Andreas Michalsen acaba de publicar Curar con la fuerza de la naturaleza (Planeta). Es médico internista y defiende la naturopatía desde la medicina convencional por vocación y convencimiento, como antes hicieron su padre y su abuelo, también médicos.

Explica que su abuelo quiso ser médico tras comprobar en sí mismo los beneficios de las curas de agua. Su padre, Peter Michalsen, seguiría el mismo camino y fue pionero en obtener el título oficial complementario en Tratamientos Naturales que concedía el Colegio de Médicos del antiguo estado de Wurtemberg.

"En mi casa lo fundamental no eran nunca las enfermedades sino los recursos de los que disponen los pacientes para enfrentarse a ellas», comenta el doctor Andreas Michalsen.

Naturista por vocación y convicción

Además de médico internista, Andreas Michalsen es profesor de Naturopatía Clínica en el Hospital Universitario berlinés Charité y director de la Unidad de Naturopatía del Hospital Immanuel de Berlín.

Tanto en su práctica diaria como en su labor como científico, da una importancia crucial a la medicina cuerpo-mente (meditación, yoga, reducción del estrés), a la nutrición, al ayuno terapéutico y a las terapias humorales.

—Con siete años tuvo una bronquitis y su padre le llevó al mar del Norte para hacer una cura con agua de mar. ¿Acabó con su bronquitis?
—Estuve con mi padre en la isla de Sylt durante tres semanas. Cada día hacía gárgaras con agua salada, inhalaba agua salada e incluso tomaba un poquito de agua salada. Aquella fue la primera cura de naturopatía por adaptación de mi organismo que viví en carne propia.

Fue una curación por el denominado principio de estímulo-reacción. El estímulo del viento y del frío; la sal de mar en la nariz, las inhalaciones combinadas con movimientos en la playa… Todo esto junto consiguió que mi bronquitis desapareciera.

—Su padre tuvo que defender la naturopatía y la balneoterapia frente a sus colegas médicos convencionales. ¿Hoy la medicina integrativa está aceptada en Alemania?
—Tengo una cátedra en la Universidad de Berlín y esto demuestra un cierto reconocimiento. Ha habido un relevo médico generacional y, de hecho, el Hospital Immanuel de Berlín, en el que trabajo, es un hospital público con diferentes departamentos: medicina interna, naturopatía… y los pacientes acceden a nuestros servicios de naturopatía desde la Seguridad Social.

—¿Qué tratamientos realizan?
—Desde tratamientos de sanguijuelas, fitoterapia o hidroterapia, a ayurveda, meditación, yoga…

—¿Qué tipo de paciente solicita más esta medicina?
—Más mujeres que hombres, mujeres entre 40 y 65 años sobre todo. Son personas con buena formación y un alto poder adquisitivo.

—¿Qué es lo más demandado?
—El ayuno, la medicina cuerpo-mente, la fitoterapia…

—Realizan tratamientos con sanguijuelas y obtienen unos resultados extraordinarios en problemas como la artrosis, el codo de tenista…
—A mí también me sorprenden los buenos resultados.

Las sanguijuelas tienen ciertas sustancias en su saliva. Cuando una sanguijuela succiona se contrae todo el tejido muscular y estas sustancias, que son antiinflamatorias y analgésicas, se infiltran por la articulación y su entorno: ligamentos, tendones y músculo. Los pacientes mejoran enseguida.

En artrosis se puede aplicar unas dos veces al año, con resultados infinitamente mejores que las infiltraciones de ácido hialurónico.

—Usted defiende también la «sangría» o donación de sangre.
—Donar sangre es bueno para prevenir la diabetes y la hipertensión. Diferentes estudios científicos en Escandinavia demuestran que las personas que donan sangre habitualmente tienen menos incidencia de infarto.

