Cada vez es más frecuente encontrar platos, tazas y cubiertos de bambú. Su aspecto es ligeramente diferente al plástico, las superficies son mates y parecen más orgánicos.

Los fabricantes los presentan como una alternativa natural y sostenible al plástico, libre de bisfenol (BPA) y flalatos, pero, ¿cómo están fabricados?, ¿son realmente seguros para la salud?, ¿son biodegradables?

No son solo de bambú, también pueden contener melamina y formaldehído

En las etiquetas los fabricantes solo mencionan el bambú, una planta muy atractiva porque ofrece una fibra resistente y su cultivo puede ser sostenible, pero es fácil suponer que debe haber algo más. Y así es. La mayoría de tazas y vajillas se moldean a partir de una mezcla de polvo o fibra de bambú, harina de maíz, melamina y formaldehído. Los dos primeros ingredientes son óptimos; los dos últimos, no.

La melamina es un compuesto orgánico que se mezcla con formaldehído para crear un resina adhesiva que aglutina el polvo de bambú y la harina de maíz en una masa moldeable. En esta masa, la proporción de bambú suele situarse entre el 20 y el 40%.

La melamina y el formaldehído se disuelven en los alimentos

El problema radica en que tanto la melamina como el formaldehído se pueden transferir a los alimentos, sobre todo cuando estos son ácidos (tomate, vinagre, zumo de naranja...) o están calientes (por encima de los 70 ºC, como suele ocurrir en el caso de las tazas para el café o el té).

Según un estudio publicado en el prestigioso Journal of the American Medical Association - Internal Medicine, se desconocen las consecuencias a largo plazo de la ingesta repetida de pequeñas cantidades de melamina.

En dosis altas, aumenta el riesgo de fallo renal e incluso puede producir la muerte. Síntomas de intoxicación con melanina son irritabilidad, sangre en la orina y presión arterial alta.

El formaldehído, que se mezcla con la melamina, es un compuesto químico volátil con multitud de aplicaciones en la industria (desde fabricación de plásticos y contrachapados de madera a cosméticos).

Sus efectos sobre la salud dependen de la dosis y la vía de entrada en el cuerpo (por la respiración, a través de la piel o ingerido), pero se relacionan con irritación, reacciones alérgicas, disrupción endocrina y, en exposición prolongada a pequeñas dosis, con cáncer.

Descubiertos por análisis en Alemania y Polonia

Según un análisis sobre 13 vajillas de bambú, realizado por la oficina de investigación para el control de los alimentos y de la salud animal del estado alemán de Baden-Wuerttemberg, tres de cada cuatro productos liberaban melamina a los alimentos por encima de los límites establecidos por las normas europeas (2,5 mg por kg) y todos fueron considerados como no comercializables debido, entre otras razones, a las etiquetas engañosas (uno de los productos llegaba a presentarse como una "alternativa a la melamina" cuando en realidad estaba hecho con esa sustancia).

Los alemanes no han sido los únicos en descubrir irregularidades. En diciembre de 2018, las autoridades polacas sometieron a análisis unas tazas de bambú que se vendían en los supermercados Aldi y descubrieron que liberaban una cantidad de formaldehído superior a la permitida legalmente.

Sin embargo, productos similares continúan comercializándose en toda Europa debido a que no son correctamente declarados en las aduanas y escapan de esta manera al control.

Hay que destacar que la melamina es un material autorizado para fabricar vajillas, que sobre todo van destinadas a los niños, porque son más resistentes que el cristal o la cerámica.

Por otra parte, además de todos los riesgos para la salud mencionados, resulta que la melamina es un material que no se puede reciclar.

La alternativa a la melamina tampoco es recomendable

Algunas tazas y platos de bambú están fabricados sin melamina. Recurren como aglutinante a un material denominado ácido poliláctico (PLA, por sus siglas en inglés), que se obtiene a partir de maíz fermentado.

Es un plástico biodegradable, que se utiliza en cirugía como material reabsorbible por el cuerpo sin consecuencia.

En principio parece una opción mucho mejor, sin embargo, según las pruebas efectuadas en Baden-Wuerttemberg, estos recipientes muestran alteraciones tras estar en contacto con alimentos ácidos a 70 ºC durante dos horas. Por ello la oficina alemana considera que no son adecuados para contener café, té u otros alimentos ácidos y calientes.

Es posible que alguna taza o plato de bambú esté fabricado de otra manera, sin melamina ni formaldehído y con materiales más resistentes que el ácido poliláctico. El fabricante de un producto así debería ofrecer toda la información al consumidor sobre la composición real y la seguridad del material para poder distinguirlo de los productos de menos calidad e inseguros.

Referencias:

  • Iris Eckstein, Magdalena Lubecki y Uwe Lauber. Consumer Fraud: Falsely Declared “Ecological” Bamboo Tableware Contains Much Plastic. www.ua-bw.de
  • Chia-Fang Wu et al. A Crossover Study of Noodle Soup Consumption in Melamine Bowls and Total Melamine Excretion in Urine. JAMA Internal Medicine.