en pareja. El yoga en pareja es una variedad poco conocida en nuestro medio. Aprovechando la ley de la gravedad, se puede potenciar más el efecto de determinadas posturas que de forma individual. Una buena ayuda es el libro Yoga para dos (Ed. RBA).
  • Busca tu propio punto de partida. Empieza justamente donde está tu situación actual. No estás compitiendo con nadie, y mucho menos contigo mismo. Deja que el cuerpo se encuentre a sí mismo en cada postura. De esta manera evitarás lesiones prematuras.

14. Aprende del pensamiento budista

Uno de los factores que más interrumpe la armonía interna es el sufrimiento. El budismo lleva siglos investigándolo y tratándolo.

La "existencia del sufrimiento" (primera noble verdad del budismo) constata la existencia de un flujo mental constante responsable del sufrimiento.

Para eliminar el sufrimiento el primer paso es entenderlo. Cuando eso ocurre, nos damos cuenta de que solemos sufrir en exceso y de forma inútil.

Hay tres puntos importantes para que eso no suceda:

  1. Aceptar las cosas como son. La insatisfacción suele originarse por una motivación extremadamente egocéntrica. Cuando una persona piensa únicamente en ella misma, la mente se vuelve muy posesiva y cualquier pequeño problema aparece enorme. Hay dos elementos importantes para la paz mental. El primero consiste en definir bien un problema, de forma realista; de ese modo no habrá consecuencias inesperadas. El segundo es el amor desinteresado, que abre nuestra puerta interna. Las carencias disminuyen entonces.
  2. Despreocuparse. A más calma interna, menos preocupación por la apariencia externa. Si cometes un error, perdónate. Y cuando otros también cometan errores, sonríe con ellos y no se los tengas en cuenta.
  3. La amabilidad como camino. La evolución interior, con un mejor fondo espiritual, aparece de forma natural por la edad. Pero también puede ocurrir a través del esfuerzo. Para estar en esta vida de manera más feliz y tranquila, a pesar de las dificultades, deben desaparecer el enojo, el odio, el miedo, la envidia, la sospecha, la soledad... Y debe aparecer la amabilidad. Cuando eso sucede, la persona deja de sentirse sola, y se siente "una" con el cosmos.

Algunos libros para encontrar la armonía

  • Primero, lo primero; Stephen R. Covey, Ed. Paidós
  • Salud total en 8 semanas; Andrew Weil, Ed. Urano
  • Yoga, mente y cuerpo; Sivananda Yoga V.C., Ed. Javier Vergara