Hay dos explicaciones: la primera es que se reducen las proteínas del hierro. No es bueno si tenemos poco hierro, pero tampoco si tenemos demasiado. A menudo las personas que se alimentan mal, que consumen mucha carne, tienden a tener más hierro y este hierro promueve la arteriosclerosis.

Por otro lado, cuando donamos sangre se crean nuevos glóbulos rojos, glóbulos jóvenes más suaves y esto es mejor para la irrigación sanguínea.

"Diferentes estudios científicos en Escandinavia demuestran que las personas que donan sangre habitualmente tienen menos incidencia de infarto."

—¿Cada cuánto tiempo deberían hacerse estas donaciones de sangre?
—Dos o tres veces al año está bien.

—Usted defiende también el ayuno como forma de promover la salud…
—Ayunar es un reset para el cuerpo. Comemos de forma continua: comidas para llevar, pastelitos, azúcares… El organismo siempre está ocupado digiriendo y las hormonas como la insulina aumentan cada vez más.

Si ayunamos, ayudamos al sistema a que pueda normalizarse.

—¿Cómo deberíamos hacerlo para que fuera saludable?
—Existe la posibilidad de hacer el ayuno por intervalos. Un día a la semana hacer una pausa de 14 a 16 horas, aprovechando la noche. Si dormimos 8 horas solo tomaremos un café o un té hasta el mediodía.

Otra posibilidad es comer muy poco tres días a la semana, y otra son las curas de ayuno, por ejemplo durante una semana. En este caso tomando solo dos pequeños vasos de zumo, uno por la mañana y otro por la noche, y al mediodía un caldo de verduras. Ese es el método Büchinger.

—Y cuando no hacemos ayuno usted propone tomar dos buenas comidas. ¿Por qué es mejor hacer dos comidas que cinco?
—Tomar dos comidas al día es la mejor forma de alimentarse. Lo ideal sería hacer un buen desayuno y un buen almuerzo, pero en nuestra vida social la cena es la comida familiar por excelencia, donde tenemos tiempo para compartir, y no vamos a estar tristes absteniéndonos.

"Tomar dos comidas al día es la mejor forma de alimentarse."

Por tanto, yo recomiendo comer bien al mediodía y algo ligero para cenar, y por la mañana, un café o un té.

—¿Y por qué un café?
—El café es muy beneficioso para el hígado, contra el alzheimer, contra el parkinson, contra la diabetes, contra los cálculos biliares…

—Lo decía porque es un alimento muy común pero muy cuestionado…
—El año pasado salió un estudio en Estados Unidos que demostraba que las personas que toman de tres a cuatro cafés al día viven más.

—En el Hospital Immanuel de Berlín realizan tratamientos de medicina ayurvédica. ¿Para qué problemas están más indicados?
—Se usa mucho la terapia nutricional, donde están muy presentes las especias: cúrcuma, pimientas…

También el yoga y los tratamientos con aceite, como el shirodhara, en el que durante 40 minutos se vierte un chorrito de aceite sobre la frente que ejerce un potentísimo efecto en problemas de ansiedad o estrés, y el abyanga, un masaje corporal muy completo.

Es una terapia holística, muy eficaz en enfermedades crónicas como artrosis, diabetes, parkinson…

3 claves de la medicina naturista

La medicina naturista se centra en promover un estilo de vida que ayude a recuperar y mantener la salud. Estas son algunas de sus ideas básicas:

  • Recurrir a cosas sencillas: dormir suficiente y utilizar la medicina que integra cuerpo y mente, como la meditación y el yoga, los paseos en la naturaleza o una alimentación vegetariana o vegana
  • Ayunos periódicos: es importante realizar una cura de ayuno una vez al año, y el mejor momento es en primavera. Y ayunar a intervalos, cuantos más días mejor. Es la forma de liberar al cuerpo de la carga excesiva.
  • Curación natural: cuando se tiene una enfermedad leve o un principio de enfermedad, hay que tratarse primero con naturopatía y hierbas medicinales y no pasar directamente a los antibióticos.