Vista, oído, olfato, gusto y tacto nos abren la puerta al mundo exterior y permiten que lo disfrutemos. Pero el estilo de vida actual provoca que, en ocasiones, no aprovechemos las grandes posibilidades que nos ofrecen.
Aquí te proponemos maneras de reconectar con los sentidos y también de descansar de ellos cuando nos saturan los estímulos.
Gestos a flor de piel
Estas experiencias estimulan el tacto en un constante diálogo con el cuerpo.
1. Abrazar un árbol
Abrazar el tronco de un árbol, notando su rugosidad y los recovecos de su corteza, es una forma de agradecerle su vital labor y sentir su fortaleza y enraizamiento. La experiencia indica que cada especie arbórea, incluso cada ejemplar, transmite una sensación diferente.
2. Acariciar una mascota
El simple gesto de acariciar a un gato o a un perro contribuye a reducir la tensión arterial. Sentir la suavidad de su pelaje relaja y reconforta. También lo hace el ronroneo en el caso de los felinos.
3. Andar descalzo
El tacto no es territorio exclusivo de las manos. Se puede sentir a través de otras partes del cuerpo, como los pies. Pasear por la playa o sobre la hierba, liberándolos de la compresión de los zapatos, afina el tacto y mejora la circulación.
4. Darse un masaje
Sentir cómo manos profesionales o amigas relajan poco a poco nuestra musculatura nos abre al poder terapéutico del tacto. Regalarse un masaje con piedras calientes es otra buena opción. Si tenemos dolor, un automasaje también puede aliviarnos.
Aprender a ver con los ojos de la mente
Algunas meditaciones y visualizaciones contribuyen a afinar nuestros sentidos.
5. Cerrar los ojos
La vista es el sentido predominante; por eso, para potenciar a los demás, a veces cerramos los ojos por instinto (por ejemplo, al besar o al escuchar). Hacer actividades cotidianas cerrando los ojos, como comer o recorrer un espacio conocido de la casa, estimula los otros sentidos.
6. Mirada interior
Atender a los órganos internos aporta conciencia corporal.
- De pie, en un lugar silencioso con luz tenue, sentimos cómo los pies se enraízan, cómo nos sostienen piernas y espalda, cómo la tensión tal vez se acumula en la nuca.
- Luego, sentados y con los ojos cerrados, escuchamos nuestro corazón, la respiración, incluso podemos imaginar el recorrido de la sangre y cómo nos oxigena.
7. Nuestro lugar en el mundo
En momentos de estrés, cerrar los ojos unos minutos y simplemente "observar" un lugar que nos relaje, fijándonos en los sentimientos que nos despierta, puede aportar un gran bienestar.
Dales un merecido descanso a tus sentidos
Podemos dar un respiro a los sentidos con sencillos gestos como los siguientes.
8. Té, para tus ojos
Para aliviar la vista cansada tras una jornada de ordenador:
- Se aplican sobre los ojos cerrados dos discos de algodón empapados en una infusión fría de té negro.
- Tumbados, los dejamos actuar unos 10 minutos.
Si se sienten molestias en el trabajo, cerrar los ojos y taparlos con ambas manos, sosteniendo con las palmas el peso de la cabeza, es un gesto que reconforta.
9. Gravedad cero
La terapia de flotación se basa, precisamente, en descansar los sentidos. Consiste en flotar, boca arriba, en agua con abundantes sales de Epsom. En la cabina se puede elegir que no haya ni luz ni sonido, eliminando así los estímulos externos.
10. Días de ayuno
"El ayuno es un camino olvidado hacia la salud que se debería recuperar como la mejor manera de desintoxicar, revitalizar, regenerar y recuperar el organismo ", señala el doctor Karmelo Bizkarra en su libro Cuidarte para curarte (Ed. Dilema).
Otro de sus beneficios es que ayuda a descansar el sentido del gusto. Conviene iniciar el ayuno de forma progresiva y con asesoramiento experto.