Hasta que no se demuestre lo contrario, todos podemos contagiarnos e infectar a otras personas. Pero los estudios indican que puede haber diferencias entre personas en cuanto a capacidad para contagiar. No es una cuestión sin importancia porque conocer estas diferencias puede ayudar mucho a diseñar medidas preventivas eficaces.
El virólogo que asesora al gobierno japonés, Hitoshi Oshitani, de la Universidad de Tohoku en Sendai, no cree que los tests masivos sean la mejor solución porque está convencido de que solo unas pocas personas infectadas transmiten el virus. Aislar a estas personas y a su entorno sería la medida más eficaz para contener la pandemia. Por eso en un estudio reciente investigó quiénes son los supercontagiadores y dónde están.
Un país tan densamente poblado y cercano a China como Japón era en un principio candidato a padecer un brote masivo de Sars-CoV-2. Pero el país superó la primera ola de la pandemia mejor que la mayoría de los otros países. Con 126 millones de habitantes solo hubo 24.000 infecciones comprobadas y casi 1.000 muertes.
Estas cifras se consiguieron realizando un exhaustivo rastreo de los casos (los contactos de las personas infectadas se aislaban enseguida), llevando mascarilla desde el principio, cerrando escuelas, lugares de ocio y espectáculos, pero nunca se llegaron a establecer medidas de confinamiento obligatorio como en España y muchos otros países.
Sin embargo, el número de infecciones ha aumentado recientemente, especialmente entre los 14 millones de habitantes de la ciudad de Tokio. El 70 por ciento de los nuevos afectados tienen entre 20 y 30 años y los casos actuales tienen su origen en los distritos de vida nocturna de la ciudad.
Aumento de casos entre gente joven
El creciente número de casos preocupa a las autoridades, pero de alguna manera confirma las tesis del virólogo Oshitani. En un estudio descubrió que los brotes generalmente comienzan en personas jóvenes infectadas que tienen pocos o ningún síntoma.
Los estudios internacionales de observación respaldan cada vez más la teoría de Oshitani de que la mayoría de las personas infectadas no contagia prácticamente a nadie y en cambio unas pocas causan muchos pacientes nuevos. Los científicos están prestando cada vez más atención a los denominados "supercontagiadores" y a los lugares que favorecen tales infecciones.
“Probablemente el diez por ciento de los infestados causan el 80 por ciento de la propagación. Si los expertos supieran dónde se dan podrían tratar de prevenir los brotes en lugar de paralizar grandes áreas de la sociedad", afirma el epidemiólogo Adam Kucharski, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
¿El monitoreo de clústers es mejor que las pruebas masivas?
El objetivo de la estrategia japonesa para combatir el coronavirus era no paralizar a la sociedad. Oshitani es parte del equipo de crisis del gobierno y ayudó a dar forma al camino que ha elegido el país, basado en lo que se denomina "monitoreo de clústers". Esto significa que tan pronto como se produce una infección, los contactos de la persona en cuestión se rastrean y su entorno se envía a cuarentena como medida profiláctica, sin esperar los resultados de las pruebas.
Supercontagiadores: jóvenes asintomáticos con ganas de fiesta
Los científicos no siempre encuentran a la persona supercontagiadora que desencadena un brote. Hasta ahora solo ha sido posible en 22 casos, pero ha sido posible determinar que muchas eran mujeres menores de 30 años asintomáticas. Los científicos aún no tienen una explicación para está capacidad propagadora de las mujeres jóvenes. Pero sí han conseguido describir los escenarios donde se producen buena parte de los contagios:
- Por contacto cercano en espacios cerradas con poca circulación de aire.
- Lugares donde las personas realizan esfuerzos respiratorios (como los gimnasios)
- Donde se habla en voz alta con música o donde se canta (conciertos, clubes, bares, pubs y karaokes).
- Frecuentados principalmente personas más jóvenes.
Por lo tanto, el mayor riesgo de infección proviene de los bares de karaoke, que son muy populares en Japón, y no del concurrido metro de Tokio, como se podría sospechar. Por supuesto, ha jugado en contra de la transmisión que muchos japoneses lleven mascarilla en el metro. Además no suelen hablar por teléfono en el metro y se mantienen, en general, en silencio.
El ejemplo del SARS
Oshitani también explica por qué considera que el seguimiento de los supercontagiadores y sus grupos de contacto es la medida más importante en la lucha contra Covid-19: “Ya habíamos descubierto en la epidemia del SARS que no todos infectaban, sino que unos pocos contagiaban a muchos otro. Los supercontagiadores creaban clústers. También sospechamos esto con el nuevo coronavirus".
Los autores ven el resultado de su estudio como una contribución importante a la lucha adicional contra las pandemias. Si se conocen los factores de riesgo para los grupos de infección, se pueden aplicar medidas de cuarentena mucho más específicas.
Pero aunque cada vez está más claro qué situaciones pueden convertirse en eventos de contagio masivo, hasta ahora una cosa ha sido imposible: reconocer de antemano al supercontagiador entre la multitud.
Referencia científica: